NACIONAL
A B C / 29
El PSOE tiene seguros 207 votos para superar la investidura
El discurso de Felipe González empezará con un balance de la situación del país
MADRID (Luis Peiró). Con el Pleno que se inicia esta tarde se dará fin al mes largo de interinidad entre
las elecciones del 28 de octubre y la constitución del nuevo Gobierno, elegido por el ganador en tas urnas.
Será el viernes, con la jura ante el Rey en el Palacio de la Zarzuela, cuando el nuevo Gobierno socialista
tome posesión de sus funciones, cumplido el período de traspaso de poderes en el que las previsiones
constitucionales han evitado la existencia de un «vacío de poder».
La letra grande de las crónicas de esta semana darán cuenta de la hora y te fecha histórica entre las diez y
diez treinta de la noche del miércoles 1 de diciembre, en la que la Monarquía española, por primera vez,
contará con un presidente del Gobierno socialista proclamado por el Parlamento, en la persona de Felipe
González. Medios parlamentarios subrayan cómo este hecho es el signo de la superación del grave
problema que a primeros de siglo tuvo la Monarquía para integrar a todas las fuerzas políticas y sociales.
El voto popular ha llevado hasta sus últimas consecuencias el afán integrador de la Monarquía de Don
Juan Carlos.
En la letra pequeña de los periódicos quedará el anuncio de los nuevos nombramientos que el cambio en
la dirección de la Administración española va a ir produciendo. La definitiva situación de Alfonso Guerra
como número dos del próximo Gobierno tendrá como consecuencia inmediata un cambio en las personas
que dirigirán el Grupo Parlamentario Socialista. Quedará como máximo responsable Javier Sáenz de
Cosculluela, asistido en la Secretaría por un joven diputado asturiano y otro diputado catalán.
El candidato a la Presidencia del Gobierno, Felipe González, iniciará hacia las cinco menos cuarto de la
tarde —con anterioridad jurarán o prometerán su acatamiento a la Constitución los diputados que no
pudieron hacerlo en la sesión constitutiva— un largo discurso, que posiblemente consumirá cerca de dos
horas. El secretario general socialista ha trabajado durante el fin de semana y todo el día de ayer en
elaborar su alocución al Congreso en torno a dos apartados nítidamente diferenciados.
BALANCE DE SITUACIÓN
En una primera parte, el candidato esbozará un balance de la situación que hereda del Ejecutivo anterior,
para cuya confección han resultado especialmente útiles las informaciones recibidas en lo que se ha
venido en llamar «transmisión de poderes», realizada, departamento a departamento, durante el último
mes. Será en la segunda parte de su intervención cuando el candidato a la Presidencia del Gobierno
especifique cuál es su programa para afrontar esa situación.
Programa que, en cualquier caso, será una adaptación del programa defendido por el PSOE en la campaña
electoral a intenciones de Gobierno.
El pretexto de la mayoría de los grupos de la Cámara para no pronunciarse aún oficialmente sobre el
sentido de su voto el miércoles es precisamente el no conocer aún cual es el contenido del discurso. El
Grupo Popular, UCD y las Minorías Catalana y Vasca han aludido a la cortesía parlamentaria para no
adelantar el sentido de su voto sin conocer previamente cuál va a ser la oferta del futuro presidente
socialista. Excusa que en nada empaña la casi seguridad de que será contrario el pronunciamiento tanto de
AP como de UCO, y de abstención los de las minorías nacionalistas.
NACIONALISTAS: ATENCIÓN A LA LOAPA
Sólo un pronunciamiento claro de Felipe González en el sentido de retirar la LOAPA, lo que es casi
imposible, pondría a vascos y catalanes en la tesitura de plantearse un pronunciamiento favorable, lo
mismo que al integrante del Grupo mixto por Esquerra Republicana de Cataluña. Francesc Vicens.
Todo ello, traducido a la aritmética parlamentaria, dará 207 votos —el presidente del Congreso no
votará— como respaldo al nuevo presidente del Gobierno. No hay duda en cuanto al apoyo decidido de
los cuatro diputados comunistas y de los dos del CDS. Adolfo Suárez y Santiago Carrillo se alternarán en
la tribuna de oradores, consumiendo cada uno diez minutos, y dejarán los otros diez minutos que
corresponden también al Grupo mixto para que se ios repartan Juan María Bandrés y Francesc Vicens.
Era la única duda que dejaba el reglamento de las Cortes para el debate de investidura. Todo lo demás, la
media hora para cada uno de los grupos, la posibilidad de réplica del candidato en todo momento, y otros
diez minutos a cada uno de los diputados a los que haya aludido el candidato —diez para cada uno si la
réplica es persona a persona y diez para todos si el candidato replica globalmente— está perfectamente
reglamentado, a diferencia, por ejemplo, de la investidura de Calvo-Sotelo, que se siguió a través de las
normas emanadas por la presidencia del Congreso. Pero ése será el debate de mañana. Hoy sólo será
Felipe González, con tiempo ¡limitado. aunque se da como posible las dos horas, quien se dirija a la
Cámara.