SOLIDARIDAD HISPÁNICA
Trece ministros hispanoamericanos al frente de sus respectivas Delegaciones y representantes oficiales de
otros cuatro países del hemisferio ibero parlante han cumplimentado esta mañana al Jefe del Estado y al
Príncipe de España en el curso de la última jornada de la II Conferencia Iberoamericana de Ministros de
Educación, que, bajo la presidencia de don Cruz Martínez Esteruelas, ha tenido como marco el palacio de
Tavera. en Toledo
La importancia del comicio con ser tanta —en la enseñanza se juega el mundo hispánico una de las claves
fundamentales de su futuro socio-económico— se ha visto enriquecida, para España, por el concurso de la
situación internacional en que se ha desarrollado. El clima de hostilidad e incomprensión hacia nuestro
país estaba ya más que definido en las vísperas de la Conferencia. Y. sin embargo, las Delegaciones
hispanoamericanas acudieron. Vinieron a Toledo. No hurtaron el compromiso contraído y se presentaron
en España.
Es un gesto —pensamos desde nuestra profunda convicción— que debe ser subrayado
ABC. JUEVES 9 DE OCTUBRE DE 1975.
Tomado por lo que vale. Y vale mucho en estas horas difíciles que las cosas se asuman correcta y
honestamente. Sin distorsiones ni sectarismos.
La contrastada actitud internacional del bloque iberoamericano (hecha la salvedad del patológico caso,
del secuestro del genuino sentir del pueblo mejicano por una oligarquía política) creemos que debe
entenderse como expresión del respeto a los modos concretos de resolverse ¡a propia soberanía de
España. Asunto que es previo a toda posterior consideración sobre las actitudes políticas, afines o
desacordes.
Es contraste —casi violento— la actitud del bloque hispanoamericano ante el principio de pluralismo
político consagrado en la Ley Fundamental de la O. E. A. (Organización de Estados Americanos), con la
posición asumida, de claro quebrantamiento, por muchos países europeos ante el principio de no
injerencia en los asuntos internos de los demás Estados, que se incluía en fecha todavía reciente en el
Tratado de Helsinki.
Estamos, pues, ante dos comportamientos harto distintos, dentro del mundo occidental, ante normas
internacionales, con rango de ley, convenidas para regular la convivencia entre los pueblos de las
respectivas áreas, la europea y la americana. En el Nuevo Mundo —con la sola excepción de Méjico— la
norma, la ley, ha sido respetada. En el Viejo Continente —con contadas excepciones— la ley, la norma,
ha sido trasgredida.
La misma cosa son, en cierto modo, los principios internacionales de pluralismo político y no injerencia.
Este último, acaso, cabe entenderlo como formulación por pasiva de aquél. No injiriéndose en los asuntos
internos de los demás Estados, en efecto, se preserva el pluralismo.
La estancia en España durante estos días de las Delegaciones iberoamericanas representa una definición
activa sobre el pluralismo a que su mundo se debe. Y, por consecuencia, una defensa explícita del
derecho que el pueblo español tiene a que sean institucionalmente respetadas y no agredidas ni sus
instituciones de convivencia ni las gentes, beneméritas y sacrificadas, que las sirven.
Toledo, marco de la II Conferencia Iberoamericana de Ministros de Educación, es también, en la Historia
de Occidente, todo un paradigma de respetuosa convivencia con los demás. Allí, en Toledo, convivieron
cristianos, musulmanes y judíos. Allí, en Toledo, se acuñaba un pluralismo no sólo de ideas, sino también
de creencias. Desde aquello fue posible una España que. a su vez, engendró el mundo americano. Tan
conmovedoramente fiel ahora a sus orígenes. Tan merecedor de la emocionada gratitud del pueblo
español.