MAS DE DOSCIENTAS MIL PERSONAS ACLAMARON A FRANCO EN EL GRAN SAN BLAS
EN EL ACTO DE INAUGURACIÓN DEL IMPORTANTE NÚCLEO URBANO PRONUNCIARON
DISCURSOS LOS SEÑORES MARTÍNEZ SANCHEZARJONA Y SOLIS RUIZ
"LO MAS TRASCENDENTE PARA EL FUTURODIJO EL CAUDILLOES EL MANTENIMIENTO
DE LA UNIDAD NACIONAL, ES LA FIRMEZA DE NUESTRA BASE POLÍTICA"
Con su presencia en el Gran San Blas, Franco ha demostrado, una vez más, la creciente atención personal
que dedica, que ha dedicado en el último cuarto de siglo, al problema de la vivienda. Ayer fueron más de
7.000 familias las que recibieron de manos del Caudillo el calor de un hogar. Hoy, 18 de julio, en todas
las provincias españolas se entregarán muchas más. Es un paso adelante en esta espléndida cruzada de paz
y justicia social, que se inició con las armas en la mano hace veintiséis años. Franco, con sus palabras
ante más de 200.000 personas congregadas en el nuevo sector urbano de Madrid, lo ha recordado. Es la
batalla por la paz y el bienestar de los españoles; batalla incruenta que cuesta mucho ganar. Pero las
etapas difíciles se han superado y el camino permanece abierto a nuevas iniciativas, a un más fuerte
impulso. En estos años se han sucedido, perfeccionándose, planes y programas ambiciosos. Los
resultados están a la vista de propios y extraños como ejemplo vivo de una voluntad férrea de reconstruir
España, de dotarla de una fisonomía alegre, sana. Aún queda lejos la meta final—ni un español sin
hogar—, pero el entusiasmo de los gobernantes y el ímpetu decidido con que se ha atacado el mal
auguran un venturoso y próximo remate de la tarea emprendida. No es baladí la empresa, ni puede
llevarse a feliz término sin la colaboración de todos. Pero una legislación muy estudiada, muy bien
estructurada, abre las puertas a esta colaboración en condiciones muy ventajosas. Hasta ahora esa
colaboración no ha sido negada. Gracias a ella, merced al tenaz esfuerzo dei Estado, 135.000 viviendas se
concluyeron en 1961. Y en el primer semestre del actual se han superado todas las previsiones, incluso las
más optimistas.
Y así, un año tras otro, como ha dicho el Jefe del Estado, se continúa esta dura lucha por una España
mejor, "redimiendo suburbios, quemando chozas y dando albergue a las familias".
En el acto de Inauguración de viviendas en el Gran San Blas, el Jefe del Estado pronunció el siguiente
discurso :
"Españoles:
En este 17 de julio tan evocador os habéis congregado aquí para inaugurar el gran barrio de San Blas. A
esta misma hora y en el día de mañana en toda la geografía española se ofrecerán a la nación muestras de
la vitalidad de nuestro Régimen, de esta batalla dura por la vivienda, que, iniciada en los albores de
nuestra Cruzada, ha continuado un año tras otro, redimiendo suburbios, quemando chozas y dando
albergue a las familias. (Grandes aplausos.) Para que pudiéramos llegar a estas horas de plenitud hemos
tenido que sacrificar muchas vidas españolas. Aquella sangre tenía que ser fecunda, Y no me refiero
a la sangre de uno solo de los bandos... (Los aplausos y vítores interrumpen al Caudillo), sino a toda la
que se derramó por el empeño para llegar a la liberación de nuestra Patria. (Grandes aplausos.)
Y es que en España había ansias de revolución. Nadie estaba conforme con la España que padecíamos
(Muy bien, muy bien); la revolución estaba en todos los sectores; unos la querían para salvar los valores
de la espiritualidad en trance de derrumbarse, otros para asegurar el res peto de la conciencia, muchos por
la justicia social y para la elevación del nivel de vida, otros porque las esencias de la Patria, esa Patria que
a todos los cobija, estaban en trance de fraccionarse y desaparecer, y muchos otros para evitarnos la
esclavitud del comunismo que nos amenazaba. (Grandes aplausos.) .Unos y otros, todos, pugnaban por
una revolución. Por eso se acogió con aquel calor a la República, que en pocos años nos defraudó,
sumiéndonos en fango, sangre y lágrimas.
