24-V-77
La postura de Areilza
Don José María de Areilza escribe en "El País":
"Entiendo que e1 planteamiento electoralque finalmente ha hecho el Gobierno, tomando parte directa y
activa en la confección de candidafuras y en la imposición o veto de determinados nombres, ha
desfigurado el originario espectro da las fuerzas llamadas de centro, que eran las que asumían la misíón
histórica de testimoniar desde la derecha democrática el propósito de poner fin al viejo régimen y a su
dialéctica totas litaría basada en el mantenimiento, de los bandos enfrenta-dos en la guama civil.
Políticanente ese centro, espontánéámente «urgido de las nuevas capas sociales de la comunidad
española, hubiera for-mado, con la Democracia Cristiana y el partido Socialista, la base fundamental del
cambio Hacia el sistema democrátíco, correspondiendo con ello a la relación de fuerzas que en loe países
de la Europa occidental existe desdé hace más de treinta años. Se ha tomado desde el poder un camino
enteramente diferente. En vez de dejar que las fuerzas democráticas del centro se organicen y crezcan
rápidamente hasta donde las agremiantes circunstancias electorales lo permitieran, se paralizaron sus
trabajos y eu propaganda, se hibernaron sus actos públicos, se ejercieron presiones directas e indirectas
desde las más altas instancias ejecutivas para que yo mismo abandonara la tarea, Tal es mi opinión y
pronóstico: elecciones manejadas desde e1 Poder y Cortes difícilmente gobernables para superar la crisis
de Estado. Situación económica límite a partir de junio. Y ausencia de consenso negociado para hacer
frente a los grandes temas pendientes. Mi conciencia me dice que después de las coacciones ejercidas
para expulsarme de la vida política —repitiendo el intento de 1969— no deba entrar en la gigantesca
operación que se prepara para legitimar parlamentariamente e1 franquismo, cerrando el camino a la
democracia. Con el PRÍ o el caetanismo no es posible salir- de la crisis del Estado ni de la crisis
economico-social. Aunque se trate de manipular una opinión, arrasada en su conciencia cívica por la
dictadura, por la televisión y los gobernadores civiles, el presupuesto del Estado y la oferta de prebendas.
Me quedo voluntariamente fuera de este eleotoralismo tru-cado, que se hace mal y de prisa, y en
libertades democráti-cas efectivas porque el resultado final será un Parlamento in-viable. Desde la
sociedad polí-tica, cada día mas abierta y más consciente y con menos miedo, hay que dirigir y organizar
la gran tarea de condicionar las fuerzas democráticas de España en un empeño decisivo, final e
irreversible, capaz de dar soluciones realistas y en profundidad a las cuestiones que tiene planteadas el
ciudadano español en términos direcdos cotidianos y apremiantea."