MIÉRCOLES 1-12-82
Discurso programático de Felipe González
El candidato a la Presidencia pidió también un esfuerzo solidario para remontar fa crisis
«Gobernaremos en base a tres principios: paz social, unidad nacional y progreso»
MADRID. La paz social, la unidad nacional y el progreso son los elementos citados por Felipe González
en su discurso programático como la base sobre la que se sustentará la gobernación de su partido en los
próximos cuatro años. En su oferta ante la Cámara Baja, el líder del PSOE prestó especial atención a los
problemas socioeconómicos, anteponiendo la creación de empleo a la reducción de la inflación; aseguró
que intentará mantener el poder adquisitivo de las rentas, y pidió solidaridad a todos los españoles para
remontar la crisis.
También afirmó que su Gobierno contará con la educación y la cultura como piezas claves; se potenciará
la investigación científica y anunció una nueva LAU. Propuso la reforma progresiva de la Administración
y la conciliación de las autonomías con la «construcción del Estado de todos», y en política exterior
planteó el fortalecimiento de las relaciones con Portugal, Francia y ios países del Magreb, con presencia
activa en Iberoamérica y replantamiento de nuestra presencia en la OTAN. Felipe González concluyó
alabando la «honrosa actuación de las Fuerzas Armadas, que no ha sido manchada por grupos
minoritarios»
El señor González inició su discurso señalando que «nuestro horizonte como socialistas, con la
responsabilidad de gobernar para todos los españoles, es profundizar constantemente en las libertades de
las personas y de los pueblos de España. Ahora bien, como ias polémicas recientes y el oscurantismo
interesado de tiempos pasados pueden confundir a muchos, debo reafirmar que este horizonte pertenece a
la vez al futuro y al pasado. Es la reencarnación actual de valores de siempre, porque el proyecto viene a
revitalizar la solidaridad humana debilitada por el individualismo, por el egoísmo corporativo y por la
agresividad competitiva de grupos sociales muy concretos. Nuestro sentido del cambio se proyecta hacia
el futuro y se apoya en los valores más permanentes del hombre, rechazando la concepción atomizada de
la sociedad».
«Nos proponemos gobernar sobre la base de tres principios que debo proclamar categóricamente:
• La paz social, es decir la seguridad ciudadana como garantía de desarrollo de las libertades, que es
un concepto más noble y amplio que el de orden público reducido a la tranquilidad en las calles. Paz y
seguridad en todos los ámbitos: en el trabajo, en el ocio, en la creación, en la interdependencia de
nuestra vida en común, en las relaciones internacionales.
• La unidad nacional, que se fortalece con la diversidad de nuestros pueblos, con las preferencias de los
grupos, con las singularidades propias de este rico y variado mundo que llamamos España. No sólo no
excluye esas diferencias sino que, al contrario, la unidad se vigoriza gracias a la autenticidad con que
son vividas por sus portadores humanos. Unidad, por tanto, en el sentido creador de estimularnos y
potenciarnos unos a otros precisamente porque somos diferentes; nunca en la interpretación negativa
de antagonismos o luchas destructoras.
• El progreso, como un instrumento al servicio de la Justicia, como un concepto que va más allá del
mero desarrollo económico, que incluye el incremento de la riqueza nacional, pero que atiende a las
necesidades vitales de los seres humanos, a su profundo afán de comprensión, de dignidad, dé igualdad.
Por ello nos obliga a luchar contra las diferencias que privilegian a ciertos grupos y marginan
lacerantemente a otros.»
Cuatro son las áreas de problemas en las que agrupó Felipe González los aspectos detallados del
programa electoral del PSOE, que es —dijo—, «naturalmente, la base del programa de Gobierno, porque
sólo cumpliendo aquél, responderemos fielmente al voto mayoritario expresado por los españoles:
Primera, la lucha contra la crisis económica y el paro.
Segunda, el avance hacia una sociedad más libre y más igualitaria.
Tercera, la reforma progresiva de la Administración del Estado en cumplimiento del artículo 103 de la
Constitución y del contenido del título VIII, que exige una nueva distribución del poder en el ámbito de
las comunidades autónomas y de los entes locales.
Cuarta, proyectar hacia el exterior digna y eficazmente la realidad de España.
