TEMAS PARA LAS ELECCIONES
EL ORDEN EN LAS CANDIDATURAS
UNA cuestión importantísima que ha de decidirse en la próxima ley Electoral es !a de si las
listas de candidatos han de ser abiertas o cerradas. Unas y otras caben emplearse tanto en el
sistema mayoritario para el Senado como en el sistema proporcional para el Congreso. En todo
caso, las listas abiertas suponen una mayor complicación en el procedimiento electoral, aunque
proporcionan una superior intervención de la voluntad del elector en la selección de sus
representantes.
En las listas cerradas son los partidos, o las coaliciones de ellos, los que designan a los
candidatos sin-la menor posibilidad de que el votante haga alteración alguna en su
composición, pero sí en el orden de preferencia para acceder a la representación. Cuando se
respeta ese orden, las listas se denominan bloqueadas. Para paliar los defectos que en cuanto
a la pura expresión democrática poseen ambos métodos de lista electoral, se han ideado nu-
merosos procedimientos mixtos, njás o menos complejos, que tampoco se acercan a la
perfección que se desea.
César Quintian en su reciente opúsculo político sobre la ley Electoral, «Cien años de
democracia frustrada», menciona los siguientes sistemas que se apartan, en algún detalle, de
los sistemas de lista abierta o cerrada. Son ellos: sistema de votos transferibles; sistema de
lista semirrígida o doble voto simultáneo; sistema mixto plurinominal; sistema mixto uninominal,
con voto de preferencia, voto gradual, voto negativo, voto adjunto, voto acumulativo, y el
sistema de mayorías artificales o apparentement.
Muestra esta variedad de procedimientos electorales la complejidad de la cuestión que ha de
ser resuelta por el Gobierno, tras sus negociaciones o conversaciones con los representantes
de cuantos partidos tengan la intención de acudir a los próximos comicios. Intención y relativa
fuerza, cosa que no ocurre, precisamente, con los que, atribuyéndose una potencia que jamás
demostraron —y, menos que nunca, con su abstención en el referéndum—, se envanecen con
la representación de una oposición profesionalizada, sí, pero que sólo comprende el sector más
contradictorio, inconsecuente e inflado de ´ella.
Inflado, claro esta, por e! «tupamarismo» informativo, apoderado de la inmensa mayoría de
¡as columnas de !a Prensa. Hinchazón creadora de figurones del tipo decimonono de don Ade-
lardo López de Ayala, al cual los escritores de su tiempo consideraban un gran político y los
políticos de su época un gran escritor, cuando don Adeíar-do no era, e! buen hombre, ni una
cosa ni otra. Por eso, a ios figurones que pertenecen a la comisión de los «nueve» habría que
recordarles aquel apo-tegmático consejo de Nietszche: «No te hinches que, si te hinchas, si te
pinchan, te desinflas».
Que no se hinchen, pues, y procuren ir en cabeza de una candidatura, si ésta es bloqueada,
para tener posibilidades de conseguir un escaño en el Congreso. Pues ha de ser muy difícil a
los partidos, o siglas con ilusiones, que no entren en amplias coaliciones electorales, obtener
más tíe una acta parlamentaría en ias provincias que elijan menos de diez o doce diputados.
Solamente en Madrid, Barcelona y, acaso, Valencia, cabrá ¡a arrogancia de presentarse in-
dependiente un partido que ni siquiera posee el monopolio de su ideología. Con tanta variedad
de siglas falangis, tas, carlistas, populistas, demócrata-cristianas, liberales, socialdemócratas o
socialistas y comunistas, supondría, Incluso para el Partido Comunista de España, o de Carrillo
—en caso de que pudiera presentarse—, una delirante audacia electoral.
Habrá que ir, por tanto, a amplísimos coaliciones, no sólo entre partidos de las mismas ideas
básicas. Fenómeno éste que facilitará el hecho curioso de que es más factible el acercamiento
entre Corrillo y Ruiz Jiménez, por ejemplo, que el de Ruiz Jiménez y Silva Muñoz. O el de
Felipe González y... Emilio Romero que el de Felipe y Tierno.
Lo importante será colocarse el primero en la lista bloqueada de la coalición. Aunque cabrán
compensaciones, en eí supuesto de que la misma persona —como parece de cajón— pueda
presentarse, a la vez, por circunscripciones distintas. Es decir, que sí Gonzalo Fernández de la
Mora —valga e! ejemplo— va el primero en la lista de Alianzo Popular, en Pontevedra, y Fraga
el segundo, en cambio, el orden podrá ser ai revés en Lugo.
Raimundo LOZANO