UCD: Un Congreso extraordinario
Ha llegado él momento de las grandes decisiones. Los males de UCD son importantes, profunda su crisis
interna y espectaculares las consecuencias que se derivan de su último fracaso electoral. Cualquier
solución se fundamenta en Ja implantación de una terapéutica de fondo, sin párcheos, propia de quien
debe seguir siendo la primera fuerza política del país.
Pasado el debate sobre la OTAN, que UCD ha afrontado unido, ha llegado el momento de un
replanteamiento de la propia estructura, funcionamiento y extensión del partido.
Un replanteamiento que sólo se puede hacer con la convocatoria de un Congreso extraordinario generoso
y abierto a la libertad, en el cual sea factible recomponer los órganos de dirección del partido, hoy
dominados por un sector muy concreto que no representa a todas las fuerzas divergentes que existen en
UCD, y la ampliación hacia personas y colectividades paralelas que sólo en un nuevo marco político
interno estarían dispuestas a suscribir una militancia activa. Estamos hablando de un centro amplio,
trasunto de aquél que inteligentemente se gestó al borde de las primeras elecciones democráticas, y que
pueda en esta ocasión recibir el apoyo mayoritario de los millones de votantes españoles que no confían
ni se inclinan por opciones marxistas ni tampoco se sienten representados por fuerzas estrictamente
conservadoras.
Debe ser éste un centro sin exclusiones ni banderías, que responda también a la necesidad de
identificación de un electorado liberal y progresista.
El problema de este partido no es la exclusión de ningún ala o familia originaria, sino la pacificación de
las tensiones y, muy principalmente, la ordenación del reparto de poder, que es uno de los retos que tienen
planteado cualquier partido que pretenda intervenir en el Gobierno. La tentación de subvertir este orden y
provocar una o varias escisiones es, en este momento ya claramente preelectoral, decididamente suicida.
UCD debe cumplir, pues, con su vocación de unidad, revisar su oferta política, reformar su estructura
interna, remover sus órganos de dirección y acometer la tarea de devolver la confianza a los muchos
españoles que contribuyeron a su victoria en los dos comicios democráticos que se han celebrado hasta
ahora. Este es su objetivo cara a las elecciones generales y esta será su contribución a la consolidación de
la democracia en España. Reforma del partido, realización de una asamblea extraordinaria constituyente
de la nueva mayoría y, por supuesto, ampliación del espectro político son urgencias que debe resolver
Unión de Centro Democrático.