EL PAÍS, jueves 21 de octubre de 1982
El 28 de octubre, elecciones legislativas
El Gobierno socialista seguirá la ´línea Rosón´ con quienes abandonen las armas
Felipe González tiende la mano a las fuerzas políticas vascas para la pacificación de Euskadi
BONIFACIO DE LA CUADRA, ENVIADO ESPECIAL, Vitoria
"Quiero la paz y no quiero imponer nada a nadie. Por eso hago un llamamiento a todas las fuerzas
políticas vascas para que traten de encontrar un denominador común que permita al pueblo vasco
recuperar sus señas de identidad y establezca un marco para la libertad y la convivencia". Con esta oferta
política realizada por Felipe González en la noche del martes en San Sebastián, confirmada anoche en el
polideportivo de Vitoria y matizada ayer en una conferencia de Prensa celebrada en un hotel bilbaíno, el
primer candidato a presidente del próximo Gobierno central se presenta en el País Vasco como un hombre
de Estado capaz de comprender a Euskadi y de continuar la línea Rosón ante quienes abandonen las
armas.
Felipe González ha dejado claro que los socialistas respetarán y harán respetar la Constitución e
impulsarán todos los estatutos de autonomía, desde la solidaridad y la no discriminación, pero también
desde el respeto a la peculiaridad de cada pueblo. "Si obtenemos la mayoría para gobernar, se llenarán de
competencias los estatutos", afirmó en Anoeta.
En cuanto al plazo para que Euskadi logre la autonomía plena, aseguró que "el ritmo será el máximo que
sea capaz de asumir cada comunidad autónoma, teniendo en cuenta la infraestructura existente para
prestar los servicios derivados de las competencias transferidas". Se mostró favorable a aumentar las
competencias de la policía autónoma vasca, pero recordó que existe un margen referido a la seguridad del
Estado que no puede ser invadido.
Oferta ´sin fronteras´
Preguntado sobre el alcance de su oferta política, y concretamente sobre si la pacificación de Euskadi
podría pasar por la negociación con ETA, el líder socialista contestó que no es "ni siquera posible
negociar con ETA, porque, aunque el llamamiento que yo hago no tiene ninguna frontera, sí tiene el
necesario condicionamiento de que se acepten los puntos de referencia mínimos de la Constitución y el
Estatuto, y el acuerdo para cooperar en favor de la convivencia".
Calificó de "no desacertada" la línea seguida por Rosón con quienes abandonan la lucha armada, y se
mostró dispuesto a progresar en
ese camino de comprensión en pro de la pacificación. Cuando se le preguntó si a ETA sólo le dejaba la
oportunidad de abandonar las armas, Felipe González contestó con otra pregunta: "¿Qué otra posibilidad
se puede dar a quienes cogen las armas para hablar, en lugar de utilizar la palabra?". Txiki Benegas lo
había expresado con toda claridad en Anoeta: "Seremos generosos con quienes abandonen las armas e
inflexibles con quienes continúen usándolas". En cuanto a las medidas a adop-
tar contra terroristas y golpistas, anunció el ejercicio del poder que emana de la soberanía popular, sin
condicionamientos ni temores hacia poderes fácticos o terroristas. Sobre la afirmación del director general
de la Guardia civil, que ha dicho confiar en que el Gobierno socialista sea sensato, Felipe González no
dudó un segundo en ofrecer esta respuesta: "Yo espero exactamente lo mismo del teniente general
Aramburu".
Respecto a la ley orgánica de Armonización del Proceso Auto-
nómico (LOAPA) señaló que ocurrirá exactamente lo que diga el Tribunal Constitucional. Advirtió que la
política energética socialista reducirá al mínimo imprescindible la energía nuclear, "aunque, en el caso de
Lemóniz, no se puede ceder al chantaje". En sus mítines en San Sebastián y Vitoria —entre uno y otro
celebró ayer el de Santander y esta noche cerrará la campaña vasca en la plaza de toros de Bilbao—
Felipe González se dedicó especialmente a matizar y explicar su oferta pacificadora.