Había un deseo de revolución que solamente podía hacerse con una espada victoriosa, con una victoria
que representase la liberación, con una victoria con alas, con una victoria que volase, que tuviese
doctrina, con una victoria con contenido. (Grandes y prolongados aplausos.)
Y esto no fue una novedad que nace con la victoria; esto lo anunciamos desde los primeros meses de
nuestra lucha. Entonces explicamos por lo que luchábamos, entonces definimos la inquietud social de
nuestro Régimen. La primera ley social que dimos a España fue la de la Fiscalía de la Vivienda, que nos
permitió conocer el mal, la estadística de lo que faltaba en España, de sus viviendas insalubres. Vino
inmediatamente el Fuero del Trabajo, "Carta Magna" de nuestra justicia social; le siguió 1a Ley del
Instituto de la Vivienda, que empezó a poner remedio a aquella necesidad. Y más tarde, como no bastaba
con aquello, nació el Ministerio de la Vivienda, hoy encargado de crear todos estos polígonos, de realizar
todas estas aspiraciones para que no haya una familia sin hogar. (Una voz: "¡Viva el Caudillo de España!"
Grandes aplausos.)
Pero nuestra victoria nos dio otra cosa mayor, que fue la de encontrarnos a nosotros mismos, el superar el
pesimismo que consumía a España, el demostrar que los españoles de hoy no eran distintos de los de
nuestros siglos de oro, que tenían las mismas características de genio, de valor y de heroísmo. Y así
España asombró a Europa y al mundo, al demostrar que estaba en plena forma; que no eran los españoles
los decadentes, que lo decadente era todo el sistema que nos había presidido. (Grandes aplausos.)
En España hubo muchos intentos de. salvación. Sufrimos en el siglo pasado dos guerras civiles,
sostuvimos nuestra guerra gloriosa y victoriosa de la Independencia; pero todas aquellas ocasiones se
perdieron, y se perdieron porque sus victorias fueron victorias sin alas, victorias sin política ni contenido,
y la paz nos volvía a las mismas causas para producir los mismos efectos que perduraron hasta nuestra
guerra de Liberación. Y esta guerra no se perdió porque había un Movimiento Nacional lleno de doctrina,
con soluciones para los problemas nacionales, con fe en la victoria, con fe en el futuro, con seguridad...
(Los entusiásticos aplausos interrumpen al Caudillo).
Desde los primeros días de nuestra contienda empezamos a construir, nuestro edificio social inspirados en
los principios de aquella encíclica papal de León XIII, la "Rerum Novarum", plena de doctrina. Incluso
fuimos más lejos de lo que en ella se establecía. Nos manda la Iglesia santificar las fiestas; nosotros
creíamos desde el primer momento que no cabía plena santificación sin jornal, y así establecimos los
salarios de los domingos (Muy bien, muy bien), que no cabía la conservación de la familia si no disponía
de un hogar salubre. Y por eso empujamos la construcción de las viviendas; que no era posible la
existencia de la familia numerosa si no se bendecía el hogar con el salario familiar. Y surgieron todas las
disposiciones y todas las leyes que protegen a la familia. Y aun esto no nos bastaba: necesitaba
mos la extensión de la cultura, que la cultura llegase a todos los lugares y a todos los rincones de la Patria
(Grandes y prolongados aplausos), que no se perdiese ninguna inteligencia por falta de medios. Y hemos
llegado en este año a dedicar 1.200 milones de pesetas, todo el importe del Impuesto sobre la renta, para
becas, de estudios y aprendizajes para las clases menos dotadas (Muy bien, muy bien). Es decir, que
cuando llegan a nosotros las voces de los Pontífices, en la magnífica encíclica "Mater et Magistra", de
Juan XXIII, la recibimos con alborozo porque veníamos caminando hacia ella desde hace veinte años
(Grandes aplausos). Y estos mismos días en las Cortes Españolas fue aprobada una ley de gran
trascendencia moral para los trabajadores españoles: la de coparticipación en los Consejos de
Administración de las empresas, esto es, la elevación de nuestros obreros, que conozcan los problemas de
la empresa y que se sientan Solidarios de ella. Sé que hemos echado sobre vosotros una grave
responsabilidad, confiados y seguros de que habréis de responder a ella con la hombría de bien y con la
caballerosidad que en todas las ocasiones habéis demostrado." (Muy bien, muy bien. Grandes aplausos.)
