Encuestas electorales
Los espejos no mienten, pero las imágenes que reflejan se pueden refractar y desviar cuando se las pasa a
través de la interpretación. Los sondeos de opinión siempre resultan, aun en les caaos de mayor seriedad y
solvencia, «espejos interpretados». No consiste en esto su problema; consiste en la eventualidad y el
riesgo de s\i instrumentación. Tampoco es problema la seguridad del cálculo matemático con el que se
extraen las conclusiones de las muestras ni la dificultad implícita, en el hecho de que las muestras sobre
las que se hace el calculo no constituyan un dato fijo, pues la opinión varia y los sentimientos cambian.
El problema estriba en que el margen de aplicación de los énfasis es mucho mayor que el margen de
indeterminación sobre las conclusiones de la encuesta. Los encuestados acaban por ser influidos por la
presentación de la encuesta misma.
Tanto contenido polémico se alberga en el hecho de las encuestas cuando se aplican a sondear opiniones
electorales, que es norma común en las democracias occidentales separar su publicación periodística,
suficientemente, de las fechas electorales. La legislación española se ha aproximado a este criterio
cautelar para evitar intoxicaciones, estableciendo un plazo para la publicación de las encuestas. El
correspondiente para las próximas elecciones concluyó ayer.
En prueba de asto que afirmamos esta el hecho de que el propio periódico que acaba cíe anticipar eí
triunfo del PSOE por holgada mayoría absoluta insertaba al (.´ierre de la campaña de los comicios
anteriores, y elaborado por la misma rúbrica que en esta ocasión, un pronóstico que se desvió en la
atribución de 15 escaños menos para el centro y en la de 19 escaños más para eJ Partido Socialista. La
suma de las dos desviaciones arrojaba en favor de este último partido una diferencia tíe 34 escaños más
de los que real y definitivamente consiguió. ¿Hubo una lectura política excesivamente desviada de las
conclusiones que objetivamente arrojaba el sondeo?, ¿fueron incorrectamente interpretados los datos?,
¿provoco ia publicación de la encuesta un efecto de rebote en el electorado, modificando la tendencia y la
inclinación de voto? Preguntas todas difíciles de contestar. La única respuesta válida, obviamente, es la de
las urnas.