«Emplearemos todos les instrumentos disponibles para crear empleo»
«La crisis general, junto con nuestra deficiente estructura económica, legada del pasado, nos enfrenta hoy
con cuatro desequilibrios fundamentales: el paro, que alcanza a dos millones de personas, que constituye
el 16 por 100 de la población activa, nivel que se sitúa siete puntos por encima de la media registrada en
la OCDE; la inflación, con un suelo del 14 6 15 por 100, que no se ha conseguido rebajar en los últimos
tres años, mientras caía en los países desarrollados y se ampliaba sucesivamente nuestra diferencia con
ellos en dos, cuatro y seis puntos; el déficit de la balanza de pagos, que aunque algo reducido en la
balanza corriente, se refuerza con una mala evolución de ia balanza de capitales y determina globalmente
pérdida de reservas, y el déficit de las Administraciones Públicas, del orden de un billón de pesetas en
1982, es decir, equivalente a un 5 por 100 del Producto Interior Bruto, y que viene presentando hasta
ahora un rápido ritmo de crecimiento que amenaza con ponerlo fuera de control.»
CORTO MARGEN DE MANIOBRA
«Ante estos cuatro retos del presente se impone una primera realidad; la de que el margen de maniobra
para la política económica es reducido en el plazo inmediato, y sólo se amplía hacia el futuro. Por consi-
guiente, y con la decisión de utilizar al máximo ese margen en la dirección que marca nuestro programa,
la confianza en las soluciones posibles se apoya fundamentalmente en tareas y reformas que emprendere-
mos desde ahora, pero cuyos frutos sólo se recogerán a más largo plazo.»
Más adelante, el señor González apuntó que «entre los desequilibrios mencionados, sin duda el más
doloroso, desde un punto de vista humano, es el del paro. No intentemos disfrazar su crudeza con el
término menos agresivo de "desempleo". Nuestro deber es vivir el paro como el drama de cada hombre
o mujer que desea trabajar sin conseguirlo, vivirlo como una serie interminable de días de frustración y de
desesperanza. Porque no se trata sólo de un problema económico, que se podría aliviar sustancialmente
con un subsidio. El paro ataca a las raíces más profundas del ser humano».
«En esta lucha prioritaria emplearemos todos los instrumentos disponibes, todos los esfuerzos, desde la
inversión creadora de empleo hasta la modificación y reducción de los horarios; desde los reajustes de
técnicas y de sectores hasta apoyos públicos a contratos para los sectores que encuentran más dificultad
para acceder a un empleo y la ayuda a ¡a readaptación de los trabajadores a nuevas tareas. Aplicaremos
esos medios en todos los campos, en el de la empresa privada como en el sector público, en la agricultura
como en la industria, la construcción o los servicios, en el de la educación para nuevas profesiones como
en el de la exportación a mercados extranjeros. No perderemos la menor oportunidad para crear trabajo.
Cuando sea inevitable sectorial o temporalmente el paro, pondremos en juego la solidaridad de todos para
no colocar en una situación de desamparo y de miseria insostenible a quienes se vean reducidos a ello, de
la misma manera que combatiremos el fraude laboral con todas sus formas de picaresca que degradan a
quienes se ven implicados en ellas, ya sean trabajadores o empresarios. Esa picaresca como el fraude
fiscal, la evasión de capitales y otras formas de delitos relacionados con la actividad económica serán
perseguidos con el rigor a que obliga la Ley y con la dureza que merecen las actitudes punibles de
egoísmo insolidario. Las acciones que se requieren no pueden ser obra solamente del Gobierno, sino que
exigen un cambio en la actitud de toda la colectividad.»
POLÍTICA MONETARIA RIGUROSA
Discurso programático de Felipe González
«El segundo desequilibrio grave que nos afecta es el de la inflación, que algunos prefieren considerar en
primer lugar. La inflación reclama una política tan decidida y enérgica como la lucha contra el paro,
combatiéndola con el debido empleo de la política monetaria, así como con todos los restantes instrumen-
tos disponibles y, entre ellos muy principalmente, mediante acuerdos responsables entre las fuerzas
sociales, que han demostrado ser indispensables. Nuestro objetivo para el año próximo es reducir en tres
puntos la tasa de inflación respecto a la de 1982, y con este fin actuaremos también decididamente para
frenar el crecimiento del déficit público, hacer una política monetaria ajustada rigurosamente y propiciar
los acuerdos sociales necesarios, según se especifica en nuestro programa.»