Hablaba Solís hace unos momentos de la gran obra sindical, de lo que el Sindicato representa en la vida
española, de la participación que tiene en la vida del Estado. Yo quiero añadir solamente estas palabras;
somos la primera nación que hemos dado estado al sindicalismo moderno, que le hemos dado los cauces y
la ocasión para que colabore en la confección de las leyes y en el gobierno del pueblo; pero no a través de
la suplantación de los partidos políticos profesionales. Aquí están debida y directamente representadas las
clases productoras españolas. (Grandes aplausos.)
Pero todas estas realizaciones sociales necesitan una base económica. Sin base económica y sin progreso
económico no cabe la mejora social. Nosotros hemos partido de un vacío, un vacío constituido por un
siglo de abandono, por un siglo liberal: el siglo del "dejar hacer", que era el "no hacer" y, por eso, desde
los primeros tiempos nos planteamos los problemas de la Patria, los déficits que la Patria tenía en todas
sus actividades, cómo se encontraba su balanza comercial, cómo se perdían jornales y jornadas de trabajo,
todo lo que era necesario y de urgencia para alcanzar una vida nueva, distinta de la que hasta entonces
habíamos tenido, y buscar la colocación completa, para que no faltaran jornales en la ciudad y en el
campo. Y así vinieron los años precedentes a la estabilización, que prepararon esta estabilización, que se
pudo hacer—y se hizo rápidamente, sorprendiendo al extranjero—porque habíamos creado las bases,
porque en política llevamos una línea recta y no una improvisación, y habíamos preparado los medios
para la estabilización. Y realizada ésta, no era tampoco por mero capricho, sino la base de partida para un
período de desarrollo que exige un gran esfuerzo, el esfuerzo aunado de todos.
Yo comprendo que no son todas las situaciones de España las mismas. Hay quien, afortunadamente,
trabaja en una empresa moderna que puede pagar jornales muy parecidos a los que en el exterior se dan.
Hay otros que trabajan en empresas que tiene una maquinaria y un utillaje viejos y cansados, que son
incapaces de producir a bajo precio, y a éstas tenemos que transformarlas para que puedan dar buenos
jornales, para que puedan competir en los mercados (muy bien. Grandes aplausos), para que puedan
transformar su marcha cansina en una marcha próspera.
Se quejan muchas veces nuestros productores—en estos días se quejan los fabricantes textiles catalanes—
de que hay una escasez de compra, que los españoles compran poco, y muchas veces se pregunta uno
recorriendo esos campos estériles y pobres: ¿cómo van a comprar, si no tienen con qué comprar?
(Grandes aplausos.)
Si nosotros queremos ampliar estos mercados, si aspiramos a que las empresas marchen prósperamente,
tenemos que levantar todas las comarcas deprimidas, y esto quería recordaros: que hay en España muchas
zonas deprimidas, que necesitan un auxilio, que requieren la solidaridad nacional, que les demos un orden
de preferencia para llevar a ellas la alegría que en los otros hogares existe, para llevar a todos esos
rincones la buena nueva de que el Movimiento ¡Nacional tiene soluciones para todos, y que lo mismo que
los montes se pueblan de árboles, y los canales y pantanos cruzan y abrazan las tierras de España, que
convierten en vergeles, también a ellos les ha llegado su hora. (Grandes aplausos.)
