AMANDO DE MIGUEL
Sociólogo
Nos han quitado un PSOE de encima
Se alza la fórmula del pentapartido a la española. Es decir, cuatro patas nacionales más una quinta pata
nacionalista. Este es el verdadero espejo de España que acaban de reflejar las elecciones. No ha perdido el
PSOE en estas municipales. Ha perdido el partido. Y ha ganado la miríada de regidores de todos los
partidos que se han esforzado estos años por mejorar sus pueblos y barrios. T A gracia del tí• j tulo va
para una anónima pintada que he visto esta mañana. Cada uno puede interpretarla como quiera. Yo
discurro así. El espectáculo de la política española se ha querido hacer desde arriba en blanco y negro. Es
la vieja obsesión canovista del «turno pacífico». Hasta se le dio despacho y secretaría al «jefe de la
oposición». Vanos sueños. Estas elecciones han demostrado que el espectáculo es en color. No hay lugar
para el bipartidismo, ni nunca lo hubo entre la hispana gente. Lo malo es que el Gobierno, que tan caro
nos cuesta, se niega a ver la evidencia. Me lo vaticinó mi amigo Pepe Jiménez Blanco en la tarde del día
10: «Amando, esta noche nos iremos a dormir sin conocer el resultado de las elecciones.» Así fue, en
efecto. Saber para prever. La calamitosa sesión de la tele durante la gran noche fue de histórica vergüenza
nacional. Periodistas balbucientes. Ningún dato sobre lo que más interesaba, que eran las municipales
(Remember la República). Ningún primer espada se expuso ante las cámaras. Sólo el cuitadísimo
Rupérez, de manera incomprensible. Una rueda de Prensa con el señor vicepresidente que más bien
parecía una noria de Prensa. El Guerra se permitió un insulto genérico para los encuesteros, tachados de
«no científicos». Porfirio Díaz no lo habría hecho mejor que este rastacueros nuestro. En la tele ni un mal
politólogo, ni siquiera de los de la nómina. Nadie comentó lo novedoso: Que el PSOE bajaba puntos y
subían casi todos los demás. Una vez más, como en los viejos tiempos, hubo que coger la BBC para
escuchar lo que pasaba en España. Por cierto, que es hora de rescatar la función civil, popular, del
escrutinio de las elecciones. ¿Qué tiene que ver tal actividad con las tareas del Gobierno, del Ministerio
que dirige la Policía? En tierra tan abundosa en notarios, bien podría hacer esta labor una cooperativa de
hombres buenos y medios de comunicación. Queda escrita la sugerencia, que nadie tendrá en cuenta,
como es gubernamental. Vayamos a los hechos. El más importante es éste: «Han subido todos los grupos
que estaban en la oposición.» Cuanto más activa (dentro de la general pasividad), mayor es el ascenso.
Prueba de este aserto. Ha subido el PSOE en Córdoba, donde era oposición. Se ha destacado el alcalde de
Jerez de la Frontera porque se enfrentó al Establecimiento justiciero. Han ascendido rampantes los
independentistas vascos, por H o por B. Es tan brusca la alteración de la fronda política que en este
momento la provincia de Guipúzcoa pasa a ser técnicamente preindependiente. Los españoles han dicho
no a don Porfirio Díaz y también a don Venustiano Carranza. No hay un partido revolucionario,
institucional, obrero y español con una oposición amansada. En su lugar se alza la fórmula del
pentapartido a la española. Es decir, cuatro patas nacionales (comunistas, socialistas, centristas y
conservadores) más una «quinta pata» nacionalista allí donde hay lugar para ello. Cuanta más «sociedad
civil» (perdón por el pleonasmo), más nacionalismo. Este es el verdadero espejo de España. No ha
perdido el PSOE en estas municipales. Ha perdido el Partido. Ha ganado la miríada de regidores de todos
los partidos (incluidos los buenos socialistas) que son los que se han esforzado en estos años por hacer de
los pueblos y los barrios lugares agradables para vivir. Todo ello a pesar de tantas tribulaciones, a pesar
del Gobierno en pleno. Nunca un resultado electoral ha reflejado mejor la energía vital de una sociedad.
No es menos verdad que el socialismo es lo que más afectos cultiva. Una nota obligada sobre las
encuestas. Nada sé de las que ha realizado el prestigioso C1S con nuestro dinero, porque son secretas.
Barrunto que se han alejado demasiado de la realidad. A Rosa Conde le puede costar la embajada. (Por
cierto, ¿dónde estaba la Rosa en la infausta noche televisual?) Los historiadores lo dirán. Tampoco han
andado muy certeros mis amigos «demoscópicos». Echemos la culpa al maldito censo bananero que
tenemos. Estúpida me parece la norma de que no se puedan publicar encuestas el día antes de las
elecciones. No somos tan veletas los españoles como para decidir el voto, o el no voto, por la lectura de
los perfiles de los sociólogos. Bien es verdad que la panoplia de partidos se modifica caprichosamente en
cada ocasión electoral. Habría que acabar con todas estas miserias y condensar de una vez la democracia
gaseosa que nos marea.