Optimismo comunista ante los primeros resultados
Crecimiento inesperado en Murcia, Zaragoza y Valencia
Madrid.—Anoche los comunistas estaban más rojos que nunca, pero de alegría. Los resultados que se
iban conociendo hicieron perder la mesuré al propio Santiago Carrillo.
Santiago Carrillo hizo su aparición en la sede madrileña de la calle Castelló las 8.30 de la tarde, vestido
de gris y corbata azul a rayas. «¿De dónde vienes ¿Santiago?» , preguntú y militante. «De descansar.»
Respondió tranquilo y de muy buen humor. A partir de ese momento, la sala dé Prensa del PCE empezó a
animarse y a especular sobre los primeros resultados, entre bromas y veras.
Tendremos 25 diputados, afirmó el secretario comunista ante los primeros datos que enviaba por teléfono,
permanentemente, la red de delegados de mesa del partido distribuidos por todo el país.
Era el mejor ordenador posible. El otro, una terminal que obtuvo el PCE, estuvo en silencio hasta altas
horas de la noche. La aparición del ordenador en la sede comunista es el resultado de una breve historia
del género de intriga.
En principio, Jesús Sancho Rof y los hombres duros de Martín Villa lo habían destinado á Coalición De-
mocrática. Misteriosamente, a mitad de camino, alguien torció el volante del coche, y el ordenador
apareció en Castelló, 36. «Es un regalito de Sancho Rof para no hacernos de meaos», comentó con sorna
Santiago Carrillo.
Entretanto, en la sede de CD gastaban el teléfono buscando su ordenadorcito. No obstante, y fiel a su
origen, la máquina no informó prácticamente de nada.
Empieza la ascensión
Los primeros resultados que bajaban al sótano, donde está la sala de Prensa, daban un crecimiento inespe-
rado en zonas obreras como Villaverde, Aluche, Murcia, Zaragoza y Valencia y dieron lugar a una serie
de bromas y un aumento del clima de optimismo. «Estamos barriendo. Si llegamos al 15 por ciento
hacemos una orgía », proponía Josep Palau, secretario de las Juventudes Comunistas. Santiago Carrillo,
más sereno pero igualmente cachondo, insinuó: « Venga, vamos a formar Gobierno.»
Más serio, el secretario comunista dijo después: «Nosotros no vamos a intervenir en la disputa entre UCD
y PSOE. Saquemos el número de diputados que sea, vamos a de/arlos que se arreglen entre ellos.»
A las nueve y media de la noche se produjo un incidente de cierta seriedad. Josep Palau, el secretario de
las juventudes, intentó tomar un café en la cafetería de California, 47, a cincuenta metros del eterno feudo
de Fuerza Nueva. Nueve o diez adolescentes con insignias de Blas Pinar, le provocaron de palabra. Al
salir de la cafetería, le siguieron. Pero la presencia de un par de, «grises» disuadió a los jóvenes. Desde
lejos despidieron a Palau con algunas alusiones descorteses a su familia.
Sin embargo, al cierre de esta edición, los datos de Cataluña enfriaron un poco los ánimos. Los socialistas
y comunistas bajaban en relación con las elecciones legislativas anteriores, mientras la alternativa de
Convergencia Democrática de Cataluña, que encabeza Jordi Pujol (no confundir con la candidatura
llamada de «las trillizas», Fraga, Areilza, Osorio), crecía considerable mente.