La antidemagogia del presidente
Del contenido de las manifestaciones hechas ayer por el presidente Suárez se desprende como nota
constante los esfuerzos por no esconder ningún aspecto de la realidad, por desagradable que ésta, pudiera
ser para determinados sectores deja opinión pública. Ese espíritu no suele prodigarse entre nuestros
políticos, demasiado preocupados, a veces, por el halago del cuerpo electoral. Como si en este país no
hubiera otra cosa que elecciones.
Suárez ha hablado de las nuevas autonomías, y no dudó en cortar las expectativas que incluso algún
miembro de su partido pudo abrir al día siguiente de los referendums: Ni generosidad ni cicatería al apli-
car los Estatutos, simplemente cumplimiento serio.
Habló de la amnistía para decir que no. Habló del terrorismo, que «no va a disminuir a corto plazo», pero
que comienza a ser tratado seriamente por la potenciación de los servicios de inteligencia.
Suárez habló más de los deberes ciudadanos que de derechos. «Costará mucho tiempo aprender lo que
supone vivir en libertad.»
Suárez, en fin, ha encabezado la próxima ola de manifestaciones de líderes mundiales sobre las negras
perspectivas de la economía de las naciones para los próximos años, y el presidente dedicó más atención a
este tema que a cualquier otro.
Desde el rigor, desde la antidemagogia, desde la realidad; sólo así será posible afrontarla tarea colectiva
que nos aguarda.