PRODUCCIÓN TRIGUERA
LA CLIMATOLOGÍA, FACTOR DECISIVO
DESDE el final de la Cruzada de Liberación, en 1939, la producción de trigo ha seguido una marcha
ascendente, que he permitido pasar desde la escasez a la normalidad.
En aquel momento, las explotaciones agrícolas en lo que habla sido zona roja, estaban, en su mayoría,
devastadas, se carecía de aperos y de ganado de trabajo, y hubo que comenzar una ardua tarea de
recuperación y de nueva puesta en marcha, llena de dificultades.
Dos eran los puntos sobre los que había que actuar para lograr Un aumento de la producción y conseguir,
en el plazo más breve posible, salir de la angustiosa situación, en que el país se encontraba al iniciarse el
año agrícola 1939-40. En este sentido se encaminaron los trabajos y las orientaciones del legislador.
La seguridad del cultivo triguero estaba garantizada por el funcionamiento del Servicio Nacional del
Trigo que establecía un precio fijo y proporcionaba la posibilidad de vender la cosecha en el momento en
que lo necesitaran los agricultores. Esto condujo a estimular al labrador a sembrar más superficie, y a
dedicar al trigo las tierras de buena calidad, incluso las de regadío.
Por otra parte, el Ministerio de Agricultura a través de la Dirección General de Agricultura, apoyándose
en la ley de 5 de noviembre de 1940, declaró de interés nacional las labores de siembra y barbechera,
fijando anualmente la superficie mínima obligatoria de siembra. Así se logró que la de trigo en secano
pasara de una manera progresiva desde 3.363.000 hectáreas en 1940, a 4.054.000 hectáreas en el año
18,59. Paralelamente, la siembra de trigo en regadío ha experimentado un aumentó continuado desde el
año 1840, en, que se cultivaron 172.000 hectáreas, hasta´ la sementera de 1958. que cubrió una superficie
de 324.000 hectáreas. En conjunto, la superficie total dedicada al trigo ha pasado desde 3.535.000
hectáreas, en el año 1840, a 4.367.000, en el 1959, lo que representa un incremento del 23,5 por ciento.
(El incremento de superficie en secano equivale al 20.54 por ciento, y en el regadío al 88.3 por ciento.)
Las cifras correspondientes a las cosechas de trigo obtenidas en el periodo comprendido desde 1930 hasta
1959, indican las grandes oscilaciones resultantes de las condicionas del clima. Las mínimas son las
correspondientes a los años 1940 y 1948, con 23,9 y 22,6 millones de quintales métricos,
respectivamente; y las máximas, las de los años 1954 y 1957, con 47,2 y 48,9 millones de quintales
métricos. En cuanto a rendimientos, la media obtenida por hectárea sigue la misma línea de esas
oscilaciones, sobra todo en el secano, ya que en el regadío estas diferencias son menos sensibles.
En el año 1954 comienza a producir efectos el plan de intensificación de la producción, que fue acordado
en el Consejo de Ministros de 10 de julio de 1953. A partir ce este momento, la superficie sembrada se
mantiene sensiblemente constante, pero las cosechas medias experimentan aumentes de consideración.
Así, en el secano, se logran en 1957 cifras de 10,85 quintales métricos, y de 22 en regadío, lo que nos dio
una media nacional de 11,86 quintales métricos. Es de advertir que en la campaña de siembra de 1949, y a
consecuencia de los grandes temporales de lluvia, hubo una reducción de superficie de unas ciento
cincuenta mil hectáreas, y que actualmente reina incertidumbre sobre la campaña actual, también debido
al persistente régimen de lluvias.
En el quinquenio 1954-1958, la producción media de toda la superficie sembrada de trigo fue de 10,45
quintales métricos, frente a 8.48 en el periodo 1939-1953, lo que nos da una diferencia, a favor de los
últimos años, de "dos quintales métricos por hectárea, o sea, un 23,6 por ciento". Este aumento de
producción sobre los 4,2 millones de hectáreas sembradas representa un incremento de la cosecha
nacional de "8,4 millones de quintales métricos", atribuible al plan para intensificar la producción,
emprendido en 1984 y que actualmente continúa desarrollándose.
Cotizado el quintal métrico de trigo a 500 pesetas, este aumento de cosecha se traduce en cifras del orden
de los "cuatro mil doscientos millones de pesetas anuales".