Economía
PEQUEÑA Y MEDIANA EMPRESA
EL Ministro de Trabajo, señor Jiménez de Parga, ha recibido hace unos días a los representantes de la
pequeña y mediana empresa, a los que les ha prometido un profundo y detenido estudio de la
problemática del sector.
La pequeña y mediana empresa española es el puntal, la base de nuestro mundo empresarial porque no en
balde éste se nutre, en su mayor parte, por este tipo de empresas y porque son ellas los máximos
receptores de la mano de obra.
Mas a pesar de ser el vértice empresarial, la pequeña y mediana empresa vive desde hace algún tiempo,
debido al juego de diversos factores, en una situación que si no me atrevo a calificarla de agonía, sí se
puede decir que muy grave con tendencias al empeoramiento si de inmediato no se pone coto a sus males.
Dos problemas esencialmente graves están enquistados en la pequeña y mediana empresa y que inciden
sobre ella alarmantemente: la Seguridad Social y la financiación.
La Seguridad Social es para la pequeña y mediana empresa uno de sus costes más altos, en algunos casos
insostenibles. El pequeño empresario se ve obligado a unos desembolsos de tal envergadura que su
liquidez queda, por este simple hecho, tambaleante, siendo obligado por puro instinto de supervivenvia, a
repercutir esa cotización sobre el precio final del producto. Desde otra perspectiva, la Seguridad
Social actúa, en algunos casos, como desencadenante del cierre y quiebra de la pequeña y mediana
empresa, ya que al encontrarse ésta en malos momentos económicos y exigírsele el pago del alto
porcentaje de las cuotas —en caso de retraso en el ingreso se llega a unos recargos que sobrepasan el 100
por 100— la empresa se ve obligada al cierre o, lo que es peor, a la pérdida de su patrimonio mediante el
embargo y subasta de sus bienes.
Para algunos empresarios la Seguridad Social no es más que un Impuesto, porque estiman que si ésta se
privalizase se reducirían los costos en un 50 por 100. Hay que señalar que el fantasma de la Seguridad
Social pesa también sobre las grandes empresas; sin embargo, éstas, debido a su más fuerte economía,
pueden hacer frente con mayor holgura a esos desembolsos, lo cual no quiere decir que la carga no sea
igualmente injusta.
El segundo problema de grandes dimensiones con que se enfrenta la pequeña y mediana empresa, y de
esto sí está en abismal desventaja respecto a las de gran envergadura, es la financiación.
El tortuoso camino que un mediano o pequeño empresario debe recorrer para conseguir una financiación
adecuada, las garantías exigidas, la complicada tramitación y el elevado interés, hacen que éste se retraiga
y se reduzca a mantener su empresa en los límites de su creación. No le interesa la financiación, el
crédito, porque éste en lugar de actuar como bálsamo expansionista de la empresa, actúa como corsé
ortopédico de ésta.
La falta de financiación en la pequeña y mediana empresa influye, indefectiblemente, en su normal
desarrollo y en su crecimiento, produciéndose, por tanto, un estrangulamiento en la creación de puestos
de trabajo, como consecuencia lógica de cerrarse la puerta a nuevas fuentes de riqueza.
Frente a estos dos graves problemas señalados y a otros, cuya intensidad no es menor, e] pequeño y
mediano empresario, tomando conciencia de que la unión hace la fuerza, crea asociaciones, se reúne y
llama ahora, con insistencia, a las puertas de la Administración. Esto lo celebramos y aplaudimos, mas
nos sentiríamos más satisfechos de que, sin presiones, el Estado tomase conciencia de esa problemática
que es, en definitiva, la del 90 por 100 de nuestro mundo empresarial.
José Juan DEL SOLAR ORDOÑEZ