FRONDIZI RECIBE LAS LLAVES DE MADRID DE MANOS DEL CONDE DE MAYALDE
"LOS ESPAÑOLES ME HAN RECIBIDO CON ALGO MAS QUE SU HIDALGUÍA Y SU
HOSPITALIDAD: CON EMOCIÓN", DIJO EL ILUSTRE VISITANTE
La comitiva llegó a la plaza de Colón a las siete menos veinte, donde esperaba al primer magistrado
argentino el Ayuntamiento bajo mazas, con el alcalde, conde de Mayalde, junto A la tribuna levantada
frente al palacio de Médinaceli. Al descender del coche, el Presidente Frondizi y el Jefe del Estado
español pasaron revista, en unión del capitán general de la Región, teniente general Rodrigo, a las fuerzas
del Regimiento de León número 38, que rendían honores, mientras que eran interpretados los himnos de
los dos países. El inmenso gentío que se había estacionado en los alrededores recibió al Caudillo y a su
ilustre huésped con grandes muestras de entusiasmo.
La plaza de Colón había sido adornada con Banderas de los dos países. Y a la entrada de Calvo Sotelo, en
dirección a Cibeles, se elevaba un monumental arco de triunfo, de características similares al de la calle
de Cartagena, adornado con flores y ramajes de diversas variedades, y sobre el que habían sido colocados
grandes retratos ,del Presidente argentino y del Jefe del Estado español.
ENTREGA DE LAS LLAVES DE LA CIUDAD
El Sr. Frondizi y el Generalísimo Franco se adelantaron después hasta la tribuna donde se hallaba el
Ayuntamiento en Corporación bajo mazas. A continuación el Presidente argentino saludó al conde de
Mayalde. Este le hizo entrega simbólica de las llaves de la ciudad y pronunció las siguientes palabras:
"Señor: El Excmo. Ayuntamiento de Madrid, en sesión celebrada el día 13 de junio de 1960, acordó
conceder a V. E. la Llave de Oro de Madrid. Con esta distinción, señor, ha querido la nación española, en
su capital, perpetuar el solemne y cordial momento de vuestra llegada, al tiempo que os ofrece un singular
testimonio de afecto y fraternidad.
Haber creado ahora este símbolo para que las manos de V. E. sean las primeras que lo reciban entraña una
significación superior a la de cualquier obligada cortesía. La trascendencia histórica de vuestra visita
dilata el horizonte hispánico hacia la luz de un futuro prometedor, donde, una vez más, nuestra historia
común, nuestra lengua común, nuestros paralelos ideales, han de tener una feliz realidad universal.
Madrid sabe bien la tierra y los hombres que representa vuestra egregia persona.
Abrir ahora sus puertas para esta entrañable comunicación, que V. E. hace posible, vigoriza su ancestral
sentido ecuménico y afirma su capitalidad.
Esta Llave, señor, en su villa de Madrid, os abre de par en par el corazón de España. Que ella sea, sobre el
tiempo, santo y seña de hermandad ganada y perdurable, clave de entendimiento a los ojos del mundo,
guarda de claridad ante todos, los pueblos que hablan nuestra hermosa lengua, y más que nada, señor, en
vuestras manos, ofrenda viva de admiración a vuestra tierra y amor de nuestro pueblo al pueblo
argentino."
PALABRAS DEL SEÑOR FRONDIZl
El primer magistrado de la nación argentina agradeció el ofrecimiento hecho por el alcalde de la capital y
pronunció, la siguiente alocución:
"Señor alcalde:
Me habéis dado las llaves de Madrid; desearía usarlas para recorrer las estancias de este hogar dulcísono
que es para nosotros la capital de España y para penetrar en los tesoros que guardan sus museos, sus
calles y sus jardines. Quiero sentirme inundado por la luz madrileña, ancestral, diáfana y sonora.
Conversar con las gentes del pueblo, decirles la amistad del mío, expresarles con cuánta alegría concluyo
aquí mi viaje, europeo, en la Madre Patria, para fortalecer el vínculo legendario establecido por los
navegantes de Colón y los sacerdotes de Loyola.
Cuando regrese a mi país podré decir a mis compatriotas que los españoles me recibieron con algo más
que su hidalguía y su hospitalidad. Que me recibieron con emoción. Eso es precisamente, lo que
experimento como argentino en esta acogida, que guardaré en mi recuerdo como uno de los momentos
más gratos de mi vida.
La alta distinción, cargada de historia, que acabáis de conferirme, compromete para siempre mi gratitud"
RECORRIDO POR EL CENTRO DE LA CAPITAL
Terminada la ceremonia el Presidente Frondizi y el Generalísimo Franco subieron a un coche descubierto
que se situó detrás de otro ocupado por la señora de Frondizi y doña Carmen Polo de Franco. La comitiva
se puso en marcha de nuevo, entre los aplausos del numeroso público que se hallaba en la plaza de
Colón, e inició el desfile por la Castellana hasta Cibeles, subiendo después por la calle de Alcalá y
avenida de José Antonio hasta, llegar a la plaza de España, donde finalizó la parada oficial. El aspecto que
ofrecían las calles del recorrido era impresionante, Gallardetes, banderas, retratos de los dos jefes de
Estado adornaban los edificios. En el de la Unión y el Fénix Español ondeaban dos grandes banderas
junto al escudo de la República Argentina. En la Torre de Madrid figuraban otras dos banderas
gigantescas hechas con bombillas de colores. Y en lo alto de la Torre se había colocado una lámpara de
sol que iluminó con su enorme foco la Gran Vía, hasta Callao, desde primeras horas de la noche.
A ambos lados de las calles del recorrido se estacionaron miles de personas desde mucho antes de pasar la
comitiva, A partir de Colón, donde los dos Jefes de Estado ocuparon el coche descubierto, la
muchedumbre se hizo más compacta. Al paso de la caravana el público prorrumpió en vítores a España y
a la República Argentina y mostró su entusiasmo ante la presencia de los dos gobernantes.
Desde la plaza de España la comitiva se dirigió al Palacio de la Moncloa por la calle de la Princesa.
Fuerzas de las unidades militares de la guarnición de Madrid cubrieron la carrera a lo largo del recorrido
seguido por el Presidente Frondizi y el Generalísimo Franco.
EN EL PALACIO DE LA MONCLOA
Ei Generalísimo Franco y el Presidente Frondizi llegaron al Palacio de la Moncloa a las siete y cuarto de
la tarde. Una batería del regimiento de Artillería número 19 estacionada en las inmediaciones del palacio
disparó las salvas de ordenanza, mientras el Caudillo y su ilustre huésped se despedían afectuosamente. A
la puerta del Palacio se hallaban el capitán general de la Región, teniente general D. Miguel Rodrigo, y su
Estado Mayor, y quedó montada la guardia en lo que ha de ser residencia del Presidente, durante su
estancia en Madrid con fuerzas pertenecientes al Batallón del Ministerio del Ejército.
Con el Presidente Frondizi y su esposa se alojarán en el palacio de la Moncloa entre otras personalidades,
el brigadier D. Baldomero Llerena, el ministro plenipotenciario D. Alejandro Orfila, el consejero de
Embajada, D. Gastón Zapata, teniente coronel Nevares; capitán de fragata Quijada, vicecomodoro Pérez
Colmán y D. Eduardo González.