Pero lo más trascendente para el futuro, lo más importante para que ésa obra no se interrumpa, es el
mantenimiento de la unidad nacional, es la firmeza de nuestra base política. Poco importa que en el
extranjero se nos comprenda o no se nos comprenda (grandes y prolongados aplausos). Si nosotros
conservamos nuestra fe, si nosotros conservamos nuestra unidad, si nosotros mantenemos nuestra
fortaleza, tened la seguridad de que vendrán a nosotros y de que tendremos un puesto en el mundo.
¡Arriba España!
(Una clamorosa salva de aplausos acogió las últimas palabras del Caudillo, oyéndose gritos de ¡Franco!
¡Franco! ¡Franco!)
Doscientas mil personas en el Gran San Blas
En la barriada del Gran San Blas cerca de 200.000 personas rindieron ayer tarde un cálido y fervoroso
homenaje de adhesión y fidelidad al Jefe del Estado, al que no cesaron de aplaudir y vitorear desde el
mismo instante, en que el coche que ocupaba hizo su entrada en la barriada. El Generalísimo Franco había
de entregar 7.486 viviendas de tipo social y de renta limitada, construidas por la Obra Sindical del Hogar
al amparo de los beneficios concedídos por el Ministerio de la Vivienda. El grupo corresponde al Plan de
Urgencia Social de Madrid, y de ese total de viviendas, 1.996 son de renta limitada de tercera categoría y
5489 de tipo social. Las viviendas ocupan un amplio polígono de más de medio millón de metros
cuadrados entre la calle de Hermanos García Noblejas, prolongación de O´Donnell, ramal de la carretera
de Aragón a Vicálvaro y las primeras construcciones del conjunto San Blas.
LLEGA EL JEFE DEL ESTADO
El Jefe del Estado llegó a la plaza donde se habían levantado las tribunas a las siete y treinta y cinco de la
tarde. Vestía de pai sano e iba acompañado por el ministro secretario general del Movimiento, don José
Solís Ruiz. En otros coches iban los jefes de sus ´Casas Militar y Civil, teniente general Asensio y conde
de Casa Loja; los segundos jefes, general. Laviña y señor Fuertes de Villavicencio, respectivamente, y los
ayudantes de servicio. Iba precedido por una sección de motoristas.
Le aguardaban el vicepresidente del Gobierno, don Agustín Muñoz Grandes, y los ministros de la
Vivienda, señor Sánchez-Arjóna; de la Gobernación, señor Alonso Vega; subsecretario de la Presidencia,
señor Carrero Blanco; de Agricultura, señor Cánovas, del Aire, teniente .general Laca . lle; de Marina,
almirante Nieto Antúnez; de Obras Públicas, señor Vigón; de Educación Nacional, señor Lora Tamayo;
de Comercio, señor Ullastres; de Trabajo, señor Romeo Gorría, y de Información y Turismo, señor Fraga
Iribarne; vicesecretario general del Movimiento, señor Herrero Tejedor; secretario general de la
Organización Sindical, señor Lamata; alcalde, conde de Máyalde; presidente de la Diputación, marqués
de la Valdayia; gobernadores militar y civil, general Roldan y señor Aramburu, respectivamente; teniente
general Rodrigo; directores generales de Seguridad, don Carlos Arias, y de la Guardia Civil, teniente
general Alcubilla; subsecretario de la Vivienda, don Blas Tello, y los directores generales señor Salgado
Torres, García Lomas y Bidagor; delegados nacionales y presidentes de los distintos Sindicatos. Mientras
el Caudillo saludaba a los miembros del Gobierno y demás personalidades, la banda de música de un
grupo de empresa interpretó el Himno Nacional, mientras la multitud no cesaba de aplaudirle y vitorearle.
