NACIONAL
Diario 16/22-octubre-82
El secretario general del PSOE no cae en la psicosis del miedo
Tranquilo, Felipe, tranquilo
Al secretario general del PSOE la movida de rumores —que ayer asolaron España— le pilló a medio
camino entre Bilbao y Valencia adonde hizo una escapada que nadie se atreve a calificar oficialmente
como «electoral». Felipe está tranquilo frente a la amenaza golpista.
Bilbao:
Alberto ANAUT, enviado especial
Tal como está el patio, la verdad es que uno no sabe si escribir de la campaña electoral o de la democracia
y sus peligros. Los rumores de «ruidos de sable» que empiezan a ser tremendamente habituales, han
conmovido los salones del hotel Ercilla —una especie de Parlamento político, donde se hospeda loda la
clase política que está viviendo o de paso por Bilbao—, poniendo nervioso a cualquier bicho viviente.
Seguir las elecciones con un ojo en el mitin y otro en Madrid es un tanto neurotizante.
Felipe so ha escapado de la prensa y nos ha dejado plantados súbitamente. El candidato decidió pegar el
salto a Valencia. Con todos los líderes allí y la perspectiva de un día vacío en Bilbao, no había opción. A
las cuatro de la madrugada la cosa no estaba clara, pero a las nueve estaba decidida. Todos los políticos se
han ido a hacer campaña a costa de las aguas. En el caso de Felipe hay un eximente: en su mitin de
Vitoria habló largo y tendido del problema del País Valenciano y arrancó los mayores aplausos de
solidaridad.
El viaje ha sido más bien accidentado. Con Sondica cerrado, Felipe se ha tenido que ir a Vitoria. Tras
esperar, primero a Madrid y luego, en jeep, a Valencia para subirse a un jeep y empezar la «tournée». El
candidato tuvo que suspender un «Directo, directo», de Radio Nacional y mojarse los pies. Calvo-Sotelo,
pese a sus indecisiones, había andado toda la noche con katiuskas.
Las bombas
Carmen Romero se ha ido también, aprovechando la ocasión, para Madrid. Se la ve cansada de la
campaña que tenía según informa José Luis Boneo —el médico de Felipe, de su familia y del stand del
partido—, a un chaval con gripe, pese a todo, se volverá a incorporar.
Cuando llegó Felipe a Bilbao, le recibió una bomba que acababa de explotar al lado de su hotel. La noche
del País Vasco fue movidita y a Felipe lo metieron directamente en el parking del Ercilla, porque los
«secretas» andaban por la calle con la pistola en la mano.
La noticia, durante el mitin de Vitoria, había sido una bomba desactivada dentro del polideportivo, poco
antes de que empezara el acto. El artefacto estaba situado en el extremo opuesto al estrado de oradores,
junto al teléfono. La fuente era de los propios servicios de seguridad — que estos días se han redoblado—
aunque luego fue desmentida oficialmente. Por los pasillos de la planta 13 del hotel ha habido «movidita»
«Felipe está bastante tranquilo». La frase, pronunciada por uno de sus ayudantes, sirve para calmar los
ánimos. E! líder del PSOE mantiene una posición preocupantemente relajante frente a la amenaza
golpista: «es inviable». Tras esta frase, Felipe explica reiteradamente que no hay nadie que apoye un
golpe militar. Pese a todo, en el PSOE existe descontento por la manera como se manejan las
investigaciones desde el Ministerio del Ejército y reina una cierta inquietud. Todo el mundo quiere que
las elecciones sean «ya». Se trata de quemar etapas y poner a funcionar cuanto antes la nueva Admi-
nistración.
La psicosis
Diez, nueve, ocho... dos, uno, cero... la psicosis está servida. Ya no hay quien la pare. En una campaña
marcada por la desarticulación del golpe preparado para el 27-0, es inevitable.
Sólo Felipe conserva la calma. Anteanoche estaba irritado mientras Pilar Urbano, la periodista que sabe
más del golpe en este país, aseguraba que «vivimos sobre un volcán». Ponía la radio nerviosa durante la
cena. Felipe clamaba en su mitin durante la intolerancia. «Una señora ha dicho en "Directo, directo" que
ella hubiera querido que Tejero se cargara a todos los que estaban en el Congreso el 23-F, me da pena de
sus nueve hijos.»
El candidato reflexiona, insiste en que no le salen las cuentas del golpe. «Sería un golpe republicano,
contra el Rey.» Pero la campaña se está haciendo demasiado larga, todo el mundo tiene la sensación de
que los seis días que restan para el 28-O deberían pasar como un suspiro.
Ilusión
Felipe sigue vendiendo ilusiones, plantea la utopía. «Mientras haya un subnormal sin atender, un niño sin
escuela, un hombre sin trabajo o un viejo sin pensión. Nunca voy a estar conforme.»
Es la esperanza. En Santander, un anciano sentado en su silla de ruedas sostuvo durante todo el mitin un
clavel rojo en su boca. Felipe recordaba su infancia y aquella tremenda frase de su padre: «¡Que pan tan a
lo tonto os coméis!» A pocos metros, un grupo de sordos seguía el discurso de el «candidato» gracias a la
traducción simultánea de una chiquita que gesticulaba desde el estrado en un sorprendente «hablamos»
organizado por el candidato local, Jaime Blanco.