EL PAIS
TIEMPO DE ELECCIONES
Ya se sabía y el Gobierno no ha sido lo suficientemente I i sto para darse cuenta: La campaña electoral
coincide con la Feria del Libro y, así, entre mitin y mitin, lluvia. Así, va Joaquín Garrigues Walker y tiene
un accidente —uno más a sumar a la lista de los Camocho y compañía—, como si estos comicios tuvieran
un mal fario. Va Carlos Zayas y «puntualiza» su pintada ante el monumento a los Caídos en un pueblo
español del que borró el nombre de José Antonio Primo de Rivera, para ir luego a pedir protección al
Alcalde. A Zayas, lo mismo que a Tierno no hace muchos días, habría que decirle que, en determinados
momentos es mejor callarse que puntualizar.
Luego está lo de José Mata. No sé si todos le conocen o le recuerdan. Este candidato al Congreso por el
PSP y piloto civil, afiliado al Real Aeroclub de Barcelona Sabadell y ex teniente de aviación en tiempos
de la República se ofreció en su día a transportar en su avioneta a figuras políticas. Así recorrieron parte
de España entre otros López Raimundo, Jordi Pujol y, ya en la campaña electoral, Tierno Galvan.
Resulta que a José Mata le han prohibido que siga con las excursiones políticas. ¿Quién? El propio
Aeroclub de Barcelona, ¿Que por qué? Entre otras razones porque «su» avioneta está matriculada a
nombre del Real Aeroclub de Barcelona Sabadell como «avioneta de escuela» y, desde que comenzó a
viajar, en marzo, no se dedica a estos menesteres. Claro que José Mata tiene sus «razones»:
Los viajes nunca fueron remunerados y estos políticos a los que ha transportado es casi seguro que
ocupen un escaño en las próximas Cortes, donde podrán hacer mucho en favor de la «tan maltrecha
aviación privada y deportiva y de los aeroclubes». Es decir que ahora resulta que Tierno y López
Raimundo son los candidatos de los aeroclubes. A Mata hay que darle una medalla. Y que, a partir de
mañana, ofrezca una bicicleta a sus compañeros de partido.