«Nos proponemos un objetivo de crecimiento del Producto Interior Bruto del orden del 2,5 por 100 para
1983, sin sobrepasar una inflación en el entorno del 12 por 100, para permitir, con la evolución prevista
de otros factores de liquidez, la consecución de los objetivos anteriores. Ello supondrá un notable
esfuerzo para la economía española en un contexto internacional desfavorable.»
Ahora bien, como en el caso del paro, también en la lucha contra la inflación es indis-rensable la
participación de todos, en el sen-ido de aceptar la necesidad de un mayor ;sfuerzo de ahorro y de
inversiones y de re-renar toda tentación hacia una carrera irres-wnsable de expansión del consumo, que
no sstaría adaptada a las presentes circunstan-;ias de la economía española y de la mun-jial.
«Por su parte, la balanza de pagos, como esultante de la actividad nacional y de sus ntercambios con el
exterior, constituye, sin luda, el frente de acción más condicionado x>r el marco circundante. De un lado,
porque ;u déficit depende en buena parte de desa-rollos exteriores de los mercados mundiales fue escapan
a nuestro control; de otro, por-¡ue la corrección a fondo de sus problemas ;ubyacentes depende de
evoluciones inferías, que requieren un largo plazo.»
«Otro desequilibrio fundamenta) es el del déficit del sector público, cuyo crecimiento asáramos primero a
frenar y en años sucesivos i reducir, al tiempo que reestructuramos el jasto público, inclinándolo más en
el sentido le la inversión y de las transferencias cons-ructivas. Afortunadamente disponemos de ñas
palancas de centro! en nuestras manos Dará abordar este problema que en el caso interior, sobre todo si
una actitud general de austeridad, de trabajo y de rendimiento reluce la inaceptable costumbre de paliar
por a vía de las subvenciones u otras ayudas pú-Dlícas los problemas que no han sabido o no se ha tenido
voluntad política de atacar en sus causas profundas.»
´
Por otro lado, los desajustes y disfunciones acumulados en el sector público ofrecen, sin juda, un campo
muy amplio para actuar con ´igor, con el fin de conseguir el máximo rendi-tiiento de los caudales que
aporta al Estado al pueblo entero. Queremos acometer inmediatamente las reformas institucionales nece-
sarias para mejorar el rendimiento de la Administración en todos sus aspectos y para xinseguir que el
control del gasto no sea me-´amente formal, sino capaz de comprobar que se aprovechan eficazmente los
recursos puestos a disposición del Estado.
Sobre este objetivo —el de potenciar la eficacia administrativa como instrumento al servicio del pueblo—
volveré antes de concluir, porque es ahí donde podemos y debemos eje;cer la mayor presión reformadora,
con el fin de que el sector público sirva de ejemplo en cuanto a austeridad, correcta actuación y eficacia.
En otro momento señaló que «no se contradice el que en un sistema económico como el español sea el
sector privado el que en medida decisiva determina el volumen de los bienes y servicios producidos, de la
inversión y del empleo, y así lo hemos declarado expresamente en nuestro programa electoral. Por ello,
nuestra política económica estimulará tanto como pueda todas las iniciativas creadoras, con facilidades
adicionales para aquellas empresas de dimensión modesta que por oiio encuentran más dificultades para
ser atendidas por los intermediarios financieros o para exportar a los mercados extranjeros».
«Nuestra a nivelar las oportunidades»
Por lo que respecta al vasto campo de la política social —segundo de los temas mencionados—, es en él
donde buscamos principalmente los resultados derivados de la acción en las otras áreas. Nuestra
preocupación es e\ pueblo y nuestro objetivo es conseguir que el crecimiento económico sea de todos y
para todos, porque de lo contrario seria injusto apelar a la solidaridad.