El obispo auxiliar de la diócesis, doctor García Lahiguera, revestido de pontifical, procedió seguidamente
a la bendición dé las viviendas, y después, el Generalísimo Franco, con los ministros de la Vivienda y
secretario general del Movimiento, visitó detenidamente una de las casas. Luego se dirigió, entre
constantes vítores y aplausos de la multitud, a la tribuna que se había levantado para él y los miembros
del Gobierno, y que aparecía adornada con plantas, tapices y un gran escudo nacional, y rodeada por
mástiles en los que ondeaba la bandera nacional. Desde allí, Franco y las personalidades que le
acompañaban pudieron contemplar la inmensa concentración de empresarios y productores, entre los que
figuraban los vocales de las Juntas, Jurados de Empresa y enlaces sindicales, que sé habían trasladado allí
en autobuses y taxis, cuyos propietarios o trabajadores también se incorporaban a la manifestación de
homenaje. Había incontables pancartas con leyendas análogas a éstas: "Franco, artífice de la paz.
Vallecas, agradecida", "Por Franco y España, Vallecas trabajadora".
Como no cesaban los aplausos y los gritos de "¡ Franco, Franco, Franco!", "¡Arriba España!" y "¡Viva
España!", desde los altavoces se pidió silencio para iniciar el acto.
El Generalísimo Franco procedió al reparto dé los títulos de propiedad a los presidentes de los Sindicatos
y de las Mutualidades, ceremonia durante la cual no decayó un solo instante el entusiasmo de los
concentrados. Dichos presidentes desfilaron personalmente ante Su Excelencia, que iba entregando a cada
uno la carpeta correspondiente a los títulos, al propio tiempo qué les estrechaba la mano; Al
terminar la distribución se reprodujeron los vivas a España y a Franco y atronadoras salvas de
aplausos.
DISCURSO DEL MINISTRO DE LA VIVIENDA
Habló en primer término el ministro de la Vivienda, don José María Martínez Sanchez Arjona.
"Como ministro de la. Vivienda—dijo— no puedo dejar de pronunciar unas palabras en las que con
brevedad resuma las características de este conjunto urbano, que fue iniciado en el año 1954 con la
construcción de 1.978 viviendas, incluidas en el plan "Francisco Franco" de la Organización Sindical. La
actuación anterior no tendría trascendencia alguna para lo que con el tiempo había de convertirse en el
distrito urbano de San Blas´.
En él se han edificado 13.994 viviendas por la Obra Sindical del Hogar, primer promotor de España, a la
que quiero hacer constar mi gratitud por la colaboración decidida y leal que ha prestado al Ministerio en
el desarrollo de la política "social en materia de vivienda. El Ministerio ha construido 3.703 viviendas a
través del Instituto Nacional de la Vivienda y de la Organización de Poblados Dirigidos, y la promoción
privada, 1.092. En total, 18.788 viviendas, que albergan bajo sus techos alrededor de 1oo.ooo almas, y
que, unidas a las 16.000 restantes, .cuya construcción está programada, cobijarán una población superior a
la que tienen el 84 por 100 de las capitales de provincia españolas,
La Comisaría General para la Ordenación Urbana de Madrid, que ha realizado las adquisiciones de suelo
precisas y ha hecho la urbanización perimetral del sector, ha colaborado de modo decidido a conseguir
que esta agrupación urbana tenga unas características excepcionales, y quiero hacerlo destacar así de
modo expreso.
Nps congregamos hoy aquí para hacerla entrega oficial de las 7.484 viviendas, que constituyen la fase de
actuación denomimada Gran San Blas. Estas viviendas, cuyo costo se eleva a 728.662.469.58 pesetas,
están divididas en dos grandes grupos: viviendas de tercera categoría, con una superficie media de 63,
metros cuadrados, districuídos en vestíbulo, comedorestar, cocina, solana, cuatro dormitorios y aseo, y
viviendas de tipo social de 54 metros cuadrados de superficie, distribuidos en comedorestar, cocina, tres
dormitorios y aseo. Comprende además 640 locales comerciales, 10 grupos escolares, un mercado y una
iglesia.
El Ministerio de la Vivienda, que al someter a la aprobación del Gobierno, primero, y de las Cortes,
después, el Plan Nacional de la Vivienda ha hecho patente de modo público la necesidad de que a estas
aglomeraciones urbanas se las dote de todos los servicios complementarios, quiere hacer constar en este
acto ante Su Excelencia que se han iniciado ya, con carácter de urgencia, los trabajos de confección de
proyectos para la inmediata iniciación de las obras correspondientes a las edificaciones complementarias
del distrito urbano de San Blas.
