LOS PAÍSES RICOS DEBERÍAN VENDER CULTURA Y NO ARMAS A LAS NACIONES POBRES
La Santa Sede apoya la campaña de la Unesco contra el analfabetismo
Castelgandolfo 7. Promover una acción más amplia de la lucha contra el «grave y
urgente» problema de la alfabetización, es la exhortación que hace el Papa Pablo
VI en una carta dirigida al director general de la Unesco, Rene Maheu, con
ocasión del segundo decenio de la lucha contra el analfabetismo promociona-da
por dicho organismo internacional.
El Santo Padre, recordando que «la responsabilidad corresponde en ir.-do
especial a las autoridades nacionales, pone de relieve que la «cooperación
internacional se debe crear en un espíritu de sinceridad de servicio
desinteresado, en, el respeto a, las culturas especificas de cada pueblo, con la
voluntad de evitar todo cuanto fuese inadecuada búsqueda de influencia o forma
sutil de dominación. E invita a los responsables internacionales v nacionales a
la creación de una «fundación internacional vara la alfabetización.
Manifiesta, el Pontícife en su misiva que la Iglesia, desde hace mucho tiempo,
viene participando en el servicio a los «más desheredados, en modo particular
allí donde la pobreza es dominante, donde no se puede esperar en ventajas
materiales, pero donde la alegría de ver al hombre en pie, convirtiéndose en
participe de su educación, mejora por si mismo la cualidad de la propia vida v
descubre al mismo tiempo el fin último. Es la única recompensa para los Que
reconocen en cada hombre la imagen del Creador.
Una viva crítica hace Pablo VI a tía importancia que muchos países (entre ellos
también los que se encuentran en vías de desarrollo) dan unilateralmente a un
crecimiento económico estrictamente material, o mejor aún, en modo desastroso,
los gastos militares que contribuyen muy frecuentemente a hacer precarias la paz
11 la seguridad».
Para concluir preguntándose cómo «no llamar la atención sobre la grave
obligación moral de los dirigentes de las naciones ricas para hacer que tomen
conciencia los ciudadanos del grave deber de sentirse solidarios con los pueblos
menos favorecidos, de ayudarles en forma desinteresada y de incluir esta ayuda
en sus programas económicos en lugar de buscar siempre el mejor provecho para
sus inversiones, tanto en el plano nacional como internacional» .—Efe.