12/OPINIÓN
EL PAÍS, martes 26 de octubre de 1982
En el umbral
CARLOS SECO SERRANO
Ahora, cuando esta si pw 0c concluir la campaña electoral, pienao en d efeoo q*c mt produjo aquel
coloquio ulubjd»
—en el piminm/*tJm ají» k«ir^ de partir Uaoologaia .tijotainiiivo dfecBibga*vaiiaaK los comentarios
«náSiiai, •• embargo, en aajndto qae. • aá entender, lo bacía »t/ilutir>-menle notable, Escuchando el ci-
vilizado dialogo auaniniíln por k» líderes de roerto Mf3 de-mocracia, pensaba 7» en la B»6-lito —
hiftóricwnetree kaM»->5a— de ete mismo JHfcign. y nuestra democracia me parada
•oSdajrfime. Vhrf la experiencia republicanai: en 1936 —jr en 1933— Intñera tido imposible •oftar´eo
nada parecido. Creo ajirltcaBtadd caot final en que ñaaahaodne*—«trae dot into-lerancias cxdu/cijiei * d
regimen democrático nacido en 1931 fae A planttamieino maximihna —insolidario— de lo dos ver-moa
JcapVtadtt por aquél en >• corta trayecto: la República
de izquierdas y la República derecha». Lo qw había ftccha
eficaz T fructifera a btjradn *•» cruda de Canovas y Segarra fce. precturoeote, d oompRMMO da
solidaridad aceptado por lea dof partidos qoe la sustentaron cao qoc ha wnkto famiodo» rf ^r> ID EL
pardo En 1931 «e anperó por rechazar cu)qwr •!•••.> aapcrtors nAcn los derrotados oc la víspera "No mas
abrazos 4c
Vergara. ao «oA* pactos de El Pardo BoniaU más transaacciones COQ lOC CDOBBIfOC OC PDCJtfOt
ICOtl" ameoto* y de anextru ideas; » oaierea. hncer tavjaerracrvV,qoe la timu , pimlaiuo imemata* mente
Alraro Albornoz. En 1936. d prendarte Azafila -^-en ceta añosa foca—registró nni-vcs Aaa bajo fí mw
estadista con otra lanentaMe imprecación: *{No queríais violencia? ¿No oímotnBrtxan ba antíaciooe» >o-
ciafc» de la República? Púa tomad ríoleacia. Aleneoí a lis eoosecaeaciaa*. Un poütico e biitoríador
notable, que vivió «Vafe *»•» aqndb erperieocia ea las filas dd y*^üun´-í, me co-mrntaha que, pea» * «•
boena disposición ea d puesto clave a qoe le levó la vida parlamentaria. Azafta jamás k haMa becbo d
honor de dirifjrle ana mirada. de saludarle, de cfnoarir. pero d propio Azaña paid por, ideáticos rechazos
de cpacn jacoos debía esperarlos. Ex famosa la Inte que le- espetó.ÍMT^p Caballero rmib rectal 12
Viene de ta r*t*f n cuando. ya embarcado cae n li desastrosa aventura revolucionaria I934. él qaíso
•*••«•*• ti orden. "Tiene que ser. j déjesae que le «fifi, don Manuel. cae ya comprometo bastante sai
prestigio con soto seguir haMaodo coi usted*. Mis rio qae en h »»oi daridad, tas rrlariúna cace I» núcleos
pofiticos de b segaoda República K cifraron ea b >w-mtmkatilUaá. El hecho «e avag-nificó
monstraosasBCBle ca H mismo Parlamentó, duyais de los sucesos de octabre de 1934. Y no fueron las
deicüus prcctca-mcntc las menos culpables a b hora de crear d cama asfixiaote que llevaría a b catástrofe.
Xada menoi que Cambó es qasea o» recuerda en sos Diaarf cómo los discursos de Gil Robles removian
(siempre) V» seafáaáeaaot belicosos de Sus partidarios les hadan estallar en an apta*» frenético y mi grito
de ka j de vna-ganza, mientras sas adversarios te alzaban airados «cogiendo d reto y devolviendo coa
asjvtii ara aún las amenazas*. Y coajayt Cambó: "AqneBbs táUft de Gil Robles iban preparando d el
clima
de la guerra civil. Después de cada ono de los discursos. d abismo que stparjoa a «Imxaas e izquierdas se
ahondaba aa poco mil*. Cierto qoe e» 1931. en 1936, no erada b tdensíoar ;cuin positivo hat´tua sido aa
coloquio como tí de La tan* ea vísperas de tas elecciones de febrero.
La campana electoral de liar ha ido perfilando aristas, ha ido diferenciando la verdadera tma-fm de cada
cual. «I correr de días y de discurso); pero manteniendo siempre —o casi siempre— tí tono civilizado de!
punto de arranque. Sin duda. Felipe González «ti en los antipodas de Largo Caballero, y Fraga, con todos
nis excesos verbales (torrentera en la que siepmre acaba perdiéndose), lucha a su manera por conducir a
las hirsutas derechas españolas hicii la aceptación de la legalidad democrática.
