La matanza de Goya
Atentado de California 47, con ocho muertos
La mayoría de las victimas eran mujeres y ancianos
Ocho muertos, la mayoría pacíficos ancianos, y más de cuarenta heridos, fue el trágico balance del
atentado que el pasado sábado tuvo lugar en la cafetería madrileña California 47. Ayer, en la más estricta
intimidad familiar, tuvieron lugar los entierros de las víctimas, situación que fue calificada de
«clandestina» por el ultraderechista Blas Pinar, quien incitó a sus seguidores a acudir a «salvar a la
Patria».
Los ultraderechistas fueron ayer el punto de contraste de la serenidad mantenida por los madrileños.
Algunos intentos de manifestación y amenazas contrastaron con el dolor silencioso de los familiares de
las víctimas.
ETA militar reivindicó ayer —en una llamada a una radio de Pamplona, que ofrece algunas dudas— e!
brutal atentado.
Todo esto acontecía un día después del asesinato de tres cualificados militares y un civil, además de
atentados diversos en los que el protagonista era el misterioso GRAPO, algunos de cuyos componentes
también resultaron muertos o fueron presos por acciones policiales (ver página 6). Miembros del
Gobierno, con Suárez al frente, han celebrado diversas reuniondes durante el fin de semana y se esperan
algunas medidas del Ejecutivo para contener la escalada terrorista de los últimos días.
MADRID, 28 (D16).-Un ruido sordo, entremezclado con el producido por la rotura de cristales y casi
simultáneamente con gritos de dolor y pánico paralizó la vida habitual en el barrio de Salamanca de
Madrid instantes antes de las siete de la tarde de! sábado.
La explosión de cinco kilos de plástico, posiblemente «goma-2», en el interior de la cafetería California
47, sita en el mismo número de la calle de Goya de Madrid, cuando en el mismo se encontraban unas
doscientas personas, en su mayoría gente de edad, suponía un paso más en la escalada terrorista.
Una intensa nube de humo comenzó a salir del local y poco después llegaba al lugar un vehículo Z de la
Policía Nacional y un equipo EDE (desactivación de explosivos) del mismo Cuerpo. Poco a poco se
fueron congregando en torno a la cafetería numerosas personas, que, tras los primeros momentos de
paralización por la sorpresa, comenzaron a auxiliar a las personas que salían, algunas heridas, otras con
crisis de nervios, del local.
Rápida asistencia
Sobre las siete y diez comenzaron a llegar los primeros equipos de auxilio, ambulancias, Policía
Municipal, bomberos y refuerzos de la Policía Nacional, que inmediatamente procedieron al traslado de
los heridos a centros sanitarios.
Participaron en e! traslado, además, inspectores del Cuerpo Superior de Policía y particulares que con sus
vehículos contribuyeron a llevar a las víctimas y a sus familiares hasta los hospitales.
La. zona se convirtió durante unas horas en un incesante ulular de sirenas y destellar de las luces de las
ambulancias y vehículos policiales.
• Cuando aún no se había evacuado a todos los heridos numerosas personas se fueron congregando en
torno al local siniestrado, produciéndose varios ataques nerviosos, ante la posibilidad de que entre los
heridos se encontrase algún familiar.
Según manifestó el propietario del local, el explosivo estaba colocado en la parte inferior del edificio,
entre los servicios y el vestuario de personal y junto al aparato del aire acondicionado, lo que permitió la
más fácil difusión de la onda expansiva.
El artefacto, colocado dentro de una bolsa de deportes, pudo ser dejado allí por un joven «de pelo rubio,
delgado y que vestía un jersey verde», según declaró una óe las personas que se encontraban en el local y
que resultó herida leve.
Este joven salió corriendo de la cafetería, tras efectuar una llamada telefónica, sobre las siete menos
cuarto de la tarde. Precisamente hacia la misma hora se recibió en California 47 una llamada anónima que
comunicaba la colocación de un artefacto. El responsable avisó inmediatamente al 091, pero cuando
llegaron las dotaciones policiales el artefacto acababa de hacer explosión.
Los momentos de mayor tensión entre los numerosos congregados en torno al lugar del alentado fue hacia
las ocho menos veinte, cuando la Policía Nacional comunicó por los altavoces de sus vehículos que en los
centros sanitarios se necesitaba sangre para auxiliar a las víctimas.
Solidaridad
Numerosos voluntarios, la mayor parte jóvenes, salieron hacia los hospitales, en vehículos particulares y
en los coches oficiales. Incluso un camión-grúa llevó en su parte posterior a una treintena de jóvenes, que,
mientras se dirigían al centro sanitario Francisco Franco (donde fueron trasladados la mayor parte de los
heridos), cantaron repetidamente el «Cara al Sol» y un himno falangista contra la personalidad del Rey.
