Las entidades ciudadanas, según los partidos políticos
DEBEN SER AUTONOMAS
Existe peligro de instrumentalización de los partidos políticos respecto a las asociaciones de vecinos y, en
general, sobre las demás entidades populares que constituyen el movimiento de barrios. Frente a esto,
los partidos propugnan y ven como necesaria y fundamental la autonomía de estas entidades, así como la
unidad entre todos para conseguir los fines que son comunes, aunque no los medios para conseguirlo.
Estos puntos salieron ayer a relucir en. la presentación del libro «Movimiento de barrios y partidos
políticos», que ha. sido editado por Maña Editorial, bajo la coordinación del CIDUR. en el que siete
diferentes partidos —P. T. E., M. C. P. C. E., O. R. T., O. C. E. (B. R.), P. S. A. y F. P. S.— hablan en
contestación a algunas preguntas a esta interrelación entre los barrios y la política.
Para presentar el libro, diversos militantes de partidos que han colaborado a la hora de confeccionar el
ejemplar, expusieron los puntos de vista —ya conocidos— de sus partidos respecto a este movimiento de
barrios, que para unos está en auge y para otros decrece estrepitosamente. Sobre esto se habló de una
posible crisis, que para unos se explicaba por la falta de un órgano canalizador de estas corrientes y para
otros porque aún falta el respaldo general de los vecinos.
Se habló de una «amenaza de los partidos políticos sobre las asociaciones», debido a la integración que
éstos habían conseguido en ellas, a lo que alguien contestó alegando que «esto es un hecho normal y que
lo debemos consideran como positivo».
Los partidos que expusieron su opinión fueron concretos en algún caso y en otros no. Así, para la
Federación de Partidos Socialistas, según Eugenio Royo, este movimiento «ha sido uno de los bastiones
contra el franquismo, junto al de las fábricas, aunque aún no ha terminado con el fascismo. Este
movimiento tiene que descansar sobre una plataforma de organizaciones de barrio». Continuó apuntando
que la autonomía es esencial y que debe ser un bastión para la lucha por las libertades, control crítico de
Ayuntamientos, etcétera.
Por su parte, Tomás Villasante,del Partido del Trabajo Español, dijo que «el movimiento ciudadano está
en crisis y habrá que estudiar qué va a pasar. No obstante, soy optimista y creo que se pueden dar batallas
importantes. Eso sí, deberíamos llevar un programa único para ser consecuentes con el Ayuntamiento
democrático. Todas las fuerzas políticas deberán fomentar esa unión». Por otra parte, señaló que
últimamente están apareciendo muchas entidades, y que cada una está encontrando su propia autonomía.
«Lo malo es cuando se empieza a pensar en los partidos propios, en candidaturas...»
Por su parte. Martín Galindo, del Movimiento Comunista, apuntó que «cara a la consecución de la de-
mocracia, las entidades ciudadanas son muy importantes. Se corre el peligro de que se produzca una crisis
y la democracia se forme como le interesa al gran capital. Eso sí, estas entidades deben ser autónomas de
partidos y de la Administración y, por tanto, que no sean instrumentalizadas». Carlos de la Cruz, del
Partido Socialista Obrero Español, dice que uno de los principales problemas de estas entidades es
actualmente su legalización. «Deben conseguir el derecho de información, representación y supervisión.
Deben intervenir y controlar el urbanismo y la planificación territorial desde su creación. Hemos de crear
un modelo de desarrollo y cambiar el actual. Hay que dotar a los Municipios de competencias propias con
participación de los ciudadanos.»
Por su parte, la Organización Revolucionaria del Trabajo, en boca de José Molina, se expresó en el
sentido de «restablecer la soberanía popular y poder controlar la vida municipal. Para el futuro, los
vecinos están urgiendo respuestas y alternativas para lo que viene». Habló de nacionalización del suelo y
de la necesidad de recuperar los bienes del pueblo a través de las entidades, «que ahora están en manos
del capital monopolista».
Alguien apuntó que se había hablado de la autonomía de las asociaciones de una forma muy ligera
«y muy ingenua». Y una cosa está clara, los partidos, por una parte, no quieren —dicen- que exista
correa de transmisión entre ellos y las entidades ciudadanas, y por otra, sus militantes arrastran teorías y
posturas, de acuerdo a la política del partido, lo que no deja de ser un contrasentido. Mientras tanto,
empiezan a surgir problemas entre los propios partidos en las propias entidades. Pero de
instrumentalización, nada....
Jesús SORIA