AYUNTAMIENTO DE BARCELONA
Día a día Plena normalidad
La jornada electoral en Barcelona se desarrolló con absoluta normalidad. Los escasísimos incidentes que
se registraron carecen de valor significativo alguno y no perturbaron en nada ni la vida ciudadana ni la
buena marcha de los comicios. Asimismo, provoca una serena y positiva reflexión contemplar en las colas
que se formaron ante los colegios electorales a padres y madres acompañados de sus hijos. Ciertamente,
éstos no tienen derecho al voto y, en " consecuencia, ningún deber de votar. Pero resulta reconfortante
que, ya sea por iniciativa propia o por indicación de sus progenitores, tantos niños y jóvenes participaran,
aunque fuera de forma pasiva, en el acto electoral. Esto constituye, sin duda alguna, la mejor y más eficaz
escuela de ciudadanía y de formación de hábitos democráticos. Seguro que estos niños-jóvenes
ciudadanos que acompañaron a sus padres a las urnas no dejarán de cumplir con su deber de votar cuando
tengan edad para ello. Los primeros datos del Instituto Municipal de Estadística ya indicaban que el
índice de participación en la ciudad se sitúa en el 43,29 por 100, lo que suponía un 5 por 100 menos de
participación que el que se registró en la misma hora en las pasadas elecciones municipales, celebradas en
1983. Resulta, asimismo, significativo que entre las dos y las cuatro de la tarde el índice de abstención se
redujera en cuatro puntos, también en relación con 1983, ya que a las dos la participación sólo alcanzaba
un 30,41 por 100, nueve puntos menos que en los anteriores comicios municipales. La explicación a este
hecho parece simple y sencilla: a la salida del trabajo han sido muchos los barceloneses que se han
acercado a los colegios electorales. Pero mientras esto no es más que una especulación con cierto
fundamento lógico, lo que sí resulta significativo es que a las cuatro de la tarde, y con datos facilitados
por el Instituto antes indicado, la distribución de la abstención en Barcelona resultaba políticamente muy
significativa. Así, en el barrio de San Gervasio, a esta hora, había votado ya el 49,04 por 100 del censo,
zona barcelonesa ésta en la que residen la clase media, media alta, tradicional y fiel votante en su inmensa
mayoría de CiU y, en menor grado, de AP. Asimismo, hay que destacar que la influencia del PSC-PSOE
en este barrio es muy reducida. Por el contrario, en Nou Barris, a las cuatro, y con datos facilitados por la
misma fuente, el grado de participación sólo se situaba en un 38,28 por 100. Este barrio, evidentemente
popular, es un feudo de la izquierda, sobre todo en las elecciones de carácter municipal. Por lo que se
impondría lo avanzado en esta misma columna hace unos días: muchos socialistas dejaron de votar a
Maragall no tanto por estar disconformes con la labor realizada por éste al frente del Ayuntamiento, sino
que el candidato del PSOE fue el destinatario del voto de castigo al Gobierno socialista que preside Felipe
González.
Jordi DOMENECH
ABC/83