GRITOS Y SUSURROS
José Luis Gutiérrez
estrés» centrista
TAMBIÉN hay una modalidad de «stress» parlamentario, una especie de «surmenage», de honda
depresión que, de vez en cuando, aqueja a sus señorías, principalmente cuando participan en las
maratónicas sesiones de sol a sol, tipo moción de censura, o debate presupuestario. Así, el pasado fin de
semana los ánimos en el Congreso de los Diputados —donde se debatían los Presupuestos— estaban por
los suelos. Sobre todo en las filas centristas.
En el aire planeaba el desastre en las elecciones parciales andaluzas, y, para colmo de males, el presidente
Suárez no hizo acto de presencia —salvo en la mañana del sábado—, aquejado de una recalcitrante gripe.
Los diputados de UCD lo veían todo negro, sobre todo con los datos oscura y amenazadoramente
bisiestos que asoman por el panorama: no sólo sigue el terrorismo, sino que se prevé una escalada febril
de las metralletas; y el paro, en octubre, ha alcanzado ya la cifra de 45.000, es decir, el doble que en
meses anteriores.
MIENTRAS tanto, Suárez sigue preparando minuciosamente el II Congreso de UCD por medio de
Fernando Abril, que ha vuelto a mandar, reencarnado otra vez en «el hombre de Suárez».
Tras el consejo de un asesor italiano —diputado democristiano, para más señas—, que visitó Madrid
recientemente, según el cual la representación proporcional en los órganos de dirección de las diversas
familias y tendencias «conduce al desastre», Abril lo tiene ya todo atado y bien atado. O a los vagones del
«jefe Suárez» o a las tinieblas.
Y como blasón táctico-político, Suárez y sus fieles esgrimen la siguiente leyenda: «para evitar la
derechización de UCD, es preciso apoyar, a Suárez», maquiavélica forma de capitalizar la entrada de
Paco Ordóñez en el Gobierno. Pero como dice Enrique Múgica, «algunos de los democristianos que van a
"derechizar" la UCD, estaban conmigo en la oposición democrática, cuando Suárez, y algún otro,
buceaban en las turbias aguas del franquismo. Creo que Paco Ordóñez tenía más peso cuando era simple
diputado por Zaragoza, que ahora que es ministro».
Y Osorio? El recordado periodista Cuco Cerecedo, en su ya legendario serial en este periódico, «Figuras
de la Fiesta Nacional», a Alfonso Osorio, le llamaba «Barullos», y lo incluyó en la menesterosa lista de
los subalternos. Pues bien, el subalterno Osorio nos ha obsequiado hace días —aunque él niega, como
siempre, cualquier vinculación al rumor— con un extraño cóctel, mitad barullo y mitad pesadilla,
producto seguramente de alguna comida mal digerida por el diputado de CD: el Gobierno de gestión —
mejor de «indigestión»—. Sin embargo, cuando el río suena... aunque las aguas pueden llamarse de
cualquier forma menos «Osorio». A no ser que sean termales.