Fue preciso para ello que se aprobasen recientemente los decretos de coordinación de la actuación del
Ministerio de Educación Nacional con el de la Vivienda para la construcción de escuelas de primera
enseñanza y edificios escolares; con la Secretaría General del Movimiento para la edificación de las
instalaciones en que ha de desarrollar sus actividades, y entre las que destacan las correspondientes a la
Organización Sindical, Sección Femenina, Juventudes y Delegación Nacional de Deportes, así como el
que arbitra la fórmula de financiación para la construcción de centros parroquiales e iglesias.
El distrito urbano de San Blas dispondrá de las siguientes edificaciones complementarias :
Quince parroquias, con sus correspondientes centros parroquiales: 27 grupos escolares de doce grados;
ocho centros de enseñanza media o laboral; un centro comercial principal y 14 secundarios; 322 locales
para oficinas; un hotel; un ambulatorio del Seguro de Enfermedad, a cuyo efecto se reservan los solares al
Instituto Nacional de Previsión; 14 consultorios sanitarios; 62 guarderías infantiles; 18 jardines de
infancia; una residencia para ancianos; una Tenencia de Alcaldía; un Parque de Bomberos; un edificio
para los servicios públicos municipales; un cuartel de Policía Armada; una Comisaría de Policía; un
edificio para los servicios de comunicaciones (correos, telégrafos y teléfonos); siete edificios secundarios
para los servicios de comunicaciones; una Casa Sindical; una Delegación de Distrito del Movimiento; una
Delegación de la Sección Femenina ; una Delegación de Juventudes; un centro principal de relación y
recreo; tres salas de espectáculos; un complejo deportivo; siete instalaciones secundarias de carácter
deportivo; siete garajes y las correspondientes estaciones de servicios; 140 talleres artesanos; 15 paradas
de transportes colectivos con marquesina y quioscos para la venta de periódicos y revistas, y varias áreas
de aparcamiento, aparte de las correspondientes zonas verdes.
Señor, cuando podamos inaugurar estas instalaciones habréis creado dentro de Madrid un núcleo urbano
que todo se lo debe al Movimiento y que ha sido posible levantar gracias a la paz y tranquilidad que V. E.
ha ganado para España, y gracias también a vuestro que hacer constante que nos ha impuesto normas y
consignas para dotar a todos los españoles de una vivienda digna y de los medios necesarios para disfrutar
de los beneficios de todo orden de nuestra pristiana civilización. Pero con ser importantísima esta obra,
no es sino un botón de muestra en la gran tarea realizada por V. E., que ha consagrado su vida al resurgir
de nuestra patria. En todos los puntos cardinales de Madrid se elevan edificaciones que lo proclaman, y en
la restante geografía española los grupos de viviendas acogidos a la protección del Estado demuestran
igualmente la voluntad de hacer de un Régimen y de un sistema político que a las órdenes de su Capitán
quiere ganar para su pueblo en muy pocos años el retraso de siglos de abandono que le hicieron perder la
rectoría del mundo.
¡ Viva Franco ! ¡ Arriba España !" El discurso del señor Sánchez-Arjoña, que había sido interrumpido en
varios pasajes por los aplausos y vítores a Franco, fue acogido al final con una prolongada ovación,
repitiéndose el entusiasmo hasta que se hizo el silencio para que hablara el ministro secretario general del
Movimiento.
PALABRAS DEL SEÑOR SOLIS
"En Valencia, hace unas semanas—empezó diciendo el señor Solís—, os recibieron con entusiasta fervor
para agradeceros cuanto habéis hecho en favor de una provincia que había sufrido una grave desgracia.
Días después inaugurasteis la que hace el número 117 de las Escuelas de Formación Profesional, en las
que se educan 30.000 hijos de productores. Hoy aquí habéis entregado más de 7.000 hogares, para
nuestros trabajadores.
