PRINCIPE, JEFE DE ESTADO EN FUNCIONES.
EN EL SAHARA
La visita de don Juan Carlos respalda el sentimiento militar: España cumplirá sus compromisos
Por Angel Luis DE LA CALLE (Enviado especial de INFORMACIONES.)
EL AAIUN, 3.
SE hará cuanto sea necesario para que nuestro Ejército conserve intacto su prestigio y su honor.» Estas
palabras, ajustadas y lacónicas, eran las que desde hace tiempo los militares del Sahara estaban esperando
que alguien pronunciase. Corresponden al breve parlamento pronunciado por el Príncipe don Juan Carlos,
quien, como Jefe de Estado en funciones, y sobre todo como militar, visitó ayer inesperadamente la
capital del Sahara en una hora especialmente crítica para este territorio.
La presencia de don Juan Carlos en El Aaiún, cuya indudable trascendencia política merece párrafos
aparte, constituyó una sorpresa para todos. Razones de urgencia en el planteamiento del viaje y de
seguridad desaconsejaron la difusión de la noticia de su llegada prácticamente hasta pocos minutos antes
de que los dos aviones «Dassault Falcon 20», uno de los cuales pilotaba el propio don Juan Carlos,
aterrizasen sobre la pista del aeródromo militar de El Aaiún.
El Príncipe llegó poco después de las once de la mañana, hora local (doce del mediodía en la Península);
su séquito estaba compuesto por el ministro del Ejército, el Jefe del Alto Estado Mayor, el director
general de Promoción del Sahara, el director general del Servicio de Documentación e Información de la
Presidencia del Gobierno, el general Armada, miembros de su Casa y ayudantes.
En la pista del aeropuerto don Juan Carlos recibió los honores correspondientes por una compañía del
Tercio sahariano Don Juan de Austria, III de la Legión, y fue saludado por el capitán general de Canarias,
gobernador general del Sahara y jefes militares y autoridades civiles.
PALABRAS AL EJERCITO
Desde el aeropuerto, el Jefe del Estado en funciones se dirigió al cuartel general del Sector del Sahara,
donde se reunió con los jefes de las guarniciones y Cuerpos; desde allí se trasladó al acuartelamiento del
III Tercio. Allí tuvo lugar un acto emocionante cuando el Príncipe de España Impuso la medalla del
Ejército (máxima condecoración castrense en tiempo de paz) al capitán de la Policía Territorial, don
Rafael Cárdenas, que se distinguió el pasado año en acciones bélicas de singular trascendencia. Luego el
Príncipe presidió la ceremonia de homenaje a los caídos del Ejército Y depositó un ramo de flores ante el
monolito del patio del acuartelamiento.
El Príncipe y su séquito se trasladaron después al Centro Cultural de los Ejércitos, que todos conocemos
aquí como «el Casino». Frente a la puerta del edificio se había estacionado mucho público, que aplaudió a
don Juan Carlos, que saludó y conversó con un numeroso grupo de notables saharauis que le aguardaban
en la calle.
En «el Casino», más de 500 oficiales y suboficiales escucharon las palabras del Jefe del Estado en
funciones:
«He venido para saludaros y vivir unas horas con vosotros. Conozco vuestro espíritu, vuestra disciplina y
vuestra eficacia. Siento no poder estar más tiempo aquí con estas magníficas unidades, pero quería daros
personalmente la seguridad de que se hará cuanto sea necesario para que nuestro Ejército conserve intacto
su prestigio y el honor.
España cumplirá sus compromisos y tratará de mantener la paz. don precioso que tenemos que conservar.
No se debe poner en peligro vida humana alguna cuando se ofrecen soluciones justas y desinteresadas y
se busca con afán la cooperación y entendimiento entre los pueblos.»
«Deseamos proteger también los legítimos derechos de la población civil saharaui, ya que nuestra misión
en el mundo y nuestra historia nos lo exigen.»
«A todos un abrazo y un saludo con el mayor afecto, ya que quiero ser el primer soldado de España.»
