Información religiosa
EL NUEVO PRIMADO SE DESPIDE DE BARCELONA
Basta ya de grupos excluyentes
BARCELONA, 15.
(CIFRA.)
"Basta ya de grupos que se excluyen, de suficiencias entumecidas y solitarias,
de radicalismo pastoral sin amor, de ligeras adivinaciones del futuro que
prescinden de la humilde y diaria colaboración con la providencia de Dios. Unios
fuertemente con vuestro nuevo obispo." Esto dice en una carta pastoral que
titula «Amaos los unos a los otrosí, el hasta ahora arzobispo de Barcelona y
nuevo arzobispo primado de Toledo, doctor Marcelo González Martin.
Indica que en su despedida quiere recordar los años que ha vivido juntamente con
los diocesanos barceloneses. «De todos juntos —dice— será la responsabilidad y
también la esperanza que hayamos contribuido a levantar, asi como el gozo o el
dolor por lo que se ha logrado o por lo que no se consiguió.
Han sido años difíciles. Creo que hubiéramos podido ser más felices. A las
dificultades normales de un empeño tan complejo como el de la renovación que
busca la Iglesia en el mundo de hoy, se han añadido otras, nacidas de la pobre
condición humana.»
Al referirse a su labor pastoral en sus seis años de estancia en Barcelona,
dice: «Me he esforzado por predicar incesantemente el Evangelio y por ofrecer
los medios de santificación que la Iglesia ha ofrecido siempre, doble tarea que
forma parte esencial de la misión de un obispo. Para regir la diócesis llamé a
colaborar a todos, bien lo sabéis. A todos, porque era mi deber ser obispo de
todos.» Añade que cías realizaciones pastorales que se han logrado en ésos años
no son mías, sino de todos», y pide que se siga prestando atención a tm sector
olvidado, el de los ancianos y enfermos, el de los subnormales, el de los
dementes de San Baudilio, el de los presos y el Patronato de la Merced, y
confiesa que se hubiera podido hacer más, cde no haber consumido tantas horas en
conflictos innecesarios», en el inmenso campo de las responsabilidades sociales
en el mundo del trabajo. «Los obreros, y también los empresarios —puntualiza—,
en los justos derechos y las obligaciones de unos y otros, necesitan la voz
orientadora de la Iglesia, no el grito de halago y la incomprension.»
Hace después un elogio de Barcelona, ciudad que, por su mismo crecimiento,
necesita de le reflexión y la vida Interior, que es donde está el papel del
sacerdote y de las personas consagradas a Dios, y al repetir con él «amaos unos
a otros», las palabras que el Señor dirigió a sus discípulos en su mandamiento
nuevo, dirige un saludo al nuevo obispo, con quien le une amistad de sus tiempos
de estudiante, y termina diciendo: «Seguiremos encontrándonos en el camino de la
lucha apostólica por esa Iglesia renovada que nos espera, nunca tan nueva que
deje de ser la misma que Jesucristo instituyó. Y nos encontraremos
definitivamente ante el Señor cuando venga a juzgar nuestras vidas.»