Aquí, están los hombres del trabajo vienen á alegrarse también con la alegría de sus compañeros: vienen a
convivir con ellos en estos momentos, pero también a algo más; estos hombres, hombres del 18 de Julio,
vienen a expresaros su fe, su fe entrañable, por vuestra obra; vienen a manifestaros su esperanza, su
seguridad en el porvenir. Vienen a expresaros su cariño, su adhesión, porque no sólo os consideran con
honor el primer trabajador de España, sino que ellos saben que os habéis entregado por entero al servicio
de la patria y de la justicia social. Veis en estas caras veteranos y hombres de ayer que lucharon en otras
organizaciones, pero que están ahora incorporados a esta Organización Sindical. Pero veis también
hombres jóvenes y muchachos, que son las generaciones que vienen después; son la incorporación
necesaria de savia nueva, de savia joven, a nuestro Movimiento; son los futuros dirigentes del mañana
que, gracias a vos y a vuestra política, se educaron de forma distinta que nosotros nos hemos educado.
Tendrán viviendas diferentes y crearán un hogar más cristiano. No nos tiene que preocupar el presente,
porque os tenemos, señor; pero tampoco nos preocupa el porvenir, porque aquí están nuestros hijos con el
mismo empuje que hemos tenido nosotros y también con la misma pasión por defender todo lo que estos
años hemos defendido.
Autenticidad sindical se nos dice, y con autenticidad sindical nos presentamos ante Vuestra Excelencia
los hombres del trabajo. Aquí están los que producen trabajando, los que trabajan dirigiendo, los que a
diario se ganan el pan ton el sudor de su frente. Lo más selecto de nuestra patria, los que llevan sobre sus
espaldas, en gran parte, su peso. Aquí están esos miles de enlaces sindicales que prestan a sus
compañeros, al Sindicalismo y a España un servicio tan callado como eficaz, contribuyendo a la armonía
y justicia en el trabajo. Aquí están los Jurados de Empresa, célula básica del Sindicalismo; los vocales de
las Juntas Sindicales, los presidentes de las entidades, los dirigentes de esta provincia y los dirigentes
nacionales, y con ellos docenas de millares de encuadrados, ejemplo vivo de una organización efectiva,
unida, auténtica.
Auténticos somos, y autenticidad representan estos empresarios, estos técnicos, estos obreros, hasta el
punto de que podemos afirmar aquí que jamás en España, y tampoco fuera de ella, una organización
sindical puede convocar, como la nuestra, a mayor número de hombres con sentido de unidad, de
camaradería, de auténtica hermandad.
Estos hombres tienen, naturalmente, sus problemas. Ellos desean el fortalecimiento, cada vez mayor, de
sus empresas, porque saben que sólo con empresas a nivel y rendimiento europeo pueden alcanzar
salarios europeos ligados igualmente a ese rendimiento. Ellos desean participar en la comunidad que la
empresa supone, ofreciendo su competencia y conocimientos. Ellos se muestran orgullosos de las
conquistas sociales logradas por nuestro Movimiento y ofrecen su colaboración para el perfeccionamiento
del Seguro de Enfermedad, convenios sindicales, Mutualismo, gran conquista del Régimen. Las empresas
se afanan por mejorar sus instalaciones, su viejo utillaje, preparándose para la gran batalla de la
competencia, para lo que necesitan crédito suficiente. Estos, hombres desean reforzar sus estructuras
representativas de todo tipo, y entre ellas las propias sindicales, como acordaron en sus últimos
Congresos.
En realidad, nuestras legislación sindical, nuestra Organización, ha estado abierta a un continuado
perfeccionamiento, como lo demuestra la llegada dé las representaciones elegidas por el voto libre y
secreto en las primeras elecciones de 1944, la designación de las Juntas electivas, elección de sus
presidentes, la participación de empresarios y trabajadores en la administración de los fondos sindicales,
la creación de los Patronatos rectores de las Obras Sindicales, la movilización de empresarios y
trabajadores para cubrir un tercio de los Ayuntamientos y de las Cortes, la participación en el Consejo del
Reino y Consejos Sociales de educación y económicos del Estado, la celebración de Congresos Mixtos de
resonancia nacional e internacional, los Consejos Económicos Provinciales, los Convenios Sindicales
Colectivos, la participación en los proyectos de estabilización, desarrollo y expansión, tantas y tantas
realidades que hacen de nuestro sindicalismo una organización abierta, dinámica, actual.
