GRITOS
Y SUSURROS
José Luis Gutiérrez
LA negativa francesa a la petición de extradición del etarra Linaza se ha convertido en una diabólica
encerrona para los socialistas españoles, .que han caído en ella con el más delicioso de los candores. El
Gobierno ha maniobrado con rapidez y eficiacia, Pérez-Llorca. astuto zaguero, ha bombeado el balón y se
lo ha colocado al PSOE en toda la escuadra. Porque el Gobierno ha conseguido, artera y sibilinamente,
pasarle la factura a Felipe Gonzalez por una decisión que ha tomado Mitterrand.
Hay que decir que la energía y celeridad del Ejecutivo para llamar al embajador del Gobierno Mauroy,
contrasta poderosamente con la suavidad y delicadeza con la que trataban estos temas con la Francia
giscardiana.
Los tenues argumentos socialistas se han amparado en que la decisión aún no ha sido tomada ni
comunicada a nivel oficial. Ingenua excusa, digna de la más infantil de las diplomacias. Los socialistas ya
sabían desde hace días cuál iba a ser la decisión de Mitterand. Y los argumentos para condenar a Francia
por su negativa a la extradición son tan obvios, como poderosos. La tesis de Mauroy —Francia siempre
concede asilo a los proscritos políticos es sangrienta, despectiva, estúpida y, sobre todo, falsa.
Pero lo más grave no es eso. El bueno de Curro López del Real, miembro de la ejecutiva del PSOE, es un
hombre encantador y admirable por muchos conceptos, pero el partido debería prohibirle hacer
declaraciones públicas, sobre todo si se parecen a las que hizo a Radio Nacional en la noche de anteayer.
Curro llegó a decir que si él estuviera en el lugar de su buen amigo Fierre Mauroy no sabría qué hacer.
Entonces, dedícate a otra cosa, Curro, podría responder el contribuyente.
Por su parte, Felipe González, tras señalar la conveniencia de que Francia conceda la extradición de un
terrorista como Linaza, no ha llegado a condenar tajante e inequívocamente la negativa francesa,
amparado en que la decisión aún no es oficial. Sólo Pedro Bofill ha llegado a ser lo suficientemente claro:
«Sería una actitud torpe por parte del Gobierno francés, que perjudicaria la estabilidad democrática en
España y en el resto de Occidente.
Después, en medios socialistas, se utilizan argumentos que rozan el sofismo: La extradición seria un
asunto secundario, aunque espectacular. Hay que conseguir que el Gobierno francés dé la batalla en los
santuarios etarras en el sur de Francia. A esto le llaman ellos una actuación antiterrorista «seria», como si
Rosón y Leopoldo hicieran política carcajeándose.
Pues no, señores. No es así. La política «seria» es necesaria y la lucha contra los santuarios etarras
también. Pero no es suficiente. Los pueblos muchas veces se mueven y reaccionan por estímulos de la
más estricta viscerahdad, con las emociones a flor de piel. Y aquí entra en juego el fundamentalísimo
«rol» del gesto y el símbolo. El Gobierno francés, con la negativa a la extradición, le ha lanzado un sucio
salivazo a la democracia española. Y no hay .más remedio que responder a la tomadura de pelo. Y lo de
que el juez de París es de derechas, es, además de accesorio, una bromita de «progre» de colegio mayor.