Dos veces en la misma piedra
La historia, por repetida, es ya dramática. En la noche del 15 de junio de 1977
el Gobierno retrasó conscientemente las informaciones sobra los resultados
electorales ante el avance, para ellos imprevisible, de la izquierda. En la
noche del 6 de diciembre da 1978, tres horas más tarde de ser cerrados los
colegios electorales, el eficiente equipo del Ministerio del Interior era
incapaz de ofrecer datos fiables sobre el porcentaje de votación en el
referéndum. ¿Ignorancia? ¿Sueños de manipulación? A la hora de cerrar esta
edición la impresión generalizada en las redacciones es que la Constitución ha
sido aprobada ampliamente, pero también que la abstención fue mayor de lo
previsto. Esta, evidentemente, es una noticia que empaña en cierta medida el
panorama. Pero lo que más lo empaña es el aparante deseo de esconder la cabeza
como los avestruces; si la democracia tiene un valor, es porque las urnas
hablan, incluso cuando no nos gusta lo que dicen.
(De "El País", edición especial.)