Aunque la LOAPA sigue manteniendo una brecha profunda entre ellos
Los partidos, dispuestos a un acuerdo para concluir el Estado autonómico
La superación de uno de loa pleitos más importantes >le nuestra Historia, como es el reconocimiento de
la existencia de las nacionalidades y regiones, y que se plasma en la construcción de lo que se ha
convenido en llamar «el Estado de tas autonomías», fue el objeto de la penúltima tertulia electoral
organizada por ABC. Como se presumía, en un debate que no alcanzó grados de espectacularidad para el
público, dada la densidad del tema, la polémica surgió siempre en torno al proyecto de Lev Orgánica de
Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA), prosiguiendo así en plena campaña la controversia
suscitada hace meses en el Parlamento y que ahora está en manos del Tribunal Constitucional.
Lógicamente, las posturas de apoyo al proyecto partieron siempre de UCD y PSOE. firmantes de tos
pactos autonómicos, mientras que el resto de los partidos, por unas u otras razones, seguían manteniendo
su oposición. En lo que sí hubo acuerdo casi unánime fue en la necesidad de un pacto o acuerdo
institucional para definir el nuevo modelo autonómico. Sobre el debate planeaba, mientras tanto, Uis
noticias que llegaban a ABC sobre las trágicas inundaciones que asolaban a una comunidad autónoma, la
valenciana, para quien el moderador. Antonio Garrigues, pidió la máxima solidaridad.
Perfilar el nuevo modelo de Estado autonómico y sus consecuencias fue la primera gran cuestión que se
planteó en el debate. El representante del Partido Nacionalista Vasco, Marcos Vizcaya, exigió que la
construcción cíe ese Estado no se homogeneizara desde arriba y que se respetara la voluntad de las
comunidades para alcanzar el grado de autonomía que en ellas se exige. Para «Chus» Viana, del CDS, la
unidad de España debe basarse en la incorporación de cada pueblo tal y como es, apuntando como el
método más favorable mantener el consenso y el diálogo, cosa que ha roto la LOAPA. En línea similar se
expresó María Antonia Calvo, del PCE, quien pidió un mapa autonómico que dé estabilidad al sistema y
se opuso frontal-mente a una reforma del títujo octavo de la Constitución.
La igualdad y la solidaridad fueron tos argumentos esgrimidos por el representante de AP-PDP, Alfonso
Osorio, pero en un Estado «basado en el principio de la unidad nacional, económica y cultural». Para ello
propuso profundizar en el desarrollo del artículo 149 de la Constitución referente a las competencias ex-
clusivas del Estado. Sobre la intención declarada más de una vez por el líder de su partido, Manuel Fraga,
de reformar el título 8 de la Constitución, Osorio afirmó que «es un mal título además de ambiguo. Y la
Constitución contiene los medios suficientes y necesarios para reformarse. Pero para abordar ese proceso
—añadió— hace falta una mayoría parlamentaria con la que no contaremos en la próxima legislatura. De
ahí que esta propuesta no se haya introducido en nuestro programa electoral».
PACTOS UCD-PSOE
Los firmantes de los pactos autonómicos mantuvieron entre sí posiciones similares. Para el socialista Joan
Prat, hasta la firma de esos acuerdos entre UCD v PSOE. había fallado el proceso autonómico. De ahí ia
necesidad de armonizar todo el proceso cuando las comunidades históricas —Cataluña y País Vasco—
habían quedado constituidas. Habtó de un nuevo consenso institucional para delimitar el Estado
autonómico y pidió a tos partidos nacionalistas que «además de defender sus derechos aporten su ayuda a
la construcción de una Esparta fuerte».
Para el representante de UCD, Martín Villa, la construcción de ese Estado requiere tres componentes:
generalidad para cubrir toda España con las comunidades autónomas que sus pueblos exigen;
homogeneidad en el proceso, pero reconociendo las diferencias de las distintas nacionalidades, y
solidaridad no sólo proclamada financiera, sino ejercida desde el Estado a cada comunidad autónoma y
desde éstas al Estado Propuso también la profundización de la autonomía local y que el Estado juegue
cada vez más un papel de organizador y no de gestor.
Ya en pleno debate, el tema se centró en los grados de satisfacción de las comunidades autónomas ante el
proceso descentralizador, la pervivencia de la unidad de España y la solidaridad ¡nterregional. Para el
representante del PNV, el grado de satisfacción en su comunidad se ha visto reducido por «las rebajas que
la LOAPA está ejerciendo en la» aspiraciones del Estatuto de Guerníca>-. Similar idea defendió María
Antonia Calvo, quien recalcó que el proyecto de ley atenta a los principios estatuíanos, modifica la
Constitución y no cubre las aspiraciones legítimas da las comunidades, punto este último en el qua
coincidió Alfonso Osorio. Para Joan Prat las aspiraciones autonómicas están satisfecha» con la
Constitución y los Estatutos, y la LOAPA es respetuosa con ellos. Acusó a las formaciones nacionalistas
de ser ellos ios insatisfechos por fines partidistas. Martín Villa,
Tertulia electoral ABC
en >-A\ LE/ v^üs´ en este sentido, dijo que ni CiU ni et PNV representaban el sentir de todos los catalanes
y vascos e insistió en que la LOAPA venía a cubrir una serie de irregularidades observadas en el proceso.
