MADRID, MARTES 6 DE FEBRERO DE 1979 - NUM. 22.720 VEINTICINCO PESETAS
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AGRICULTURA Y PERIODOS DE TRANSICIÓN, TEMAS CLAVES
ABC CON SUPLEMENTO COLOR
El ministro para las Relaciones con la CEE define las cuestiones «difíciles» en esta nueva etapa
El Gobierno español declara que está dispuesto a aceptar los Tratados y el patrimonio de la CEE y no con
una, aceptación pasiva o indiferente, sino activa y resuelta, señaló ayer el ministro para las Relaciones con
la CEE, Leopoldo Calvo-Sotelo, al presentar la declaración del Gobierno sobre la apertura de
negociaciones. En su intervención el ministro señaló, entre otras cosas lo siguiente:
• Aunque no se trate hoy de hacer una relación exhaustiva, ni siquiera de las cuestiones más
importantes, no deben quedar sin mención especifica unas cuya delicadeza exige precisamente una
gran claridad desde el principio mismo de las negociaciones. Porque no quisiéramos dejar, como hacen
los malos estudiantes, los ejercicios más difíciles para el final, sino abordar todas las cuestiones a su
tiempo y teniendo siempre a la visita la perspectiva de conjunto de la Adhesión.
• Oportunamente habrá de abordarse el tema de la libre circulación de trabajadores, uno de los
principios básicos de la Comunidad, que como tal España sostiene y acepta. Pero sobre ese
irrenunciable principio tiene prioridad en el tiempo para mi Gobierno la situación de los trabajadores
españoles ya establecidos en la Comunidad, que vienen contribuyendo a su riqueza desde hace años y
cuyo estatuto debería ir aproximándose al de los trabajadores comunitarios durante el proceso mismo
de la negociación.
• Si hay una realización ambiciosa en el «acquis communautaire», y por ambiciosa también
vulnerable y polémica, es sin duda la política agrícola común. «Sólo las negociaciones» —como ha
dicho recientemente el ministro de Asuntos Exteriores de Francia— «pueden mostrar si la ampliación es
posible en condiciones satisfactorias». Sólo las negociaciones que iniciamos hoy, añadiría yo, permitirán
medir la verdadera dimensión de los problemas que plantea, más a España que a la Comunidad, nuestra
progresiva integración en la política agrícola común. La posible ventaja comparativa de algunas
producciones españolas de tipo mediterráneo será, si se regulan adecuadamente, un activo más para la
Comunidad de Doce y no debe ocultar la desventaja comparativa de otras producciones agrarias
españolas, que deberán ser asistidas, ni puede justificar a partir de ahora el mantenimiento por parte
comunitaria de un trato desventajoso respecto de terceros países no candidatos.
• Mi Gobierno considera válido el criterio expresado por la Comisión en su dictamen en cuanto a que
deben tener carácter fijo y determinado, y estima suficiente el tope máximo que allí se establece.