«EL CINE REPUBLICANO ESPAÑOL, 1931-1939», DE JOSÉ MARÍA CAPARROS
Las películas espalólas, entre 1931 y 1936, de espaldas a la realidad sociopolítica
MADRID, 20 (INFORMACIONES, por Javier Goñi).
LA indiferencia can que fue acogida una película como «Fermín Galán» (1931), de Fernando Roldan, o la
indignación con que se rechazó «Tierra sin para» (1932), de Buñuel, no fueron casos aislados. En general,
las películas españolas que se rodaron entre I931 y 1936 se presentaban totalmente de espaldas a la
realidad socíopolítica del momento. Esta es la principal conclusión que se desprende del estudio de las
cintas rodadas entre esos años (con la guerra civil la cosa cambia,), que ha llevado a cabo Aon José Mana
Caparros Lera, critico de «Mundo», y que con el titulo de «El cine republicano español, 1931-1939» ha
publicado en la Editorial Dopesa.
Y que el panorama con la guerra, civil cambia es tan evidente, que el crítícO, para demostrarlo, ha
dividido claramente los dos periodos, englobándolos, sin embarga, en un mismo rótulo —«cine
republicano»—, pues, com» escribe nada más comenzar su estudio, la legalidad republicana se mantiene
hasta el triunfo del general Franco.
La República es proclamar da en plena crisis cinematográfica y es acogida con cierto escepticismo por la
mayoría de los miembros de esta incipiente industria. En los cinco años de Gobierno republicano se
filman 185 títulos (predominan los largometrajes, frente a les documentales y cortos). De estos títulos,
muy pocos tienen una carga ideológica clara —los partidos políticos todavía no habían descubierto el
poder de transmisión de ideas que tenía el cine-. Los 350 títulos que se ruedan en los tres años de guerra
civil, si van a tener, la mayoría, esa carga ideológica. Solamente se rodarán ocho largometrajes. Los
partidos políticos —los de un bando y otro— van a descubrir ahora el documental (318 se van a filmar; la
mayoría, desde el lado republicano, y la mayor parte, obra de la C.N.T.-F.A.I.).
AÑO CLAVE
Con todo, no hay que adelantar, acontecimientos. Mil novecientos treinta, y dos es el año, en, que la
película sobre las Hurdes, de Buñuel, es considerada un insulto a la nacion (Buñuel abandona el país y no
regresará hasta la guerra). Pero 1932 es además un año clave para la historia del cine español: se fundan
los primeros estudios sonoros de España (Orphea Films). Desde estos estudios barceloneses (pronto le
seguirán otros madrileños: Cea, Ecesa, etc.) se va a luchar con éxito contra la colonización extranjera. Se
va a luchar contra el cine americano, «hablado en castellano» (por López Rubio, Jardiel Poncela y tantos
otros que se trasladaban a finales de los años veinte a Hollywood).
Y el cine español se sacude la tutela norteamericana con directores como Florián Rey, Benito Perojo,
Fernández Ardavín, Luis Marquina, Edgar Neville, Fernando Delgado, Sáenz, de Heredia, José Buchs,
Iquirio, y con películas como «Nobleza baturra», «Morena Clara», «¿La verbena de la Paloma», «Don
Quintín el amargao» (codirigida por Bunuel, quien, años más tarde, en su etapa mejicana, rodara otra
versión m£s personal), «El malvado Carábel», etc.
AI producirse la sublevación militar del 18 de julio, el Gobierno de la República estimula lia, realización
de documentales y películas proselitistas y de propaganda. Caparros Lera, al llegar a este periodo,
presenta, tal como lo ha hecho anteriormente, las fichas técnicas de las películas que cada partido u otra
institución realiza (los 65 documentales del P.C.; la gran actividad cinematográfica de la C.N.T.-F.A.I.; la
importante labor de la Generalidad a través del Departament de Cinema y de la productora Laia Films; los
documentales falangistas y requêtes; los del Departamento Nacional de Cinematografía —Gobierno de
Burgos—, etc.).
No olvida las películas extranjeras—desde la «Mariquita. Terremoto», hecha en Berlín, hasta la mítica
«Espoir», de Malraux, pasando por las de la Italia fascista, las norteamericanas en ayuda de las Brigadas
Internacionales.
El libro de Caparros Lera —como él mismo reconoce— no pretende ser un panorama exhaustivo de un
tema poco tratado (como tantas otras actividades culturales con sello republicano), sinó que mediante
muy pocas páginas expositivas y muchas —la mayoría— destinadas a incluir las fichas técnicas,
convenientemente ordenadas, de los films de este período, Caparrós Lera ha conseguido una útil
aproximación y punto de partida para posteriores investigaciones.
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