Pag. 7 ya
Carta abierta de Augusto Assía
No por haber sido reconocido el Partido Comunista ofrece más verosimilitud democrática ni más
confianza
Habría que esperar a ver lo que hacen • En Inglaterra y Alemania constituyen una farsa democrática y una
conspiración secreta • Otra cosa es en Francia y en Italia
Querido director:
De que reconocer al Partido Comunista (o a cualquier otro) incrementa la verosimilitud democrática de
todo sistema político, asi como la confianza que merece, yo no veo cómo pueda dudarlo nadie. Lo que
hay que dudar es que el Partido Comunista, sólo porque sea reconocido y legalizado, ofrezca más
verosimilitud democrática o merezca más confianza.
En mi opinión, la confusión entre esos dos términos que, con su habitual destreza propagandística, sentó
el profesor Tamames, y a la que han puesto viento tras las velas algunos de nuestros liberales, es la más
inquietante impresión que surge del reconocimiento del Partido Comunista Español, y me parece que
cuanto antes sea esclarecida, mejor.
Como de cualquier otro acto político, pueden salir del que nos ocupa, consecuencias buenas o malas, pero
lo primero que hay que hacer, para evitar las malas y facilitar las buenas, es distinguir unas de otras.
NO HAY PEOR PECADO QUE LA OBCECACIÓN
Si aquí seguimos con los ojos puestos en la guerra civil, como hacen tantas gentes, nos
obcecamos, y nos obcecamos si en lo que ponemos los ojos, como hacen otras, es una teoría abstracta de
la libertad.
Aunque sea uno de los responsables, el Partido Comunista Español no es el único responsable de la
guerra civil española, mientras aqui y ahora no vivimos en un paraíso ideal e intemporal, sino en Europa y
en el año 1977, creo yo. Si es verdad que nosotros vencimos al comunismo con ayuda del fascismo
infernacional, ¿es, señor director, menos verdad que la democracia europea venció, con ayuda del
comunismo, al fascismo sólo unos años después? ¿No nos damos cuenta, de la contradicción en que nos
metemos intentando aprovecharnos de una cosa, pero negando la otra? ¿No es ésta una de las
contradicciones que le ha impedido al régimen de Franco entenderse con las democracias europeas
durante todos estos años y es éste el error que queremos que repita la Monarquía ?
Ahora, bien: de aceptar los hechos como son a "suponer "a priori" que porque España ha reconocido al
Partido Comunista se ha enriquecido automáticamente el juego democrático con la entrada en el juego del
Partido Comunista hay uno gran distancia.
Depende, sobre todo, de lo que haga el comunismo, y habrá que esperar a ver lo que, hace antes de
entonar el "hosanna", como hacen unos, o, como hacen los otros, rasgarse las vestiduras.
El Partido Comunista está reconocido desde siempre en Inglaterra y, desde hace unos veinte años, en la
República Federal Alemana.
En ninguno de los dos ejemplares y magníficos países europeos ha contribuido en lo más mínimo el
Partido Comunista al concierto democrático, sino, por el contrario, en ambos sigue siendo, al mismo
tiempo que una farsa democrática pública, una conspiración revolucionaria secreta. En Alemania (para
citar sólo algún ejemplo) infiltra de espías la oficina personal de Willy Brandt, jefe del Partido Socialista,
o protege sigilosamente, al terrorismo anarquista como, a la vuelta de los años treinta, el partido stalinima
protegía secretamente, al terrorismo nazi. En Inglaterra, el Partido Comunista, ya que no puede meter
espías en la oficina de Callaghan, los mete en los sindicatos, cuya labor ha estado saboteando durante
años con una audacia igual, por lo menos, a la de la escasez de más números. A veces, con sólo 500 o
1.000 afiliadosel Partido Comunista ha maniobrado organizaciones obreras de cientos de miles, llegando
a provocar huelgas que pusieron en peligro la economía inglesa.
Partidos comunistas como el de Inglaterra o el de Alemania no son ninguna contribución u la democracia,
desde luego. No lo han sido durante muchos años tampoco otros como el de Italia y Francia.
¿Quién puede olvidar que, después del pacto entre Hitler y Stalin, el Partido Comunista Francés conspiró
contra los aliados en Francia? ¿Quién puede negar, empero, que, volviéndose contra la revolución
estudiantil y ácrata en la primavera del 68, el Partido Comunista ayudó decisivamente a la restauración
del orden por el general De Gaulie ?
¿No contribuye el Partido Comunista Italiano ahora mismo a que la Democracia Cristiana, sacando
fuerzas de flaqueza, pueda manejar lo, situar ción más peligrosa y más confusa por la que ha, pasado
democracia europea alguna después de la última guerra? ¿Quién que no padezca de una confusión mental
manifiesta puede hacerle reproches a la actual actitud de Berlinguer a cuenta de la conducta de To
gliati, que tanto tiempo supeditó los intereses de Italia a los de Rusia, querido director, sin incurrir en el
pecado de obcecación?
Pensar que en la nueva España de la Monarquía democrática se pueda seguir operando con el
maniqueísmo franquista, que dividía al mundo entre buenos y malos, es, desde el punto de vista político
pragmático, un absurdo.
Es otro absurdo adoptar la tesis contraria y, como hacen tantos liberales deslumhrados, asumir gue los
buenos ahora son los comunistas y los malos los fascistas. Si hemos de hacer un país nuevo, a los
comunistas .habrá que darles, como a cada quisque, oportunidad para demostrar que lo que, en
contradicción con lo que hizo ayer, lo que dice hoy don Santiago Carrillo no es pura palabrería, y es más
que puro disimulo la brillantez del profesor Tamames o las menos que estratégicas inconsecuencias del
señor Camocho. Si fuera verdadera la nueva estampa que se da a sí mismo y con la que el Partido
Comunista ha logrado el reconocimiento, bienvenido sea el Partido Comunista a la legalidad.
OTROS MILAGROS PARECIDOS
Basta con recordar lo que son hoy y lo que fueron los partidos socialistas sueco, alemán, francés, inglés o
italiano, por citar sólo alguno. Hoy no puede haber una Monarquía democrática sin que la apuntale un
partido socialista fuerte y estable, cuando hace sesenta años no había un partido socialista que no fuera
republicano. fPor qué regla de tres es imposible que con los partidos comunistas ocurra algo de lo mismo?
Lo que pasa es que los partidos comunistas han sido demasiado tiempo una conspiración secreta al
servicio exclusivo de la Unión Soviética y de Stalin para que puedan ser aceptados por su sola palabra.
Pero si renuncian a la Unión Soviética, como dicen; si renuncian a la revolución por la lucha de clases y a
la dictadura del proletariado por la revolución, según también afirman, ¿por qué hemos de ser nosotros
más papistas que el Papa ? Pero que los electores no se confien hasta que sea evidente que la razón ha
sustituido, entre los comunistas, a la violencia, y que los comunistas usan de la palabra para decir la
verdad y no, según la frase de Osear Wilde, para ocultarla. ES a la conspiración a lo gue hay que seguir
vigilando y contra lo que hay que seguir precaviéndose después del reconocimiento, como antes, con lo
que quedo de usted, amigo y servidor.
Augusto ASSIA