Seriedad y caras largas en la sede del CDS
Madrid. Vera Gil
Serios semblantes y caras largas en la sede nacional del CDS. El duque estuvo «encerrado» hasta la
madrugada. Los pasillos de la sala de Prensa, repletos de periodistas ávidos de una sonrisa, siquiera
forzada, tras la derrota. Pero Suárez no dio señales de vida hasta que conoció los resultados oficiales últi-
mos. Probablemente, por aquello de si al final se produce la sorpresa. Los dirigentes que dieron la cara —
José Ramón Caso, Carlos Revilla, Rosa Posada— trataron de quitar hierro al desastre. «No son tan malos
resultados, hemos obtenido ochocientos concejales y probablemente alguna representación en algún
Parlamento regional.» Pero todo se notaba como forzado por las circunstancias. Circunstancias que
hablaban por sí solas, muy claro. Avila, el bastión tradicional del suarismo sigue en pie..., aunque bien es
cierto que las cosas no fueron como se esperaba. Castilla-León dio algún fruto, ese centenar de
concejales. Pero Madrid... Madrid se perdió. Rosa Posada se quedó en el 4.8..., a un pelo de una
Concejalía. Y Madrid, todos en el CDS lo sabían, no se podía perder.