Respecto a la unidad de España, sólo el representante de AP-PDP mostró alguna reticencia. Según
Osorio, su esperanza se centra en que ninguna comunidad rompa esa unidad. «Pero a muchos españoles
—dijo— nos preocupa que no se utilice el nombre de España y que cuando se nace sea con retintín.» Los
demás políticos presentes insistieron en que la unidad de España está garantizada por la Constitución, y
sobre la utilización del nombre de España, la representante comunista denunció el uso que algunos grupos
hacen de los símbolos que son de tocios. Martín Villa apuntó que la Constitución tiene los mecanismos
necesarios paca evitar el desmembramiento de España y dijo que sólo podía ponerse en peligro la
funcionalidad del Estado.
SOLIDARIDAD INTERREGIONAL
En cuanto a la solidaridad entre tas regiones, Marcos Vizcaya argumentó que la LOAPA no la garantiza;
Alfonso Osorio señaló que no se está cumpliendo el principio de solidaridad y que las regiones más ricas
siguen siendo las más ricas, y los representantes de UCD y PSOE insistieron en que la LOAPA, junto a
otros mecanismos, entre ellos tos financieros (Fondo de Compensación In-terterritorial, etcétera), puede
otorgar los medios suficientes para equilibrar el mapa regional.
Aunque centristas y socialistas apuntaron que la LOAPA era un tema políticamente agotado y a la espera
de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el recurso presentado por el frente formado por varios
partidos, PNV y PCE rechazaron tal opinión al considerar que la presencia de¡ proyecto de ley ha abierto
una brecha considerable entre las relaciones de las comunidades autónomas históricas con el Estado. Y
María Antonia Calvo reflexionó en voz alta «que es lo que hacen ios socialistas defendiendo esta ley».
Osorio apuntó que su partido considera la LOAPA como técnicamente imperfecta y corta, producto de la
política desarrollada por anteriores Gobiernos (se refirió a la «tarta de quesos» del señor Clavero),
justificando así la postura abstencionista de su grupo en la votación parlamentaria del proyecto.
El miembro del Comité Nacional del CDS ptanteó a Osorio y Martín Villa la incoherencia de discrepar
radicalmente en un tema como la LOAPA y su presencia conjunta, en coalición, a las elecciones en
Euskadi. Martín Villa respondió que la situación en esa comunidad autónoma es distinta, «porque la
democracia está allí más amenazada por el fenómeno terrorista. Nos presentamos en coalición —dijo—
porque estamos más de acuerdo ios partidos de ámbito nacional, pese a nuestras diferencias, que los
nacionalistas, pese a que en algunas cosas estamos más cerca».
Zanjada, a vuela pluma, la cuestión, el socialista Joan Prat se asombró que en pleno período electoral
«nos ocupemos más del pasado que en hacer propuestas de futuro». Para Prat se ha concluido uno de los
problemas básicos de la Historia de España —(as comunidades catalana y vasca— y se ha encauzado ei
proceso autonómico. «A partir de ahora hay que afrontar una idea de España en que los derechos del
pueblo vasco, por ejemplo, se puedan sentir realizados dentro de España, cuya soberanía como nación es
indiscutible.» Se refirió al proyecto de Miguel Roca de que el catalanismo ayuda a la modernización de
España como una nación de nacionalidades y regiones. «Pero queremos que sea Cataluña una nación
dentro de la nación española. Y para ello hay que dialogar a fondo y dejarse de ambigüedades y descon-
fianzas.»
Frente a las críticas nacionalistas, Prat afirmó que no se puede tener en un Estado dos islotes autonómicos
y a las demás reglones facilitarlas una mera descentralización administrativa. «Se debe generalizar el pro-
ceso y llevar a todas hasta un mismo techo.»
BUSCAR UN ENTENDIMIENTO
Alfonso Osorio insistió en que el título octavo de la Constitución había salido mal por la necesidad de
resolver el problema catalán y vasco, y que las fuerzas políticas que salgan de las próximas elecciones
deberán plantearse el problema de la organización autonómica. «Con la LOAPA no podremos caminar
mucho —afirmó—. De ahí la necesidad de buscar un entendimiento.»
Frente a esa falta de acuerdo en la LOAPA, Marcos Vizcaya denunció que se les había excluido por los
partidos de impía.ita-ción nacional. «Nosotros no representamos a toda Euskadi —dijo—, pero somos la
primera fuerza política. Ahora querernos intervenir en un acuerdo. No nos digan que no queremos
participar. Ahora bien —dijo refiriéndose al representante del PSOE—, hay que tener en cuenta que
ustedes quieren un instrumento para gobernar desde Madrid sin tener en cuenta el poder de las
comunidades autónomas.» También acusó a los socialistas de propiciar una política más centralista que la
propia UCD.
Finalmente, y sobre el coste que puede originar la construcción del Estado autonómico, UCD y PSOE
coincidieron en señalar que si el proceso se realiza bien no tiene por qué incrementarse el gasto público,
coste que incluso se racionalizaría, siempre y cuando las competencias transferidas vayan dotadas con los
medios humanos que hoy figuran en la Administración central. Alfonso Osorio discrepó con esta opinión
y se refirió a una masiva contratación de personal en las comunidades ya con autogobierno, afirmación
que rechazaron tanto Marcos Vizcaya como Joan Prat. A modo de corolario, Martín Villa indicó que los
españoles debemos ser solidarios en la construcción del Estado autonómico y puso el ejemplo de la
enseñanza del «euskera», que debe ser sufragado por todos.