ESCAÑO DE PAPEL
Las buenas maneras
Alfonso Osorio
No hay democracia sin buenas maneras, sin buen modo, que, como es sabido, significa, entre otras cosas,
moderación en las acciones o en las palabras.
Conviene recordar esta afirmación porque la lectura de los periódicos que narran los actos electorales,
describen las campañas electorales o las hacen, nos enseña que unos y otros no se están produciendo con
frecuencia dentro de las buenas maneras.
Roque García, en su «Sinónimos castellanos», nos dice que «el dicterio es el arma del hombre ofendido;
el insulto viene a ser la venganza del hombre violento y salvaje»; el primero «consiste en dichos», el
segundo «consiste en acciones».
Desgraciadamente hay ya, en la calle, recién iniciada la campaña electoral, demasiados dicterios y más de
un insulto.
«Sosegaos», decía el rey Prudente; sosegaos, me atrevo a decir desde estas columnas a candidatos y
columnistas.
Creo que el anterior consejo es bueno. A la gran mayoría de los electores el dicterio o el insulto contra el
adversario podrá recocijarles durante un momento, pero les retrae en el momento decisorio.
No hagamos que una campaña electoral se convierta en el reino de la soplonería. La delación, la
denuncia, la acusación del contrario podrá afectar a la reputación de éste, pero a la postre daña más a
quien la produce.
¿Que por qué digo esto?, ¿que a quién me refiero? Por nada ni por nadie en concreto; por todos en
general. Acaso porque añoro un país en convivencia, en el que cada uno defienda sus puntos de vista y
sus criterios en medio no del dicterio, sino del respeto a ios demás.
Consecuencia personal. Ahora que se habla tanto de la derecha pidiéndole que sea civilizada, para
descalificarla electoralmente, este político de la derecha se permite escribir este artículo pidiendo a todos,
cortésmen-te, buenas maneras.
Mañana escribe: Pedro Bofill (PSOE)