Cumpliendo acuerdos de nuestros Congresos, nos enfrentamos con el perfeccionamiento de nuestras
estructuras sindicales para fortalecer su unidad, reforzar su eficacia, mantener su autenticidad. Todo ello
de conformidad con vuestra consigna dada ante el Consejo Nacional el pasado octubre al decirnos que: a
la Organización Sindical ha decírsele reconociendo un mayor campo de actividades, cómo exigen su
naturaleza, su mayoría de edad y el puesto destacadísimo que ocupa entre nuestras estructuras orgánicas,
seguro de que cumplirá su cometido sin menoscabo de la lealtad y disciplina con que vienen ajustándose a
sus insustituibles lineas constitutivas. Ello permitirá, a su vez, que los órganos del Estado pueden
dedicarse más intensamente a otras nuevas tareas ya las que son sus funciones privativas e
intransferibles."
Hoy tenéis aquí esa España fraterna, borrados, separaciones y partidismo; tenéis aquí esa España
organizada al servicio de un ideal; esa España fortalecida por la unión permanente de sus hombres. Aquí
tenéis vuestra España, la España de Franco, la España eterna.
Y para terminar, señor, en nombre de estos hombres, en nombre de estos trabajadores, de estos técnicos,
de estos empresarios, quiero decirle que este ejército del trabajo forma ya en vanguardia en la nueva
batalla que entabláis para elevar aún más el nivel de vida de los españoles.
Este pueblo del trabajo os sigue porque, como nos dijisteis el año 1942 en el Consejo Nacional, sabe que
sólo se es libre cuando no se está acosado por la necesidad; este pueblo del trabajo os tiene proclamado
como su jefe y capitán, y este pueblo del trabajo no engaña, pues en él está la verdad.
La España del trabajo os escucha. Mandad; nosotros obedecemos."
También fueron interrumpidos algunos párrafos del discurso del señor Solís, y al finalizar se repitieron las
ovaciones entusiastas hasta el momento en que hizo uso de la palabra el Generalísimo Franco.
FRANCO ABANDONA EL POBLADO
Terminó su discurso el Jefe del Estado a las nueve menos cuarto de la noche. Atronadoras salvas de
aplausos acogieron las palabras del Caudillo, que, emocionado, levantó la mano repetidamente para
saludar a los concentrados en torno suyo. La ovación duró largo rato, y después se inició el "Cara al Sol",
cantado por todos, y al final del himno, el Generalísimo dio los gritos de rigor.
Franco descendió de la tribuna en unión de los ministros, y hasta ocupar "su automóvil, en compañía del
señor Solís, no dejó de escuchar el clamor entusiasta de la multitud, y así todo el trayecto hasta penetrar
en la capital por la carretera de Aragón, dirigiéndose a su residencia de El Pardo.
Características de las viviendas
Las viviendas entregadas ayer por el Generalísimo Franco en el Gran San Blas tienen un valor medio de
114.000 pesetas las de renta limitada, y de 68.500, las de tipo social. La cantidad mensual a pagar para la
total amortisación está en relación con la superficie de cada vivienda. Se estima, por tanto, que la media
mensual de las de renta limitada es de 600 pesetas, y las de tipo social, 400. En dichas cantidades va
incluido el pago diferido de la amortización inicial, que se abonará en cinco años, y hay que añadir,
además, los gastos de administración y conservación. De los setecientos veintiocho millones y medio que
se han invertido en las obras, poco más de 1oo miñones corresponden al valor de los solares; más de 650,
a las viviendas propiamente dichas, y el resto, unos 77 millones, a obras de urbanización.