Por eso la mejora de la gestión de la Seguridad Social en general y los distintos tipos de prestaciones
serán objeto de una consideración adecuada, según lo previsto por nuestro programa electoral. Muy
concretamente, e) mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones será garantizado mediante una
ley de Revalorización Automática. Se crearán también mecanismos institucionales y no solamente
económicos para el establecimiento de un marco democrático de relaciones laborales y se tenderá al
mantenimiento del poder adquisitivo de las rentas salariales.
Quiero insistir en la consideración de tres grupos humanos merecedores de un trato especial: los jóvenes,
que serán apoyados mediante programas de empleo juvenil, contratos de relevo y otras medidas; la
llamada «tercera edad», con una cartilla sanitaria especial de servicios geriátricos adecuados, entre otras
ventajas; y la mujer, cuya persistente discriminación debe ser cada vez más corregida por razones de
justicia.
La dignidad de una nación se mide por el trato que otorga a los sectores sociales marginados, como
minusválidos, presos, personas sin ingreso alguno, grupos étnicos separados secularmente, como los
gitanos, etc. Pese a la dificultad de la situación económica ya descrita, iremos sentando las bases para
integrarlos en la sociedad.
La política sanitaria estará basada en la promoción de la salud, la prevención individual y colectiva, la
atención primaria, la asistencia eficiente y la reinserción social del enfermo.
POLÍTICA OE VIVIENDAS
En lo que respecta a la vivienda, la política prevista supone la creación de una infraestructura suficiente,
capaz de generar las condiciones necesarias para la actividad constructora, junto con mejores formas de
financiación de compra, así como la promoción pública para alquiler. Sin embargo, en este campo como
en otros quisiéramos llevar al terreno de los hechos la aplicación de nuevas ideas y la reducción de costes
mediante planeamientos y diseños adecuados.
El medio ambiente es un componente vital de la existencia humana. La creciente protesta de los
ecologistas, perceptible en todas partes, especialmente en los países industrializados, responde a esa
sensibilidad humana hacia su entorno y evidencia la necesidad de adoptar medidas ya previstas en nuestro
programa. De todas maneras, e! enfoque y solución de los problemas del bienestar tienen que empezar en
cada uno de nosotros mediante el enriquecimiento de las posibilidades individuales por la vía de la
educación y de la cultura.
La educación aumenta la igualdad de oportunidades al fomentar las capacidades individuales y, por tanto,
el desempeño de tareas más idóneas. Además, el ejercicio de la libertad ciudadana sólo se alcanza
plenamente con una educación que nos instruya sobre nuestros derechos y sobre los medios de re-
damarlos; al mismo tiempo que nos inspira el respeto hacia los derechos ajenos.
La transformación de España y su progreso exigen una extraordinaria acción educativa y cultural, porque
el retraso en ese campo sigue siendo considerable. Por otro lado, persisten en España profundas diferen-
cias entre clases y sectores sociales en cuanto a los niveles educativos avanzados y, k) que es más penoso,
esas diferencias se transmiten regularmente de padres a hijos. Estudios realizados entre nosotros permiten
afirmar que los hijos de cuadros superiores han tenido veintiocho veces más oportunidades de llegar a la
Universidad que los hijos de los trabajadores. Nuestra política educativa tenderá, como en todos los países
democráticos, a nivelar las oportunidades.
CRISIS UNIVERSITARIA
Dentro de la educación es imperativo sacar a la Universidad de la crisis y postración actuales,
rehabilitándola ante sí misma y ante la sociedad, porque de ella emana el vigor y la autenticidad
educativas hacia los escalones precedentes de la enseñanza. La gran mayoría de la comunidad
universitaria desea realizar ese esfuerzo de moralización y reclama hace tiempo un marco institucional
que se lo permita. Con ese fin, el Gobierno presentará un nuevo proyecto de ley de Autonomía Uni-
versitaria en un plazo prudente, para dar a la Universidad una real autonomía de gestión, función y
gobierno.
No es posible seguir manteniendo por más tiempo un estancamiento científico y técnico que frena el
progreso económico y el desarrollo humano. Para ello se incrementará sus-tancialmente el presupuesto
para la investigación, concentrándolo en Inversiones estratégicas. No basta, sin embargo, el mero
aumento del gasto, sino que es preciso encauzarlo mediante una seria reforma institucional, asegurando
una coordinación que evite duplicar esfuerzos, elaborando un presupuesto único y suprimiendo las trabas
burocráticas contra la capacidad creadora.