Terminado su discurso, don Juan Carlos estrechó la mano de muchos de los allí presentes y dialogó con
varios militares, a algunos de los cuales reconoció como compañeros de su promoción en la, Academia
General Militar de Zaragoza, Desde «el casino», don Juan Carlos se dirigió a pie a la residencia del
general Gómez de Salazar, gobernador general del Sahara, donde se sirvió una comida ligera; el Príncipe
tomó un té saharaui, y poco después de las 14,30 horas locales regresó al aeródromo.
La visita de don Juan Carlos a El Aaiún respalda el cumplimiento de les compromisos
Poco antes de abandonar el domicilio del general Gómez de Salazar, el Príncipe impuso en una sencilla e
improvisada ceremonia el fajín de general al hasta ahora coronel Timón de Lara, jefe del tercio sahariano
don Juan de Austria. III de la Legión.
A las tres en punto de la tarde, el avión pilotado por don Juan Carlos despegaba con destino a Madrid, con
varios pasajeros más: entre ellos el capitán general de Canarias y el general gobernador del Sahara, que
ayer se reunieron con la Junta de Defensa Nacional
CUATRO HORAS DECISIVAS
En apenas cuatro horas, el Príncipe de España y Jefe de Estado en funciones ha aclarado con su presencia
y su gesto toda una muy confusa situación política. El viaje de don Juan Carlos, en el día del cumpleaños
de la Princesa Sofía, es un acto de suma trascendencia, que deberá ser examinado en el futuro con la
suficiente perspectiva histórica.
No es lícito ocultar ya que en el Sahara se había producido, a nivel general, un gravísimo sentimiento de
preocupación e inquietud ante las vacilantes y poco contundentes explicaciones que al país se le daban
sobre la forma en que nuestro Gobierno estaba encarando la solución del problema del Sahara.
A nivel del Ejército presente en esta alejada tierra, ese sentimiento era igualmente manifiesto, aunque la
tradicional disciplina militar impidiera su concreta y pública exposición. El Ejército español del Sahara
que tantas veces ha sabido cumplir las órdenes recibidas, aunque éstas fueran muchas veces incómodas y
amargas, atendía expectante al desarrollo del desenlace diplomático del problema del Sahara con
sentimientos cambiantes, de acuerdo con las variaciones del enfoque que desde Madrid se estuviese
dando al problema.
Cuando los indicios razonables hicieron pensar que Empaña y Marruecos estaban llegando a un acuerdo
para liquidar, por las buenas, el tema sahariano nadie ocultó ya su sentimiento: no, será una salida digna
de España en 1a descolonización de su última colonia el abandonó a secas, y menos ante el chantaje
manifiesto que suponía la «marcha verde» marroquí
SENTIMIENTO MILITAR
En la última semana este sentimiento se había materializado de muy diversas formas. Disciplinada,
respetuosamente, muchos oficiales habían hecho saber a sus superiores que en esta tierra estaba en juego
algo tan importante como el honor y la dignidad de España y de su Ejército. Las máximas autoridades del
territorio canalizaron este sentimiento hacia las instancias correspondientes. Y la respuesta ha sido
inmediata y definitiva.
En apenas cuatro horas ha aclarado una confusa situación política
El prestigio y el honor son palabras que ha utilizado en su breve discurso el Jefe del Estado en funciones
en su visita a El Aaiún. El valor de estas palabras, desde el punto de vista político, es innegable; a juicio
de todas las personas con las que hemos hablado se trata de un refrendo definitivo a la teoría mas
ampliamente mantenida aquí con respecto a la forma de finalizar la presencia española en el Sahara:
Queremos salir de aquí, primero, porque las circunstancias ya no son favorables para que, bajo nuestra
tutela, se culmine el proceso de autodeterminación del territorio, pero España tiene empeñada una palabra
con la Comunidad Internacional y con el pueblo saharaui para garantizar, hasta donde sea posible, el
derecho a la expresión de su destino futuro a los saharauis, y la integridad del territorio que permanece
bajo su Administración. Plegarse, como hace pocos días parecía insoslayable a la presión de una
maniobra, tan peligrosa como hábil, como tal es la de la «marcha verde» marroquí, a cambio de fosfatos y
de bancos pesqueros, hubiera obligado a una salida muy poco digna de España y, en consecuencia, de su
Ejército.
