JUAN PEDRO QUI¥ONERO
La soberan¡a nacional, amenazada
"Los acontecimientos que se vienen desarrollando en Oriente Medio aconsejan el ingreso de nuestro pa¡s
en la OTAN.
Partidas y sindicatos espa¤oles cifran toda su estrategia en una noci¢n pol¡tica b sica: la ®soberan¡a
nacional¯, que las convulsiones econ¢micas, pol¡ticas y militares que est sufriendo la civilizaci¢n
occidental convierten en un fantasma invisible, et‚reo y peligrosamente irrealista.
El partido en el Gobierno esboza un programa pol¡tico y econ¢mico destinado a buscar la salida de la
crisis, evitar la cat strofe. Una semana m s tarde, estalla un conflicto militar en el golfo P‚rsico, y las
econom¡as occidentales se enfrentan al tercer choque petrol¡fero. James R. Schlesinger, ex secretario de
Defensa norteamericano, estima como particularmente plausible una subida del precio del petr¢leo, que el
pr¢ximo mes de enero pudiera alcanzar los 40 d¢lares el barril. Tal eventualidad, fatalmente previsible,
ser la ruina del programa gubernamental y provocar¡a la crisis de cualquier otro proyecto.
Decisiones en cuarentena
Las decisiones pol¡ticas, econ¢micas, tomadas en cualquier Parlamento liberal y democr tico, quedan hoy
en cuarentena, amenazadas por la incertidumbre catastr¢fica que pesa sobre todos los mercados
mundiales de materias primas.
No existe ning£n Estado independiente, si no cuenta con recursos propios que aseguren la estabilidad de
su tejido social con un abastecimiento regular. Ni Washington ni Mosc£ pueden permitirse el
aislamiento, a pesar de que los stocks estrat‚gicos estadounidenses de minerales estrat‚gicos, los mayores
del planeta, aseguran cinco meses de consumo nacional.
Ning£n Estado occidental o socialista est en situaci¢n de asegurar a sus ciudadanos un abastecimiento
regular de materias primas: todos dependen en grado alarmante de alejados pa¡ses, sujetos a la m s
inexorable incertidumbre e inestabilidad pol¡tica.
En el caso espa¤ol, el problema es particularmente pat‚tico: ni pol¡tica ni militarmente, ning£n Gobierno
espa¤ol puede contar con los recursos necesarios para afrontar la m s m¡nima crisis de abastecimientos.
Una discusi¢n acalorada con Marruecos puede costarnos el suministro de fosfatos, sin el cual se ver¡a
amenazada toda nuestra agricultura. Una guerra entre dos Estados rabes provoca el cierre de varios
centenares de peque¤as empresas. Un conflicto en Libia o Arabia Saud¡ amenaza con una cat strofe
nacional: y ning£n Gobierno espa¤ol podr¡a afrontar tal eventualidad, se ver¡a forzado a aceptar lo
imprevisible, dictado por las decisiones milita res de un sargento chi¡ta o sunnita.
La opini¢n de Kissinger
Todos los grandes Estados europeos se encuentran en la misma y agobiante situaci¢n de inseguridad
estrat‚gica. El control militar de las rutas del petr¢leo exige unos recursos humanos, econ¢micos, navales,
aeron uticos, militares y pol¡ticos que ninguna potencia occidental puede afrontar aisladamente.
Xissinger, en una entrevista c‚lebre publicada en ®Business Week¯, tras el estallido de la guerra de
Kippur, record¢ que el problema estrat‚gico decisivo de nuestro final de siglo era la defensa pol¡tica o
militar, diplom tica y nuclear, de los recursos minerales que aseguran la supervivencia de nuestra
civilizaci¢n. Afganist n, Teher n, el conflicto irano iraqu¡, subrayan de modo dram tico tal hip¢tesis
intelectual.
El £nico organismo occidental donde las grandes democracias fraguadas por el hombre europeo discuten
tales dilemas -decisivos para el futuro del hombre en el planeta- es la Organizaci¢n del Tratado del
Atl ntico Norte (OTAN). La £nica organizaci¢n militar capaz de afrontar tales problemas neur lgicos es
igualmente la OTAN.
La estabilidad del tejido social espa¤ol, las posibilidades de cambio o alternancia en el ejercicio del
poder, el nivel de vida de los ciudadanos espa¤oles, la conquista de nuevas cotas de libertad y
responsabilidad ciudadana, pasan por la comprensi¢n de un hecho tan simple como ‚ste: sin una doctrina
militar y estrat‚gica que asegure m¡nimamente la estabilidad de los abastecimientos de materias primas
no existe ninguna posibilidad de ®soberan¡a nacional¯. Hoy, la £nica doctrina estrat‚gica que puede
afrontar tal alternativa es aquella que pueda con lar con el auxilio y recursos log¡sticos de los pa¡ses
miembros de la OTAN.