MIÉRCOLES 27-10-82
Alianza Popular cerró su campaña con una fiesta-mitin en la Plaza Mayor
Fraga: «El 28 de octubre, solución de un pleito de cuatro generaciones»
MADRID. «Esta plaza es encrucijada de todos tos caminos de España, es el punto central de
salidas y llegadas». Con estas palabras Manuel Fraga se dirigió ayer al público que llenaba la
Plaza Mayor de Madrid, en el transcurso de la fiesta-mitin que ha puesto punto final a la
campaña de Alianza Popular. Fraga pidió el voto afirmando que «se vota por cuatro años y no
creo que cuatro años de socialismo sean buenos».
«Los intentos de que ya está todo hecho —dijo refiriéndose a las últimas encuestas— son
manipulación. Las elecciones se hacen desde hoy hasta la tarde del 28 de octubre, y no hay
que quedarse en casa.» Precedieron a Fraga en el uso de la palabra el candidato al Senado
Juan de Arespacochaga, los primeros nombres de la candidatura al Congreso por Madrid,
Fernando Suárez y Osear Alzaga, y el presidente de la Xunta de Galicia, Gerardo Fernández
Albor. Arespacochaga recordó que «no es con la rosa con lo que se va a hacer el cambio, sino
con AP». Óscar Alzaga reconoció el esfuerzo de los hombres de AP y PDP «que han trabajado
codo con codo para España». Analizo lo grave política económica que nos ha llevado a esta
situación y que «paradójicamente —dijo— estamos de acuerdo con UCD en que, de todo esto,
UCD responde. Los socialistas no van a gobernar España porque vamos a ganar estas
elecciones». Frecuentes gritos de «¡España! ¡España!» interrumpieron continuamente a los
oradores. Fernando Suárez escuchó durante su intervención la frase de «éste sí, el otro no»,
de la que dijo que «a estas alturas ese grito es absolutamente innecesario, AP ha gando ya. No
me refiero a las elecciones, que no se ganan hasta el 28, sino a la absoluta seguridad de que
ya somos el gran partido popular, democrático y de derechas».
Entre gritos de «¡Presidente, presidente!» Fraga se dirigió a la multitud afirmando que en esta
plaza era inútil hacer discursos porque «todo se resumía en España, España, España».
A punto de quedarse sin voz y con graves dificultades para hablar, afirmó con voz bronca que
el 28 de octubre «España puede quedar saneada en su estructura política..., que se borren los
falsos partidos que sólo existen en el papel. Desde 1810 llevamos buscando un camino,, el 28
de octubre será un paso decisivo hacia la solución de un pleito que lleva cuatro generaciones».
Dijo que Alianza Popular aspiraba a una sociedad libre «y no hay libertad cuando la última pala-
bra la dice la metralleta o la "goma-2", no cuando hay casi dos millones de parados que pesan
sobre la sociedad. ¡Ya está bien de excitar el resentimiento y la envidia, por ahí no se va a
ninguna parte! No vamos contra nada ni contra nadie, que es cosa bien distinta de consensuar
por consensuar. Somos una fuerza moderna, ciudadana y moderada». La Plaza Mayor fue un
continuo clamor de gritos al líder de AP, que aseguró: «Somos moderados por decisión, nunca
se nos callará la boca. Aspiramos a gobernar... ¡Que puedan los demás decir lo mismo!»
DIALOGO CON LA GENTE EN LA PLAZA MAYOR
La Plaza Mayor se encontraba prácticamente repleta de banderas españolas y emblemas de
Alianza Popular. Desde las siete de la tarde, las actuaciones programadas como antesala a la
llegada del líder del partido se repitieron sin perder continuidad.
Hasta las nueve menos veinte de la noche, los gritos de las personas congregadas en el lugar
del mitin iban dirigidos a Fraga y a España. Frases como «Se siente, Fraga presidente» y
«¡España, España, España...!», «¡Fraga, sí; Felipe, nol», se repitieron sin cesar.
Cuando comenzaron a dirigir sus discursos los representantes del partido que ocupaban la
mesa, y casi de manera continuada, una avioneta que portaba un rótulo luminoso de UCD,
crispó los nervios de los asistentes al acto, que respondieron agitando con más fuerza sus
banderas y lanzando gritos de crítica.
Finalizado el mitin, con la intervención del líder de AP, Manuel Fraga saludó desde el estrado e
intentó saltar, pero la altura se lo impidió. Seguidamente bajó y se mezcló con la gente, que le
siguió, impidiéndole el paso hasta su coche, protegido por la Policía y por los miembros del
servicio de seguridad de la organización del mitin.