ABO. MIÉRCOLES. 30 DE NOVIEMBRE DE 1977. PAG. 7
IGNACIO CAMUÑAS
"SE TIENE QUE REHACER LA DERECHA PARA QUE SURJA El VERDADERO CENTRO"
«Un partido exclusivamente en torno a Suárez sería grave y no correspondería a las necesidades del país
ni a la realidad europea»
EL día de San Adolfo, Camuñas dejó de ser ministro, fue a ver al presidente, le regaló un reloj y se
despidió. Después «se hizo a un lado», se estuvo callado, quieto, pensativo algún tiempo. Con dignidad se
puso árnica sobre alguna herida. Había recibido «los cuatrocientos golpes», e! bautismo de y sangre y
fuego del Poder.
Ayer hablamos. Me pareció que pisaba con pies de plomo, con un prudente control de «su situación». Sin
ganas de acrobacias verbales. Yo diría que no está para bromas.
Me condiciona, de algún modo, la conversación: «Verás: yo quiera decir esto y sato y esto... Luego, tú
pregúntame ]o que te parezca.» Pero se niega a hablar de su salida del Gobierno: «El pasado e«
Inmodificable. Prefiero proyectarme hacia el futuro...» O de sus meses de ministro conflictivo: «Soy
enemigo de las Memorias. Pienso que los políticos deben hacer sus Memorias un minuto antes de
morirse, para que se publiquen diez años después de muerto.» Y yo comento: «¡Réquiem por los
editores!» Sin embargo, hay que empezar diciendo que no tiene rencor. NI miedo. «Los liberales —me
dirá a mitad de la entrevista— son una fuerza política sin miedos ni rencores.» Un puro suceso de
presente, ¿no?
SUÁREZ Y CARRILLO, ARTÍFICES DEL PACTO
—Tú no te sentaste a la mesa de la Moncloa para «confeccionar el Pacto», quizá tu opinión sea por ello
menos comprometida. ¿Qué se buscaba, de verdad, al firmar ese Pacto?
—Yo creo que el Pacto de la Moncloa es básicamente una operación política. A estas alturas no desvelo
ningún secreto al decir que sus grandes artífices han sido Adolfo Suárez y Santiago Carrillo. ¿Por qué?
Pues porque Suárez buscaba ganar tiempo y corresponsabilizar en la solución de la crisis económica a
todos los partidos. Carrillo, por su parte, buscaba prestigio y respetabilidad, y tratar de compensar, dentro
de la izquierda, la diferencia de votos que le separan del partido socialista. Al ser operación
primordialmente política, los sectores socioeconómicos, empresarios y trabajadores, han desempeñado un
papel de mero trámite de «audiencia a posterior!. E1 problema radica ahí, precisamente: en que el Pacto
deje de ser un acuerdo en la cúpula, superestructural, de los líderes de partidos, para llegar a ser algo que
camparían las bases. Es decir, desde los pequeños y medianos empresarios hasta los millones de
trabajadores que aún no están siquiera afiliados a una central sindical.
—Bien; pero, ¿el Pacto sirve o no sirve para remediar la crisis?
—Para resolver la situación d« críate económica hay que hacer, fundamentalmente, cinco cosas...
—A saber...
—A saber: una, aumentar la productividad en la empresa. No sólo trabajar más, sino trabajar
racionalmente mejor. La economía española no aguanta esta ola de huelgas. Ni es posible continuar con
unas leyes laborales de gran rigidez que no le corresponden con el marco de una economía de mercado.
Dos. ofrecer un horizonte A« confianza al pequeño ahorrador T al empresario. Tres, desburocratizar y
liberalizar buena parte de nuestras estructuras económicas. Cuatro, ocuparse seriamente de la agricultura
y del campo español fiel que nada se ha dicho en el Pacto de la Moncloa, Y cinco, acabar con la
demagogia y con el miedo. En economía los factores psicológicos son tan importantes como los propios
factores reales.
«SUÁREZ TIENE QUE RECTIFICAR...»
—Como hombre que ha estado y ha dejado estar en el Gobernó de Suárez, un juicio a su ejecutoria. ¿Qué
tienes que decir sobre Adolfo Suárez?
—Suárez es ya una figura de la Historia del siglo XX español Está llevando a cabo la transición de una
España autoritaria a otra Mural y democrática, y lo está haciendo en un momento de crisis
económica occidental aguda, lo cual es aún más difícil». Ahora bien, a mi juicio, debería
rectificar y cuanto antes vario» puntos: hay que acabar inmediatamente la Constitución. Este país no
puede seguir más tiempo sumido en un proceso constituyente. Sería fuente de perturbación y de
inestabilidad. El, que es persona tan imaginativa, tiene que emprender una operación urgente que
culmine satisfactoriamente y en tiempo récord la Constitución. Por otra parte, debe analizar su base
electoral, que no es de "centro izquierda», 1 ajustar a ella su programa, Suárez no puede permitirse
hacer lo que le gustaría, sino lo que su base da electores demanda. Y, por último, de acuerdo con los
dirigentes del centro, ha de meditar la marcha de la U. C. D. hacia un partido unitario. Esto puede
halagar a su cenáculo particular: del partido de Suárez, pero no se corresponde con la realidad
sociológica del país, ni menos aún con la realidad europea.
U.C. D.: CENTRO DE QUIERO Y NO PUEDO
—Un momento. Una precisión: ¿de qué signo es el electorado de U. C. D.? La U. C. D. no es
exactamente el centro. La U. C. D. es mayoritariamente do derechas; pero quiere, al mismo tiempo. hacer
una política de centro izquierda, con lo que impide que surja el auténtico centro político del país y empuja
innecesariamente al socialismo hacia la izquierda. Superado el trance electoral del 15 de junio, el
momento de los miedos y de la improvisación, hay que ponerse a rehacer la derecha y dejar que aflore el
verdadero centro.
—Todo esto puede parecer un galimatías convencional si no defines bien lo que es derecha y lo que es
central
—Iba a hacerlo. La derecha debe ser democrática en lo político; prudente y conservadora en lo
económico; muy apoyada en la amplia clientela del voto sociológico cristiano. Y, sobre todo, ha de actuar
sin complejos ni tapujos. El centro debe ser liberal; socialmente progresista y reformador en sus métodos.
Ha de apoyarse en una clientela mayoritariamente joven, y perfectamente diferenciado de la opción social
marxista. En este país nuestro la derecha tiene que ser tan grande como el socialismo. Y debe haber un
espacio intermedio, arbitral, que permita el juego democrático de las alternativas de Poder. Y, para
completar el espectro real, a la derecha de la derecha, ¿quién?: los autoritarios y los nostálgicos. Y a la
izquierda del socialismo, los partidos comunistas en sus diferentes versiones.
«YO PROPONGO UN DEBATE»
—¿Quién ha de acometer esa tarea de rehacer la derecha y dejar que surja el centro? ¿Quién dice «usted,
Fraga, aquí», y «usted, Osorio, allá"?
—Yo propongo un debate sincero y en profundidad entre todos los sectores que hoy están en Alianza
Popular y en U. C. D., para organizar de nuevo y de manera diferenciada el centro y la derecha. Tanto
Alianza como U. C. D. son aventuras episódicas nacidas de una confrontación electoral llena de temores e
improvisaciones. Tenemos la obligación de construir esas dos grandes fuerzas: una derecha potente y sin
complejos y un centro genuino que garantice el relevo y las alternancias en el Poder a un socialismo
democrático y europeo.
Y ésta es la Idea de Ignacio Camuñas.