LOS PARTIDOS, ANTE LAS ELECCIONES MUNICIPALES (I)
CENTRO Y P. S. O. E., DISPUESTOS AL TRIUNFO
Por Antonio CHECA
MADRID, 22.
TRANSCURRIDOS dos meses desde las elecciones legislativas, los partidos políticos tienen un nuevo
objetivo: las elecciones municipales, la búsqueda del poder local, y es esa búsqueda la que explica que en
contra de lo que los resultados de las elecciones del 15 de junio hacían esperar, no hayan producido
apenas fusiones o disoluciones de partidos políticos. Fueron pocos, apenas una docena, los partidos o
coaliciones que obtuvieron escaños, pues el sistema electoral empleado pronto se ha visto que favorece
esencialmente el bipartidismo. Así, Unión de Centro Democrático y Partido Socialista Obrero Español,
que totalizan el 60 por 100 de los votos del país, representan, en cambio, por encima del 80 por 100 de los
escaños del Congreso. Las elecciones municipales, que, como es sabido, han de ser convocadas este
mismo año, y cuya celebración, por tanto, es de suponer que no se retrase más de seis o siete meses,
suponen una nueva oportunidad para los partidos pequeños, que confían en colocar algunos concejales y
alcaldes en las provincias, comarcas o simplemente localidades donde mejores porcentajes alcanzaron en
junio, independientemente del sistema electoral que se elija. Así, la O. R. T. o el Partido del Trabajo, que
no tienen representantes en el Congreso, pueden aspirar a «colocar» algún alcalde, por ejemplo, él de
Valtierra (Navarra), en el primer caso, o los de Morón de la Frontera y Los Corrales (Sevilla), en el
segundo, pues se trata de ciudades en los que han sido el primer partido, en votos.
EL REPARTO
Sin embargo, U. C. D. y P. S. O, E. se repartirán previsiblemente la gran mayoría de los Ayuntamientos
españoles. U. C. D., por ejemplo, aunque sólo consiguió el 32 por 100 de los votos, es el primer partido
en .un porcentaje muy superior de pueblos. Así, en Orense, donde recibió el voto del 60,9 por 100 del
censo (sobre los votos válidos), fue el partido más votado en todos los pueblos de la provincia, excepto
dos. Incluso en provincias como Sevilla, en las que globalmente se impuso el P.S.O.E., U.C.D. es el
primer partido en un mayor número de poblaciones. Triunfó en los pueblos pequeños, en tanto el P.S.O.E.
lo hizo en un número menor, pero, eso sí, normalmente ¡os pueblos más importantes. Previsiblemente,
pues, serán de U. C. D. la gran mayoría de los alcaldes gallegos, castellanos, leoneses, canarios,
aragoneses, baleares, manchegos..., y socialistas buen número de alcaldes de los pueblos de la provincia
de Madrid y algunos extremeños y de la Mancha, la mitad aproximadamente de los andaluces y
valencianos y los principales pueblos y ciudades asturianos. En regiones como el País Vasco o Cataluña,
el panorama es más complejo. Tomando como ejemplo Navarra, hay pueblos donde el principal partido es
el P. S. O. E. —comarca de la Ribera—, pero también, aparte de un gran número de U. C. D., media
decena de carlistas —comarca de Estella—, otra media docena del Partido Nacionalista. Vasco, un
número similar de la Unión Navarra de Izquierdas, sin olvidar alguno, de Alianza Foral Navarra (Alianza
Popular) o el aludido de la O. R. T. Previsiblemente, el Partido Nacionalista Vasco controlará buen
número de Ayuntamientos de Guipúzcoa y Navarra, pero.en el caso catalán, tras la práctica disolución del
Pacto Democrático por Cataluña, hay muchas incógnitas planteadas. La coalición P. S. C.-P. S. O. E. es
de esperar que saque el mayor número de Ayuntamientos, pero en Cataluña, donde el bipartidismo es
menos acusado, el «poder local» estará más repartido. En cuanto al Partido Comunista, domina en tinos
30 pueblos andaluces, en los que previsiblemente habrá alcaldes eurocomunistas tras las elecciones,
mientras Alianza Popular, la cuarta formación política en votos, es el principal partido en un número algo
superior de pueblos, pero muy repartidos por toda la geografía española. Así, en la antes citada provincia
de Orense, pese a conseguir un escaño, sólo ha sido el partido más votado en un pueblo. Pero, insistimos,
tanto el juego de las coaliciones como el propio sistema electoral que se elijan, tendrán influencia
importante, aunque los dos grandes partidos que controlan las Cortes, U. C. D. y P. S. O. E., no se
muestran muy favorables a coaliciones, de un lado, y del otro es previsible que presionen para que el
sistema electoral les sea propicio. Ambos partidos aspiran a ganar las municipales.
LA ATRACCIÓN DE LOS GRANDES
En los dos meses transcurridos desde las elecciones se evidencia un «poder de captación» de estas dos
grandes formaciones respecto a los pequeños partidos situados en sus inmediaciones ideológicas. U. C.
D., por ejemplo, es previsible que atraiga a un sector mayoritario de la Federación Demócrata Cristiana,
la gran vencida el 15 de junio, y que, como se sabe, decidirá en septiembre su rumbo futuro. Pero otro
sector del antiguo Equipo Demócrata Cristiano Español parece más propicio a acercarse al P. S. O. E.
siempre que éste no se radicalice y admita un ala no marxista. El Partido Socialista Obrero Español
parece que recogerá igualmente la .mayoría de los votos de Reforma Social Española, aproximadamente
on la misma condición, es decir, que dicho partido admita un ala socialdemóerata. Al mismo tiempo, los
modestísimos resultados del P.S.O.E. histórico explican que un sector probablemente mayoritario del
mismo, tarde o temprano ingrese en el P.S.O.E. «grande». En cualquier caso, también han aflorado
conflictos en el seno de estos partidos. Diríamos en general que en las bases los viejos militantes del
P.S.O.E. muestran cierto malestar con la actuación, que califican como excesivamente moderada y
personal de sus líderes y protestan —probablemente en vano— del oportunismo o escasa vocación
socialista efe muchos de estos nuevos militantes que en generoso caudal están ingresando en el partido.
Unión de Centró Democrático ha procedido a su constitución en partido unificado, lo que ha hecho a
regañadientes más dé un líder de la docena de grupos políticos que formaban en ella, pero convencidos
todos dé que la medida era necesaria e inevitable y de que, fuera de U. C. D., las posibilidades de éxito
electoral —como ya se evidenció con la Democracia Cristian a— son escasas. U. C. D. está en trance de
formación en la única provincia española en que no lo estaba, Guipúzcoa, donde no se presentó a las
elecciones de junio, y se especula con su aproximación a alguna «internacional», lo que no parece por el
momento probable. Tanto Unión de Centro Demacra tico como el Partido Socialista Obrero Español
intensifican estos días, y lo harán aún más en los próximos mesas, la formación de comités locales y la
búsqueda de hombres con prestigio en sus localidades, con respaldo popular, susceptibles de ser alcaldes
o al menos concejales de los Ayuntamientos democráticos a los que el país se encamina. No faltan
vocaciones.
22 de agosto de 1977