ANÁLISIS
Fernando Reinlein
La lista corta de interior
FELIPE González está llevando a rajatabla su promes ainicial de que el Gobierno sea del presidente y no
del partido. Por eso pudo asegurar hace más de un mes que cualquier especulación sobre las listas del Eje-
cutivo hechas por algunos cargos de la dirección del partido tenían el mismo fundamento que las que
pudiera hacer un periodista o cualquier observador político.
Esta política de reserva y discreción se mantiene en la actualidad. Y se siguen haciendo «retratos robots»
de los futuros ocupantes en ios diferentes departamentos. Si el de Defensa — del que ya hablamos ayer—
suscita polémicas, no lo hace menos el de Interior, en el que la lista es todavía más corta.
Las presiones se suceden. Los «teletipospersonales» envían mensajes curiosos. Así, en determinados
sectores militares no se vería con buenos ojos que el teniente general Sáenz de Santamaría, actual capitán
general de Barcelona, ocupase el sillón en el que actualmente se sienta Rosón. Sin embargo, es uno de los
candidatos.
La «operación Laína», aunque no descartada del todo, ha perdido posibilidades. Una cosa es hacer
análisis y pronósticos en base a sondeos electorales y otra muy distinta, hacerlo con más de doscientos
diputados. Es una cifra que obliga a nuevos planteamientos.
Sin embargo, el poder en el Ministerio del Interior está en unas manos determinadas y el PSOE no tendrá
más remedio que tenerlo en cuenta, por lo menos en el primer periodo. Y el actual ministro lo sabe y
pretende que el equipo siga siendo el mismo.
Ballesteros, comisario general de Información y jefe del Mando Único de la Lucha Con-traterrorista
(MULO, .tiene muchas llaves... y muchas cerraduras. Y el PSOE, para gobernar, necesita las dos cosas y
no solamente una.
PERO los «lobbys» que funcionan en Defensa también lo hacen en Interior. ¿Quién ha lanzado el
nombre de Luis Solana como ministrable en esa cartera? Nadie duda de su capacidad, pero si la «vieja
guardia» de los temas militares —Múgica, Busquéis y el propio Solana— están absolutamente al margen
de la operación en Defensa, ¿acaso no lo están en Interior?
Y queda un nombre. Pertenece a un joven de gafas gruesas, abogado, que fue jurídico de la Armada, que
ha trabajado muy duro, que conoce los entresijos del Ministerio, de gran capacidad de trabajo. Se llama
Carlos San Juan y es de Málaga.
Fuentes próximas a Carlos San Juan aseguraron que tiene una pequeña dificultad para ocupar la cartera. Y
no es otra que simplemente no hace nada por conseguirla. «Para ser ministro, lo primero es querer serlo»,
dijeron. «Y Carlos quiere trabajar, pero no medra.» Si las cosas han cambiado de verdad, esta afirmación
quedará sin valor. Veremos.