A mi me ha parecido en lodo momento ejemplar la campaña socialista; o, mejor dicho, la campana ¿e
Felipe. Si yo tuviera qoe valorar la calidad de estadista de Felipe González, aludirla a n moderación. Hace
aflos, cuando sostuvo gallardamente s« actitud antimarxista en el 20 Congreso del partido (´tampoco
puede el socialismo asumir a Marx como un valor absoluto que marca la línea divisoria entre la verdadero
y lo falso, entre lo justo y lo injusto*),ya lo subraye, trayendo a colación un texto ad-miiaUti de Azaña
(un texto de La velada en Benicarló. suprimido, por doto, en su adaptación teatral): ´Habla usted del
mode-rantismo dando al vocablo una significación baja, despectiva, como ti la moderación fuese mero
empirismo que recorta por timidez las alas de la novedad. No es eso. La moderación, la cordura, la
prudencia de que yo hablo, estrictamente razonables. se rondan en el consentimiento de ta reahdad, es
decir, ea b exactitud...´.
Pero Fefipe González ao es sólo la moderadora: es b validad sana, es b nparirrul para presentarse cono nal
ée la *tf-pia. Quizi aquí resida b secreta o profunda raleo de sa este ca que acierta a amar realismo
mesura—. Sin acopas ao te ha-bter» avanzado ea b historia. El problema esti ea qae aqad oae enarbota b
banJitt wtiftcm crea nrmemente ca cBa, j Felipe-prcxioojí tunbics por MI ••ccfr* dad, por n coloquial y
sencilla manera de comunicar b ia«6a realizable. Y por sa aOa de *w «ridfcor al adversario. Soto ca algún
momento ha perdida las > buenas maneras^ preosasacaae • calificar a Carrillo. Y d hetao «• comprende,
dados lo» •faii i ct-foerzos dd nejo secretario dd PCE para restar espacio al PSOE desde b paotata nra»-
maniítt.
Por el contrario Fraga ha sao perdiendo moderaooa a asoQiQa que avanza en sa cauapaaa. Hea-so que
este hombre, nrmjuV> con d atuendo de cBastrwaara^ btraí. acaba síempic desprea-diendosc de esa
apsñacáa. apenas lograda, para Juc abrirnos su verdadera vocacsOK la vou ción aotorítaria. Dos veces fe
be oído en iiiíliues ickvísAdoa^ ha
J«M ___ _ - - J ´ 1 ^n^n^fuf^l
oos VLCU me OKJO majusami. Enb piimeía sokó soda sacaaa que esto: ´Y ahora se aos propone el
cambio. ¡El cansón ya se hizot Y ¿para croé sarrio? Para qae «i antes no había terrorismo, •hora tengamos
terroristas; para qae si antes no habla paro, ahora haya parados´. (Fraga no es un estápirVi. debe tener
conciencia de qae sos palabra» se resumían en pan demagogia. ¿Hay que entender qae repudia d earnbto
ya realizado, d cambio político, dd franquismo a b democracia?) La segsmda vez que of al jefe de Alianza
Popular, sus palabras craa ana indignada imprecación contra d amento: El contenso´, decía, *ea debiBdad,
es ea-lii|aiimn y ea algunos casos, •a* tnkto*: (¡Aha traición el diálogo constructivo contrapues-to a b
guerra civil La sombra de doa Alvaro Albornoz no debía de aadar smry lejos...) Creo que Fraga acaba por
perder la noción de lo qne dice emáo te embala. •tro resulta sumamente inquie-tMate pensar qoe sus
extralimita-dos parecen meditadas a la •sedada de aa sector dd electorado qae ha venido a engrosar, pe-
ligrosameote, los votos favorables a AP: d sector qoe abando-••.oportanistasDente, bs filas de Fitena
Nueva para pasar luego bsactaratbgrawccmfct. Esas «issnas earfUmítadortet, esa deamcsara tan grata a hx
«ftnu rrsasun. en definitiva, una efica-ctsiata contribución a bs razo-nes del centrismo o^aaejor dicho, a
>a mal ée jrr dd centrismo.
Creo qoe también ha sido bue-aa "a campana de Landelino La-villa; 1 d fraterno teoudo le da. como
acabo de indicar, los mejores argumentos.´Sino que a doa Landelino le falta d ángel de Felipe González; k
faha la capacidad fon tutelar. Y. por otra parte, sa defensa de b política centrista es ana defensa de Suárez,
caando Suárez no esti ya en UCD. Doc Adolfo se ha colocado, por sa pane, en cunto al tono y b sencillez.
en d imano ámbito moderado en qae se afirma como estadista d fcter dd PSOE. Sa campana ba sido
ejemplar desde b voluntad de parte de cero a b baoáUad con que ha asmvdo svs errores, pcio también sas
acierto», en los días críticos de b owtsfcsoii qoe ahora se cierra. De ana de un intervenciones mMutttu be
recogido, asimismo, ana frase excelente. Alguien k preganto grustramcn-le qué habían»» sacado de posi-
tivo d« sa etapa de gobierno. " Entre otras cosas´, contesto, Ta posibilidad de qae pueda stsled hablarme,
con absoluta libertad, de la forma qae ahora lo esti haciendo*.
Si, pese a b Iónica avilada y contenida de b campaña, creo que d español mocoso tKiie ya elementos de
juicio suficientes para acertar a dümuii sa voto en d próximo 28 de octubre. En todo caft>, imiiü ha dsdio
Areü-za. ´si bs elecciones dd próximo nieves se celebran con normalidad, se confirmará que los meca-
nismos de las instituciones de-mocráticas funcionan´. Sin proponerse completar esta. idea. Ju-Iián Marías
ha escrito: ´Las únicas elecciones malar son bs últimas, aqnéSas después de bs cuales ya no hay otras".
En cualquier caso, ésta puede ser la piedra de de nuestra joven democracia.