JUEGO LIMPIO
Por Abel HERNÁNDEZ
LOS partidos celebran la culminación del consenso constitucional con un partido
de fútbol. Nada mejor para eliminar toxinas. Hay zonas del cuerpo social que
están ahora mismo intoxicadas. Está bien este gesto de los «padres de la
patria». La verdad es que a los políticos les entusiasma jugar. El componente
lúdico ha venido impregnando este primer año de la democracia. Ha habido juegos
inocentes, juegos bélicos, juegos de máscaras, juegos peligrosos... Algunos,
desplazados del juego parlamentario, prefieren jugar al escondite «conspirando»
por los rincones oscuros. (A nuestra mesa llegan cuartillas anónimas
«informando» de cenas secretas, increíbles, con comensales variopintos, en
palacios y casas particulares.) Otros prefieren todavía emponzoñar el aire con
el juego sucio de los «dossiers».
Por eso es reconfortante esta mañana el partido de los partidos. Nada más
empezar le han metido un gol a Felipe Gónzalez. Ha sido el gol constitucional.
Pero el dirigente socialista está acostumbrado a encajar goles sin perder los
nervios. En Finlandia, recientemente, le dijeron: «Sabemos que los socialistas
europeos le han recomendado a usted, si quiere llegar a ser primer ministro,
tres cosas: usar corbata, dejar el marxismo y pasar temporadas de silencio.
¿Está dispuesto a hacerles caso? Felipe respondió: «De momento, ya me ven
ustedes con corbata.» La pena es que en este «partido del consenso» faltaran
Fraga y Letamendia. Esperemos que no saquen la tarjeta roja a la Constitución.
A este propósito, un temor extendido es que el pueblo no se movilice a la hora
del referéndum. Un elevado numero de abstenciones (en el País Vasco existe
especial peligro) podría tener graves consecuencias desestabilizadoras. Él
Partido Comunista, que acostumbra a avizorar el horizonte antes que otros, ya ha
empezado la campaña del "sí" a la Constitución, con muy buen criterio. El
peligro va a venir por la derecha y por los que se empeñan en sembrar la
discordia y el desconcierto. Hasta la Monarquía —y no digamos Suárez— está en
estos momentos más segura por la izquierda que por la derecha.
La gran confrontación constitucional ha acabado en empate, como estaba previsto.
El empato es la plasmación gráfica del consenso. Esto quiere decir que no hay
vencedores ni vencidos —ya era hora—. Habrá que esperar a la confrontación
electoral, que se iniciará en otoño. Es probable que tampoco entonces haya
goleada. Los que pagan la entrada —los financieros— están, según nueatras
noticias, expectantes. Aún no se han decidido por qué equipo apostar. Algunos
quieran ver a Suárez, pero Suárez no les recibe. Otros se han visto con Felipe
Gonzalez en busca de garantías, por si acaso. No faltan los que preferirían una
recomposición de las fuerzas políticas. En fin, un lío. Hoy hay que brindar por
la Constitución y por el juego limpio. El día es luminoso. El aire de Madrid es
puro. Los "padres de la Patria" son como niños. ¿No es maravilloso?