Fernando Reinlein
Oferta «progresista»
Narcis Serra, en el terreno de la oferta, respondió en su intervención de ayer a la expectación despertada
por su comparecencia ante la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados. Sus señorías, por su
parte, se arrojaron flores los unos a los otros y todo fue como en una balsa de aceite. El proyecto de Serra
es ambicioso. Efectivamente, muy ambicioso, pero adolece tal vez de un punto de partida claro, extremo
que brotó en numerosas ocasiones en el turno de preguntas de los diputados. ¿Dónde está y cuál es la
política de defensa del Gobierno, a partir de la cual debe construirse todo? Serra dijo que la había, pero no
dijo ni cuál ni dónde estaba. Quizá lo que rompa más esquemas en el seno de las Fuerzas Armadas y,
concretamente, en el Ejército de Tierra, sea el sistema de promoción por clasificación, acabando de una
vez por todas con la escala cerrada. Bien es que se parte de legislación que ya fue puesta en marcha por el
Gobierno anterior —no partimos de cero, reconoció Serra—, pero no explicó —o al menos no quedó
claro— si los criterios a la hora de clasificar no iban a impedir la promoción de quienes cuenten con hojas
de servicio elaboradas «antes» y, por tanto, «sucias» si se ha tenido la mala suerte de expresar en voz alta
algún sentimiento democrático. El ministro, refiriéndose a las investigaciones del 28-0, fue muy tajante:
«Este ministro nunca discriminará a un militar por lo que piense, sino por loque haga. Claro que llevada
esta filosofía a sus máximos extremos puede ocurrir que si un militar piensa atentar contra la democracia
Y SE SABE —hay «ultras reflexivos» y en puestos claves— no se le podrá «discriminar» hasta que no
actúe... Se habló de que la exposición del ministro ofrecía un proyecto progresista de reforma en las
Fuerzas Armadas. Y, efectivamente, entendido el término como una progresión desde donde estamos
ahora, es progresista. Lo que desde luego no es es revolucionario ni muy innovador medido con los
raseros de -las socialdemocraciás europeas. Quizá su justo término sea el empleado al principio.
Ambicioso. Veremos.