la plaza de la democracia
LISTER ANUNCIA LA PUBLICACION DE SUS MEMORIAS
"Yo acuso" a Carillo"
LOS LIDERES DEL PARTIDO COMUNISTA INICIAN EL 2.º ROUND DE SU COMBATE
Enrique Líster, legendario comandante del Quinto Regimiento, más tarde general republicano y de
los ejércitos soviéticos, polacos y checoslovacos. Gallego de nacimiento. Cantero de profesión.
Comunista fidelísimo a Moscú Expulsado del Partido Comunista Español en
1970. Anticarrillista a muerte. Su expulsión se produjo después de haberle sido negado por el propio
Santiago Carrillo el derecho a leer en el Pleno del Comité Central un largo documento en el que acusaba
con vehemencia y dureza al secretario general. Noticia en 1970 por su expulsión.
Noticia de nuevo en 1976 por haber acusado al grupo de Carrillo de traidor a la clase obrera, en un
mitin celebrado el pasado domingo en Bruselas. Y por haber amenazado con la publicación de sus
memorias, en las que se conocerán con pelos y señales «los auténticos crímenes de sangre que
cometió Santiago Carrillo».
Su «Yo acuso», zolesco, arrollador y despiadado, de 1970, circuló en una separata de un nuevo «Mundo
Obrero» seguidor de Líster, por entre los militantes del partido. Fue un escándalo, un duro golpe para
Santiago Carrillo, un azote a la otra militancia menos pura, desde su punto de vista. Enrique Líster, el
héroe novelado de la guerra española, el jefe incapaz de ceder terreno al enemigo, decía así en aquel
comunicado que hoy vuelve a adquirir singular relieve.
- ACUSO a Carrillo de practicar e imponer al Partido una política y unos métodos del más puro estilo
aventurero, terrorista, contrarios a todas las normas porque debe regirse un Partido Comunista.
- ACUSO a Carrillo de haber formado tribunal para interrogar y sumariar a todos los camaradas que
regresaron de los campos de concentración nazis de Alemania. El hecho de no haber muerto, hacía de
cada uno un sospechoso. Carrillo no les perdonaba a sus camaradas el haberse salvado de la muerte.
Carrillo, lo que quería era cadáveres para servirse de ellos como bandera y al mismo tiempo deshacerse
del máximo de testigos y acusadores de la cobardía de los dirigentes del Partido y de las Juventudes
Socialistas Unificadas que en 19391940 los dejaron abandonados, primero en España y luego en Francia.
- LE ACUSO de haber calumniado al conjunto de nuestro Partido en Francia, de haber perseguido y
actuado ignominiosamente junto con Antón, en la segunda mitad de la década de los 40, a muchos
militantes, parte de los cuales continúan hoy fuera del Partido.
- ACUSO a Carrillo de poner en peligro la seguridad del Partido dentro y fuera de España, con sus
relaciones incontroladas y con haber legalizado su situación en Francia.
- LE ACUSO de poner continuamente en peligro la seguridad de los camaradas que dirigen el Partido
en el país, haciéndoles participar públicamente en congresos, reuniones internacionales y entrevistas con
personas del interior que no merecen ninguna garantía, siempre que todo esto le convenga a él para sus
especulaciones políticas. El camarada Horacio Fernández Inguanzo fue detenido en Asturias una semana
después de haber aparecido en la televisión italiana y francesa.
- LE ACUSO de haberse servido del movimiento guerrillero, como arma de especulación política,
dominación y presión en el Comité ejecutivo.
- LE ACUSO de ser el culpable de la prisión y muerte de camaradas sin las medidas de precaución
imprescindibles.
- ACUSO a Carrillo de crear en nuestro Partido una corriente contra la Unión Soviética y otros países
socialistas y que partidos comunistas, así como contra todos los partidos comunistas de todos los países
capitalistas —y muy especialmente el francés— que tienen una línea internacionalista consecuente. Esta
actividad forma parte de separar a nuestro Partido del verdadero movimiento comunista internacional,
vaciándolo de todo contenido de internacionalismo proletario y transformándolo en un partido que
propugna la concepción antimarxista de un modelo de comunismo nacional.
- LE ACUSO de provocación al proponer a Dolores Ibarruri pedir los dos, a López Bravo, ministro
franquista de Asuntos Exteriores, el pasaporte español y el permiso para regresar a España.
- ACUSO a Carrillo de que mientras trata con toda clase de cuidados y mucha comprensión y paciencia a
los jerarcas burgueses, monárquicos, católicos, etcétera, que han perseguido al pueblo, emplea una
intransigencia, una rigidez, una dureza, una soberbia feroz con los militantes de nuestro Partido y con
otros partidos hermanos, tratándoles de forma más brutal.
Seis años no han sido suficientes para que el anticarrillismo de Líster amainara. Por el contrario, en esas
memorias —en esa «bomba Líster»— que piensa editar en dos o tres tomos, el soldado va a dejar desnudo
al político. La unión del P. C. O. E. con la oposición del P. C. E. le ha hecho exclamar el domingo, en
Bruselas. «Hoy ha sido un día histórico para el comunismo español.»
Dos comunistas están enfrentados. Durante la guerra española, Carrillo, pese a su juventud, permaneció
«refugiado» en la retaguardia. Líster, por el contrario, se hizo en el frente, se endureció en el combate, se
hizo implacable ante la muerte, le moldeó el riesgo. Se hizo leyenda a través de los escritores. Y Antonio
Machado le escribió: «Cambiaría mi pluma, capitán, por tu pistola.»
A este largo «yo acuso» del legendario Líster a Santiago Carrillo, producto de rivalidades internas del
Partido, habría que añadir, y tal vez lo añada Líster en esas memorias que anuncia, el capítulo Paracuellos
—inexplicable e innecesario capítu1o sangriento—, escrito precisamente mientras Santiago Carrillo
ocupaba en esos instantes un cargo de máxima responsabilidad en la capital republicana. A la hora de
todos los balances también sería interesante para las generaciones que no hicimos la guerra ni chupamos
de un régimen ni de otro, saber con exactitud, conocer con precisión, lo que ocurrió en esos dramáticos
días en Paracuellos del Jarama.
Escribe Germán LO REZARIAS
Caricatura de AGUILAR
PUEBLO 5 de noviembre de 1976