INFORMACIONES SI, PERO...
YA tenemos la declaración programática del nuevo Gobierno, aunque sería más
exacto decir «la declaración de intenciones». El texto de anoche va más alia de
la reciente intervención televisada del señor Fuentes Quintana, pero se queda
más acá de lo que .el conjunto de la sociedad española necesita conocer en este
momento. En cierto sentido no es más que una edición corregida y aumentada de la
anterior declaración del vicepresidente para Asuntos Económicos. A estos grandes
objetivos, al modo sencillo y democrático como han sido expuestos, al
llamamiento reiterado de que las opciones decisivas tienen que ser fruto del
diálogo-compromiso de todas las fuerzas político-sociales, no cabe más que
reafirmar nuestro decidido apoyo.
Sin embargo, mucho nos tememos que la inconcreción y la vaguedad del documento
gubernamental puedan aumentar la Incertidumbre de estos últimos días. Se anuncia
la reforma fiscal, pero no se concreta en detalle sobre quiénes va a recaer
especialmente, pudiendo atemorizar así a las vapuleadas capas medias y a la
misma clase obrera; se habla de una congelación salarial, pero no se especifica
si va a ser proporcional a los ingresos y cuáles van a ser las contrapartidas a
la aceptación de dichas medidas; se dice en breves líneas que se va a ayudar a
la pequeña y media empresa, pero no se especifica en ninguna línea el cómo; se
afirma que se va a prestar especial atención al paro, pero con una serie de
puntos más bien indicativos que vinculativos; se denuncia que la crisis actual
se debe en gran parte a los defectos de una estructura productiva del pasado»,
pero ni siquiera a nivel internacional aparece el propósito de superarla; en
suma, se declara que vamos a tener un programa enérgico, capaz de sanear la
economía en un plazo de dos años, pero en realidad no lo conocemos en absoluto.
Lo mismo ocurre con la parte política: sí al proceso constituyente, a la
institucionalización de las nacionalidades, a la democratización y
descentralización administrativa, a la convocatoria de elecciones municipales,
al proceso de normalización con el exterior, a la negociación de nuestro ingreso
en el Mercado Común; pero, ¿qué tipo de constitución defiende el Gobierno?, ¿a
través de qué fórmula tomará operatividad la autonomía de las nacionalidades?,
¿qué criterios regirán el cambio administrativo?, ¿por qué no se fija el día y
la hora de la democratización de los Ayuntamientos?, ¿cómo se piensan vencer las
resistencias italianas y francesas a nuestra incorporación a la Comunidad
Económica Europea? Es todo un síntoma de esta abstracta declaración el hecho de
que lo único que se precisa en detalle, el porcentaje exacto de la devaluación,
sea público doce horas más tarde.
Hasta que no conozcamos las respuestas a cada una de estas interrogantes es
imposible pronunciarse. Es evidente que las intenciones son excelentes, que la
voluntad es palpable, pero no lo es menos que los procesos históricos están
llenos de caminos bienintencionados que nos llevaron al infierno. Para que
podamos combinar el optimismo de la voluntad con el pesimismo de la inteligencia
es imprescindible que se nos descifre algo más que el ABC mera declaración de
principios de un plan económico-político que casi a los treinta días del 15 de
junio seguimos sin conocer. Es hora de que lo conozcamos, así como la respuesta
del P.S.O.E. Al fin y al cabo, centristas y socialistas son las dos opciones a
las que mayoritariamente votaron los españoles.