Innecesario es añadir que los demás medios serán objeto de la misma atención, como el cine o el teatro, la
difusión impresa, las manifestaciones plásticas, la actividad musical y, en general, todas las formas en que
se plasma la personalidad de un pueblo y en que pueda cada uno experimentar el goce artístico.
Al mismo tiempo, el deporte y la educación física complementarán debidamente esa realización personal,
lograda mediante el acceso de todos a la cultura, porque al facilitar ese acceso estamos multiplicando las
fuentes de satisfacción personal, al mismo tiempo que creando ciudadanos responsables y más capaces de
participar en la construcción de un futuro esperanzador.
Discurso programático de Felipe González
«Austeridad y rigor en el empleo de los dineros públicos será un criterio tajante»
«Reestudiaremos nuestra incorporación al Atlántico Norte.
En el amplio espectro que abarca el análisis de los problemas de la sociedad ocupa un lugar, que he
destacado desde el comienzo, la seguridad como garantía de la libertad. El Gobierno cumplirá y hará
cumplir la Ley. No permitiremos ninguna actuación al margen de la Constitución y los que piensen que
pueden violentarla encontrarán una respuesta rigurosa por nuestra parte. No hay, pues, explicación alguna
para las actitudes violentas.
Desde el llamamiento a todos, grupos parlamentarios y ciudadanos, para que contribuyan a mejorar la
seguridad ciudadana y la convivencia en paz, queremos asegurarles que ni el terror, ni el chantaje, ni los
intentos involucionistas desviarán la decisión del Gobierno de cumplir la Constitución. El 28 de octubre
ha supuesto la más importante derrota moral para los que desean suplantar la voluntad de los ciudadanos.
Ese objetivo nos llevará a dedicarnos muy especialmente a la mejora profesional de los Cuerpos de
Seguridad para incrementar su eficacia y ampliar su vinculación a las aspiraciones y expectativas de todo
el pueblo.
Apelaremos con vigor a la necesaria cooperación internacional en la tarea de erradicar el terrorismo. Nos
proponemos introducir las reformas procesales y de todo tipo para agilizar la maquinaria judicial,
evitando innecesarias e injustas acumulaciones en las cárceles, mejorando la situación de los internos y
garantizando a los ciudadanos una satisfactoria Administración de Justicia, que implique la gratuidad de
las tasas judiciales como un elemento más de igualdad social.
En esta línea se inserta nuestra decisión de establecer cuanto antes la figura constitucional de Defensor
del Pueblo.
Toda la Administración, ia que requiere serias reformas, para librar a la Administración de trabas
heredadas, de procedimientos anticuados y de corruptelas intolerables, a fin de que se convierta en eficaz
ejemplo de servicio. La competencia profesional, el espíritu de servicio y la ética han de erigirse, por
todos los medios, en los principios inspiradores de los organismos públicos.
MEJORA DE LA FUNCIÓN PUBLICA
Ligados a los proyectos legales que desarrollan la mejora de la Función Pública se encuentra una ya
prevista ley de Reforma del Gasto Público. Anticipándonos a ello, nos proponemos congelar en el
Presupuesto ciertas partidas de gastos, especialmente de algunas compras y transferencias, exigiendo a
todos los Entes Públicos una justificación rigurosa al solicitar créditos extraordinarios para sus
necesidades.
La austeridad y el rigor en el empleo de los caudales públicos será así un criterio tajantemente exigido. Al
mismo tiempo se configurará adecuadamente el delito económico y se ejercerá una constante lucha contra
el fraude fiscal.
Las reformas de la Administración no se circunscriben sólo a las ramas fiscales o financieras, sino que
han de alcanzar a todas ellas. Estamos firmemente persuadidos de que parte de (os defectos que hoy
pueden parecer humanos no se deben a fallos personales, sino a la desmoralización producida en el
funcionario a! verse forzado a actuar en un sistema defectuoso.
La necesaria moralización de la Función Pública tendrá su primera expresión en un inmediato proyecto de
ley de Incompatibilidades, que por vía ejemplificadora concretará sus primeros criterios sobre diputados,
senadores y altos cargos de la Administración.