Los congregados en torno A la cafetería siniestrada profirieron numerosos gritos en contra del presidente
del Gobierno, «Yo doy mi sangre si sirve para colgar a Suárez», gritó un individuo óe unos cuarenta años,
además de otros contra el Rey, el ministro Gutiérrez Mellado y, prácticamente durante todo el tiempo, se
gritó «ETA, asesina».
La tensión fue creciendo a medida que se conocía el número de personas muertas y heridas, y unas cíen
personas protagonizaron una manifestación por las calles adyacentes, mientras llegaban a la zona
numerosos refuerzos de la Policía Nacional, algunos de ellos pertenecientes a las Compañías de Reserva
General.
Medidas policiales
Poco después de las ocho de la noche, la Policía estableció un cerco a la zona para evitar incidentes,
mientras el alcalde de Madrid y el propio gobernador civil llamaban a la serenidad para «no cumplir el fin
último que pretenden los terroristas con estos asesinatos».
Sin embargo, pese a las medidas policiales, al menos dos grupos, de unos treinta jóvenes cada uno,
salieron de la zona y a ios gritos de «Todos a matar a los rojos», se dirigieron unos a la calle Libertad,
sede de Ja CNT, y a la calle Castelló, sede del PCE.
La pareja de la Policía Nacional que presta servicio en la sede del Partido Comunista pudo contener a
duras penas a los manifestantes hasta que llegaron refuerzos policiales, que establecieron un cordón en
torno al local, mientras los jóvenes manifestantes daban gritos de «Vosotros, marxistas, sois los
terroristas, asesinos», y otros contra los líderes comunistas.
En la calle Libertad los cenetistas repelieron la agresión de una veintena de jóvenes ultras con pegatinas
de FN y brazaletes con la bandera española, sin que se produjeran más incidentes.
La Policía Nacional comenzó, sobre las nueve de la noche, a patrullar el centro de Madrid para evitar que
se produjeran más incidentes, mientras otras dotaciones protegían las sedes de las principales
organizaciones políticas y sindicales.
Fuerte tensión
La tensión duró hasta bien entrada la madrugada del domingo ante el local siniestrado.
En los hospitales el ambiente era desolador, sobre todo en la Ciudad Sanitaria Francisco Franco, donde
fueron trasladados la mayor parte de los cadáveres y un gran número de heridos.
Pese a la tensión reinante, los equipos médicos cubrieron en todo momento las necesidades sanitarias y,
gracias a la buena distribución de los heridos por parte de las Fuerzas de Seguridad, en ningún momento
se produjeron colapsos.
Poco antes de las diez de la noche se difundió un nuevo llamamiento a la población madrileña, en el
sentido de que ya no era necesaria más sangre para los accidentados.
Agresión a periodistas
Uno de los momentos de tensión más fuertes se produjo a la salida de misa de la iglesia situada enfrente
del local siniestrado, cuando un grupo de personas comenzó a increpar e insultar 11 los informadores
congregados en el lugar.
«Periodistas, vosotros tenéis la culpa de todo», repitieron varias veces las personas concentradas, además
de otros insultos, y llegaron a agredir a varios Fotógrafos y a los componentes de un equipo de filmación
de TVE, inutilizando parte de su material.
La Policía prestó auxilio a los periodistas y en algunas ocasiones les acompañó, tras realizar su tarea
informativa, hasta fuera del barrio de Salamanca. Entre los comentarios se produjeron frases muy duras
contra «El País» y D16.
Dudosa autoría
Una voz masculina, en perfecto castellano y sin ningún acento, reivindicó para «ETA militar el atentado
de Madrid a la cafetería California 47», en llamada telefónica a La Voz de Navarra.
La emisora, con sede en Pamplona, es la primera vez que recibe una llamada similar. Fuentes próximas al
Gobierno Civil de Madrid concedían ayer poco crédito a esta hipótesis, «aunque todo es posible».
La dudosa reivindicación se produjo a las tres y cinco de la tarde. El desconocido, luego de los detalles
descritos, colgó inmediatamente el teléfono, imposibilitando cualquier forma de localizar el tugar desde el
que se producía la llamada.
FN, en Goya
La organización derechista Fuerza Nueva, que habitualmente frecuenta la cafetería California 47 y sus
alrededores, recibió ayer tarde, en su sede madrileña, numerosas llamadas de solidaridad, según pudo
comprobar D16.