CARANDELARIO
Luis Carandell
El coche del cesante
Hay un costumbrismo del cese, lo mismo que un costumbrismo de la designación de cargos
gubernamentales. Sea cual sea el partido que «entra» y el que «sale», la constante costumbrista parece
mantenerse.
Ocasión habrá de hablar del costumbrismo de los «entrantes». En cuanto a los «salientes», me cuentan
sabrosos detalles. Un alto cargo sólo tiene la seguridad de haber cesado cuando su cese aparece en e!
«Boletín Oficial». Pero tiene una forma de saber si «sigue» o «no sigue», aunque no hasta cuando:
asomarse al balcón.
Parece broma pero lo único que puede hacer para saber si ha cesado o no es asomarse al balcón y mirar si
le espera o no el coche oficial. El Parque Móvil Ministerial es el único oráculo seguro que puede anticipar
lo que va a salir en el «BOE».
El conductor del coche oficial es el primer interesado en que «siga». Cobra un plus por llevar al alto cargo
y, cuando éste cesa, pasa a hacer, sin plus, lo que se llama «incidencias». De ahí que el conductor del alto
cargo que todavía sigue (e diga al subir éste en el coche: «¡Un día más!»
Se ha dado, en este cambio de Gobierno, el caso de un ministro que cesó a las doce del día pero que, a las
diez de ese mismo día, se asomó al balcón y vio que el coche oficial no estaba. Estaba, eso sí, el coche de
escolta y cuando el ministro bajó a la calle dispuesto a tomar un taxi, le dijo el policía de escolta: «Es que
el Parque ya le ha borrado a usted, señor ministro.»