SEGURIDAD Y GARANTIA
Hoy las cosas están claras, salvando las eventualidades en un giro brusco. Lo ha dado a entender el
Príncipe en sus palabras y lo ha explicado también nuestro representante en las Naciones Unidas: España
cumplirá sus compromisos para mantener la integridad territorial, aunque sea preciso el uso de la fuerza.
¿Qué significa esto? Traducido al lenguaje romance puede afirmarse que España considerará una
violación de sus, fronteras el progreso de la «marcha verde». Y que recurrirán a las armas para detener
esa invasión. Crudamente el Ejército español en el Sahara hará uso de la fuerza para defender las
fronteras en las que tiene comprometida su dignidad.
Esto puede significar la guerra con Marruecos; nadie lo oculta y, muy al contrario, los expertos calculan
que en la presente circunstancia existe el 80 por 100 de posibilidades de que el desenlace sea bélico
Hassan II tiene la palabra. La Comunidad Internacional, a través del Consejo de Seguridad, ha sido, quizá
por una vez, bien explícita: «Ninguna de las partes interesadas debe hacer gesto alguno que signifique la
alteración del "statu quo»; a España se le encomienda, de acuerdo con resoluciones anteriores del alto
organismo, la defensa de las fronteras del territorio que administra.»
Si Hassan II pone en marcha a sus voluntarios estacionados en Tarfaya, que esperan su orden, España
responderá de acuerdo a los avisos que suponen nuestra intervención ante las Naciones Unidas y a las
alusiones hechas por don Juan Carlos en El Aaiún.
A los profetas corresponde ahora adivinar si el Rey de Marruecos podrá ya detener la marcha árabe, en la
que ha implicado de manera decisiva a su pueblo y a su Ejército; y les corresponderá también saber si esa
avalancha detenida y defraudada no se volverá contra el propio trono alauita. La solución, dentro de muy
pocos días.
Queda, por último, responder a dos preguntas muy concretas: ¿Está preparado el Ejército español del
Sahara para llevar a cabo la defensa del territorio? ¿Y qué papel real va a seguir Argelia en todo este
asunto?
A la primera de las cuestiones, no hay dificultad en responder: El Ejército está dispuesto y preparado,
aunque precisará un apoyo decidido y masivo de la nación para sostener su difícil cometido, la respuesta a
la segunda de las preguntas ha sido dada por los propios representantes argelinos su país actuará en caso
de que la invasión se produzca.
NOTICIAS
La presencia del Príncipe de España en el Sahara, segundo acto oficial que realiza como Jefe del Estado
en funciones desde que asumió tan alta responsabilidad el pasado jueves, ha restado importancia a las
noticias producidas ayer y hoy en el territorio y que, no obstante, no pueden ser olvidadas. Trataremos de
decirlas de la forma más breve posible.
— Fuentes saharauis indican que en la zona de El Farsia se produjo ayer un enfrentamiento entre tropas
de las Fuerzas Armadas Reales marroquíes y un grupo de integrantes del Frente Polisario. Parece que
hubo bajas, aunque no está determinado mi número; al parecer, el enfrentamiento tuvo lugar a mitad
de camino entre Echediria y Mahces, unos 70 kilómetros al interior del territorio saharaui.
— Hoy lunes ha comenzado la primera fase de la evacuación forzosa del personal civil que permanece en
el territorio sahariano. Una oficina especial está elaborando tarjetas de evacuación, que todos los
habitantes que aún permanecen en el territorio deberán exhibir a los encargados de trasportar a los
evacuados.
Está previsto que hoy ae celebre en el centro de El Aaiún una manifestación cívica de españoles
residentes en El Aaiún, en apoyo de la política que mantiene actualmente nuestro Gobierno con respecto
al problema de la descolonización del Sahara.
- Se han relajado de forma notable las medidas de seguridad establecidas tras la implantación del toque de
queda en la pasada semana. En los barrios altos de Colominas y Casas de Piedra han desaparecido los
carros de combate, sustituidos por carros blindados ligeros («A.M.L.»). No obstante, permanece intacto el
despliegue de fuerzas en torno a los lugares de mayor densidad de población saharauí. Las alambradas
siguen en su sitio y fuerzas de tropas nómadas, paracaidistas y de la Legión se encargan de la prevención
y vigilancia.
3 de noviembre de 1975