Esto culminará al aprobarse cuanto antes los Estatutos de las cuatro Comunidades Autónomas pendientes.
En este aspecto, cuya regulación tiene por objeto vitalizar la pluralidad dentro de la unidad integradora,
afirmo nuestro compromiso de alcanzar el máximo constitucional en las competencias fijadas por los
respectivos Estatutos.
Entramos así en una especie de segunda fase del proceso autonómico, en la cual el positivo desarrollo de
cada autonomía ha de concillarse con la construcción positiva del Estado de todos. En este sentido
resultarán decisivas leyes tales como las Bases del Estatuto de la Función Pública, la ley del Proce-
dimiento Administrativo Común, las Bases del Régimen Presupuestario, Financiero y Contable, las Bases
de la Contratación Administrativa, la Legislación de Responsabilidades de las Administraciones y de sus
autoridades, funcionarios y agentes, la Legislación sobre el Dominio Público y Patrimonio... Deberían ser,
en lo posible, leyes producidas por el acuerdo más amplio posible entre las fuerzas parlamentarias. En
este sentido, mi Gobierno propondrá a todas las fuerzas políticas parlamentarias la elaboración de un
amplio acuerdo institucional sobre los puntos claves o ejes vertebradores de aquel conjunto de leyes.
Reforzar las capacidades creadoras de los españoles impone también la reforma y perfeccionamiento de la
Administración Provincial y Local, que permita un más amplio desarrollo de su autonomía. Nuestro
programa incluye un proyecto de ley que modifique la vigente en materia de elecciones locales y permita
la renovación de las actuales Corporaciones en términos de la más adecuada representación democrática.
Con los mismos objetivos se remitirá en el presente período de sesiones un proyecto de ley de Régimen
Local y otro de Financiación de las Entidades Locales, cuyas posibilidades de acción se facilitarán más
aún gracias a un plan de colaboración establecido de acuerdo con la Federación Española de Municipios y
Provincias, sin perjuicio de otras medidas como las transferencias de servicios, la asistencia técnica y la
reforma del Instituto de Estudios de Administración Local.
La política exterior debe ser ajena a concepciones partidistas, y seguir rigurosamente las directrices de
una política de Estado, atenta a los intereses permanentes de España, tal como resulten de un consenso na-
cional o, al menos, de las aspiraciones expresadas por la gran mayoría de nuestro pueblo.
Tenemos que partir de una idea exacta de nuestra real capacidad de acción en el mundo internacional: sin
jactacias ni complejos. Somos conscientes de nuestro nivel real de poder e influencia en el concierto de
las naciones; conocemos también nuestros recursos y nuestras potencialidades.
PORTUGAL, FRANCIA Y EL MaGREB
Creemos que es esencial fortalecer y profundizar nuestras relaciones con ios países vecinos: Portugal,
Francia y los países del Magreb. Las dificultades transitorias no deben hacer olvidar nunca la necesidad
del mutuo entendimiento y de la cooperación beneficiosa para todos. De esa manera contribuimos
también al equilibrio de la región mediterránea, cuya importancia en el tablero mundial se acrecienta cada
día.
Nuestra política de vecindad encuentra una dirección privilegiada en lo que se refiere a Portugal. Una
política española que no colocase como una de sus principales prioridades la amistad y cooperación con
Portugal carecería de visión y de realismo.
CEE, GIBRALTAR, FAS Y OTAN
Trabajaremos con tesón para allanar los obstáculos que aún se oponen a nuestra plena integración en las
Comunidades Europeas, y creemos que no será pretencioso conseguir la adhesión dentro del horizonte
dado por la presente legislatura.
El Gobierno irá creando las condiciones que permitan el retorno de los emigrantes; y, entre tanto,
redoblará sus esfuerzos para protegerlos mediante adecuada gestión diplomática, muy especialmente
cuando se produzcan violaciones graves y flagrantes de los derechos humanos.
El Gobierno reafirmará con todo vigor la reivindicación de Gibraltar, cuya actual situación colonial atenta
a la integridad del territorio nacional y menoscaba la posición interna-cional y estratégica de España.
