JUEVES 11-6-87
Menor índice de participación que en convocatorias electorales anteriores
Los problemas del censo complicaron la jornada
Barcelona. Francisco Marhuenda
Los principales líderes políticos catalanes fueron muy madrugadores y votaron, en su mayoría, durante las
primeras horas de la mañana. La jornada electoral se desarrolló sin incidentes destacables salvo los
referidos al censo de Barcelona, que afectaron, incluso, al propio presidente de la Generalidad, Jordi
Pujol, que tuvo que hacer un peregrinaje hasta que encontró el colegio en el que le correspondía ejercer su
derecho al voto. A primera hora de la tarde el nivel de participación era del 43,29 por 100, mientras que
en las municipales del 83 fue de un 48,42. A las seis de la tarde, la participación había subido hasta el 51
por 100. El grave problema del censo afecta a varias decenas de miles de personas, que según dijo al salir
de votar el candidato convergente, Josep Maria Cullell: «ciento treinta y dos mil barceloneses no podrán
votar.» En varios colegios se produjeron problemas ya que al coincidir el censo con el padrón municipal
muchas personas no pudieron votar ya que cuando les llegó el padrón a su casa o no lo rellenaron o
estaban ausentes, por lo cual no están en el censo electoral. CiU y AP se quejaron a lo largo del día de los
problemas del censo y la coalición convergente decidió ponerlo en conocimiento de la, Junta Electoral de
Barcelona ya que según manifestó Miguel Roca, «estamos recibiendo cientos de llamadas telefónicas de
gente que no está censada o que la han cambiado de colegio electoral sin que se sepa dónde tiene que ir a
votar. Nos parece imposible que esto pueda ocurrir después de tantas elecciones». El candidato popular,
Enrique Lacalle, resaltó que «los problemas se producen preferentemente en los distritos de Barcelona
donde ganó el centro-derecha en anteriores elecciones» y añadió que «estas anomalías están enrareciendo
unas elecciones que deberían tener todas las garantías de limpieza». Los responsables del censo de
Barcelona rechazaron estas acusaciones: «El censo ha cambiado, ciertamente, con una revisión a fondo
que no ha hecho el Ayuntamiento, sino el Instituto Nacional de Estadística.» A su juicio «las quejas que
se están produciendo son normales en estas circunstancias». El proceso del censo fue el siguiente: en el
momento de hacer el padrón se envió una tarjeta a todos los ciudadanos. Fruto de ello se produjeron 7.000
reclamaciones, a las que se sumaron 2.000 en el periodo de exposición al público. En el momento en que
tales datos fueron trasladados al censo electoral se produjeron 50 reclamaciones. A lo largo del día de
ayer se produjeron unas dos mil reclamaciones y de las 1.919 secciones electorales se produjeron
corrimientos en unas setenta como consecuencia de cambios técnicos para adecuar el número de votantes.
Jordi Pujol se retrasó más de media hora sobre la hora prevista de votación por los problemas del censo y
lo mismo sucedió con los diferentes miembros de su familia. Pujol llegó al colegio electoral donde
siempre había votado y se encontró con que no estaba en el censo. «Subiremos -dijo— sensiblemente
tanto en Cataluña como en Barcelona, aunque no sé si un 10 o un 20 por 100». Cullell votó puntualmente
a las 10 acompañado de su esposa, Roser Viladot, y a la salida dijo: «He dormido bien y la única
preocupación que tengo es que me están llamando indicando que mucha gente no podrá votar, alrededor
de ciento treinta y dos mil barceloneses», y añadió que «cualquiera que sea el resultado doy las gracias a
los barceloneses que me han escuchado, a los que he podido explicar mis propios criterios sobre
Barcelona, y agradezco a todos su colaboración y ayuda». Cullell dedicó la mañana a leer los diarios,
visitó con su esposa la exposición de Picasso y por la tarde se fue al cine. Maragall votó alrededor de las
11 acompañado de su esposa, Diana Garrigosa; de su hija Cristina, de diecinueve años, y el pequeño
Guillem de seis años. A la salida declaró: «Soy muy optimista con los resultados ya que el voto más
efectivo es el municipal, ya que el ciudadano decide la administración que tiene más cerca.» Maragall
estrenó un traje blanco para ir a votar y a la salida un vecino le dio las gracias porque se había comenzado
a arreglar la calle donde estaba situado el colegio. El delegado del Gobierno, Francesc Marti Jusmet, votó
a las 9,15 y al salir dijo: «Las jornadas como hoy se han convertido en una rutina, lo cual indica que la
normalidad democrática en el país es amplia.»La candidata comunista, Eulalia Vintró, votó a las 10,45 y
declaró: «Estoy convencida de que me veréis en el Ayuntamiento.» Fernández Teixidor lo hizo a las 9,20
y dijo: «El CDS obtendrá un buen resultado y sería bueno que las seis principales fuerzas estén en el
Ayuntamiento para que haya un mayor pluralismo.»
El ex presidente de la Generalidad, Josep Tarradellas, debido a su estado de salud votó hace unos días por
correo. La distribuidora de papeletas de Iniciativa per Catalunya cometió un error en la distribución, de
forma que las papeletas electorales de Molins de Rey fueron a parar a Sant Feliu de Llobregat y viceversa.
Se trataba de las papeletas que los partidos envían a los domicilios particulares. El alcalde comunista de
Sant Feliu y candidato a la reelección, Francesc Baltasar, se mostró divertido cuando vio que los carteles
que había con su imagen en la población aparecieron con un bigote y un puro al estilo Groucho.