Sobre la base de Gibraltar o el almacenamiento de armas nucleares
Londres no parece dispuesto a consentir condiciones previas a la integración española en la Alianza
Atlántica
Andrés ortega. Londres España debe entrar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)
sin condiciones previas, lo cual supone que debe aceptar la doctrina estratégica atlántica y, por tanto, lo
que se refiere a almacenamiento y uso de armas nucleares. La base de Gibraltar podría disponer de este
tipo de armas, pero esa posibilidad no debería plantear problemas para España, según fuentes solventes
británicas.
La presencia de armamento nuclear en Gibraltar no es un hecho confirmado. La política del Gobierno
británico es la de no admitir nunca que dispone o no de armas nucleares en un lugar en particular.
Naturalmente, estas fuentes estaban pensando en los casos de Noruega y de Dinamarca, países miembros
de la OTAN que no admiten armas nucleares en su territorio en tiempos de paz.
España sigue una política similar con respecto a los armamentos de Estados Unidos, pero una cosa es el
acuerdo bilateral entre España y Estados Unidos y otra la posición de España en la OTAN, declararon
estas fuentes.
Noruega y Dinamarca adoptaron esta política una vez dentro de la OTAN, y España podría hacer lo
mismo, salvo en lo que se refiere a Gibraltar. El punto de vista oficial británico es que estas modalidades
se discutirán una vez que España esté integrada en la OTAN, y el caso de la base de Gibraltar habrá de ser
tratado, por una parte, dentro del contexto multilateral de la Alianza, y, por otra parte, en acuerdos
bilaterales hispano-británicos.
La base de Gibraltar
El Gobierno británico no quiere aún discutir, oficialmente, la posibilidad de un uso o un mando conjunto
hispano-británico de la base de Gibraltar. En otro orden de cosas, sigue apoyando formalmente el acuerdo
de Lisboa de 1979, y piensa que el ingreso de España en la OTAN sería una buena ocasión para abrir la
verja.
El Gobierno británico sigue manteniendo que no habrá ninguna cesión de soberanía hasta que así lo
decida el pueblo gibraltareño, según su Constitución de 1969, lo cual supone en la práctica un
referéndum. Y, no habiendo cesión de soberanía, el Gobierno británico tampoco podría ceder la soberanía
de la base del Peñón, a pesar de la posibilidad de un mando conjunto.
En medios oficiales británicos se piensa oficiosamente que la entrada de España en la OTAN no sería
ninguna garantía para su estabilidad política, citando expresamente los casos de Grecia y de Turquía. Por
otra parte, el Gobierno británico tiene aún que dar una respuesta formal al informe sobre Gibraltar
publicado este verano por un comité de la Cámara de los Comunes, cuyas conclusiones son muy próximas
a las tesis españolas.
El diario The Guardian publicó ayer un artículo firmado por Mark Arnold-Foster en el que se decía que
los Gobiernos español y británico tienen profundas sospechas mutuas, en cuanto al tema gibraltareño. Por
tres razones principales: la tardanza en la puesta en práctica del acuerdo de Lisboa, la fragilidad de la
democracia española —que podría llevar a una involución política— y las razones españolas para entrar
en la OTAN, entre ellas, el deseo de anexionarse Gibraltar a pesar de los deseos de los gibraltareños.