Consecuentemente, el Gobierno mantiene el propósito de reintegrar Gibraltar al territorio nacional
mediante negociaciones con el Reino Unido que conduzcan a ese objetivo, de acuerdo con las
resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas. El Gobierno obrará de manera que no se penalice a la
población de Gibraltar ni a las del Campo de Gibraltar y que el resultado final de la negociación respete
ios intereses legítimos de la población.
La Constitución atribuye a las Fuerzas Armadas la defensa de nuestra integridad territorial y del orden
constitucional, a las órdenes del poder legítimamente constituido. El Gobierno aplicará su programa tanto
en sus aspectos sociales y económicos corno en la adaptación progresiva de nuestro despliegue operativo
a las necesidades y misiones atribuidos por la Constitución a las Fuerzas Armadas. Públicamente
proclamo nuestra confianza y solidaridad con las Fuerzas Armadas, cuya honrosa misión no ha sido
empañada por actuaciones minoritarias. Empezamos una nueva etapa en la vida política española. Con Su
Majestad el Rey, cuyo papel en favor de la paz y la libertad reconocemos todos los españoles, quiero
manifestar mi fe en el futuro de España.
Examinaremos también con toda atención los términos de nuestra relación defensiva y de cooperación
con los Estados Unidos de América y reestudiaremos con el rigor necesario para la defensa de nuestros
interesees y de nuestra dignidad la decisión adoptada por el anterior Gobierno español en relación con el
Tratado del Atlántico Norte, manteniendo nuestros compromisos con el pueblo español.
Para nosotros, tanto por herencia histórica como por las realidades de hoy, existe un compromiso de
presencia y de actuación decidida en el Continente iberoamericano. Con este conjunto de naciones
reforzaremos nuestros lazos de cooperación en todos los campos, con la convicción de que una parte
importante de nuestro futuro pasa por esta operación histórica. Del mismo modo dedicaremos atención
especial a la política del Mediterráneo, en el mundo árabe y en África, por su enorme potencial político y
humano.
COINCIDENCIAS Y DIFERENCIAS
Puede haber coincidencias en torno a objetivos como la mejora del bienestar y la eficacia de la
Administración. Pero esa coincidencia no impide que nuestra propuesta sea distinta, en su misma raíz,
como lo han percibido los diez millones de ciudadanos que la han respaldado con su confianza. Y es que
la singularidad del proyecto no se encuentra tanto en la expresión verbal de los detalles cuanto en las
maneras de ejecutar los programas y en el énfasis particular que se atribuye a ciertos objetivos por
comparación a otros.
Esto es lo que ha percibido nuestro pueblo: que, a veces, tras palabras que suenan como semejantes,
existen políticas distintas, personas con formación e ideología diferente; que eran otras sus experiencias
vitales a lo largo de una vida política que conoció las asperezas de la represión y que reforzó durante ella
la vocación de sevicio al pueblo, levantando las banderas de la libertad, la justicia y el progreso humano.
El líder del PSOE concluyó diciendo que «los españoles han votado por el cambio en la forma más eficaz
posible, confiándolo a quienes están desde hace tiempo comprometidos con un afán de renovación. Por
todo ello, porque no respalda una voluntad mayori-taria y porque confiamos en el espíritu de servicio a la
sociedad que, aun en la discrepancia, anima a las fuerzas políticas representativas de otros sectores, nos
sentimos alentados por la más viva esperanza y nos disponemos a progresar hacia un horizonte claro
mediante un programa realista». Se nos ha imputado exageración en los compromisos. Quienes así lo
hacen sólo confían en los recursos materiales. Nosotros, además de valorarlos debidamente, ponemos
nuestra esperanza en los ciudadanos, en los hombres y mujeres que acaban de votar por el cambio. Esta
esperanza tiene fundamento: la geografía nos muestra a países construidos sobre pobres recursos naturales
que han sabido desarrollarse con el esfuerzo de los hombres; cómo la Historia propia nos deslumhra con
las ciudades fundadas en América por un puñado de españoles. Y esa esperanza se refuerza para el futuro
al comprobar cómo nos alientan muy especialmente los jóvenes, en quienes están arraigando con fuerza
los valores de la solidaridad libremente asumidos, que tanto importan para nuestro proyecto común.