ABC. JUEVES 31 DE MARZO D E 1977. PAG. 29.
la Iglesia en el mundo de hoy
LA CRISIS DE AMOR ES ANTERIOR A LA CRISIS DE VOCACIONES
Exhortación de Pablo VI con motivo de la Jornada Mundial del próximo
24 de abril
Ciudad del Vaticano, 30; (Europa Press.), .Su Santidad el Papa Pablo VI ha
dirigido un mensaje a toda la Cristiandad con motivo de la XIV Jornada Mundial
de Oración por las Vocaciones, que se celebrará el próximo 24 de abril, tercer
domingo de Pascua.
El Santo Padre comienza su mensaje con una referencia al Evangelio del día en el
que se contempla la escena de la aparición de Jesucristo a los apóstoles junto
al mar.de Tiberiades y en el que San Pedro tan pronto como observa que llega el
Señor, se arroja al agua para seguirle.
Tras recordar unas palabras del Concillo Vaticano II sobre la necesidad de la
fe, Pablo VI afirma que «toda verdadera vocación nace de la fe, vive de la fe,
persevera con la fe; una fe sentida y vivida diariamente, con sencillez y
generosidad de espíritu, en confianza y amistad con el Señor. En efecto, nadie
sigue a un extraño; nadie ofrece su vida por un desconocido. Si hay una crisis
de vocaciones, ¿no será quizá porque antes que nada hay una crisis de fe?
Más adelante, el Papa invita a todos a cultivar el amor y precisa: «Aprended a
amar cada vez más al Señor, a amar cada vez más- a su Iglesia; a amarla como
Cristo amó a la Iglesia y se entregó a ella; a amarla en su misterio inefable,
en su estructura visible, en su realidad histórica actual. Hay quizá una crisis
de amor, anterior a una crisis de vocaciones.»
Además, Pablo VI manifiesta que «la vocación es también sacrificio. Sacrificio
desde el momento mismo del primer serlo examen que ya exige ciertas renuncias.
Sacrificio en el momento de una decisión responsable de las consecuencias que se
derivan. Sacrificio durante él largo camino de la necesaria preparación.
Sacrificio, finalmente, durante el ´resto de la vida ya que toda la existencia
no será otra cosa que la realización coherente de una vocación dada por Dios,
ñero libre e íntimamente aceptada y vivida.
Finalmente, Pablo VI pide a todos para que recen a Dios para que se acreciente
la fe, despierte la divina llamada en muchos jóvenes y para que todos sean
fuertes y estén dispuestos a hacer la/voluntad del Padre en la llamada.