Todos los pactos locales y provinciales que efectúen los centristas de Suárez se hará con el conocimiento
previo del aparato del partido. El duque está dispuesto a conseguir la Alcaldía de Madrid y discutirá esa
posibilidad con AP, a la que ofrecerá a cambio pactos locales. En ningún caso existirá un pacto global
entre el centro y la derecha, que haría que el PSOE tuviese que abandonar el poder en numerosas ciudades
y autonomías. El objetivo del CDS es presionar al PSOE desde ciertos Ayuntamientos para obligarle a
pactar leyes en el Parlamento.
Suárez, dispuesto a pactos locales con AP a cambio de conseguir la Alcaldía de Madrid
Carlos Dávila/D-16 Corresponsal político
MADRID.—La decisión del CDS de Adolfo Suárez es no establecer pactos globales con ningún partido
político. En la misma noche de las elecciones, la dirección del CDS se puso en contacto con los
responsables provinciales para impartir la siguiente consigna: ningún acuerdo, ningún pacto anticipado
sin que lo conozca el «aparato» nacional. Con esta sugerencia —más que sugerencia, una orden— se
trataba de impedir iniciativas apresuradas en las regiones o en las provincias destinadas a «tocar poder»
en municipios o autonomías en los que el Partido Socialista no ha logrado la mayoría absoluta, que son
los más importantes de España. En principio, la intención del partido de Suárez es conseguir para si el
Ayuntamiento de Madrid, capital en la que, sin embargo, el CDS se ha quedado a doce escaños de
Alianza Popular. Esta diferencia hace casi imposible un pacto o trueque entre los dos partidos del cen-
troderecha españoles. Ambos, sin embargo, se habían planteado como objetivo inicial de la campaña
electoral el que el PSOE no consiguiera la mayoría absoluta ni en el municipio ni en la autonomía
madrileña. Logrados estos fines se inicia ahora una etapa de discusiones y negociaciones muy complejas
que, probablemente, terminará sin acuerdo porque ni el CDS está dispuesto a ceder en su pretensión de
conseguir para Agustín Rodríguez Sahagún la Alcaldía, ni Alianza se muestra excesivamente generosa a
la hora de ofrecer la primogenitura del centro-derecha madrileño. Además, en el CDS, eufórico, a pesar
de que sus resultados son algo menos sobresalientes de lo que se presumía, la decisión es, por ahora, no
establecer pactos globales con algún otro partido nacional. Ahora bien: esta decisión afecta sobre todo a
un posible acuerdo con el PSOE, partido que aparte de considerarse como el principal adversario político
del CDS, levanta ampollas de antipatía en la formación de Suárez. Sólo si la gobernabilidad en un
determinado municipio o en una autonomía quedara fatalmente comprometida antes del día 30, el CDS,
se avendría a concordar un tenue acuerdo que en ningún caso supondría, por lo demás, el apoyo explícito
al partido de Felipe González. El CDS es consciente en este momento del privilegio que le otorga
suposición de «bisagra», de centro de cualquier pacto sobre el que se pretenda construir una alternativa.
El análisis político que se hace de los resultados del miércoles afecta, desde luego, al próximo
funcionamiento de las Cortes Generales. Tan importante es el resultado de estas elecciones municipales y
autonómicas que, según se afirma en el CDS, el PSOE no podrá nunca más en el futuro «imponer el
rodillo» en el Parlamento. En manos del partido de Adolfo Suárez se encuentra la estabilidad o
inestabilidad de muchos (incluso cientos) municipios españoles. Si el PSOE —se decía el miércoles en el
CDS— se empeña en gobernar «arrasando» como hasta ahora ha hecho, las Autonomías y Ayuntamientos
que el socialismo conserve artificialmente gracias a un pacto a la desesperada pueden sumirse en una
convulsión permanente que afectará, no cabe duda de ello, a la propia situación general del partido aún
mayoritario. Por lo menos en tres autonomías tiene la llave el CDS: en La Rioja, en Canarias y, claro está,
en Castilla y León. Apenas conocidos los resultados de las elecciones, la dirección centrista se mostraba
dispuesta a que Alianza Popular ostentara la presidencia de la Junta de Castilla-León. En esta autonomía
en la que AP y el PSOE han quedado en un práctico empate, los procuradores del CDS son absolutamente
imprescindibles para componer cualquier formación gubernamental o a favor o en contra. Sucede lo
mismo en La Rioja, donde la suma de los cuatro parlamentarios centristas a los trece de AP sobrepasan
los catorce que ahora tiene el Partido Socialista. En Canarias es AP el partido minoritario con respecto al
CDS, que seguramente intentará articular un acuerdo con las Agrupaciones Independientes (formadas en
su mayoría por ex miembros de UCD, no se olvide el dato) para repartirse el gobierno de aquella
Comunidad. Pero si todo esto ocurre en las, Autonomías en los Ayuntamientos el papel de pivote del CDS
es aún más nítido. En Madrid Barranco, no conseguirá el apoyo de Rodríguez Sahagún, pese a que el
alcalde en funciones declaró, apenas conocidos los resultados casi definitivos, que «abría los brazos a los
partidos de centro progresistas». «¿No decían —indicaban en la noche electoral del CDS— que éramos la
derecha?, pues que ahora se entiendan con la auténtica derecha: que gobiernen con Alianza.»