DECLARACIONES DEL PRESIDENTE ARIAS
LA DEMOCRATIZACIÓN DEL RÉGIMEN, ADELANTE
* LAS ASOCIACIONES POLITICAS ESTARAN DENTRO DEL MOVIMIENTOCOMUNION
* ANTES DE FIN DE AÑO ESTARA LISTO EL PROYECTO DE ESTATUTO DE ASOCIACIONES
* SUFRAGIO EXCLUSIVAMENTE MUNICIPAL EN LA ELECCIÓN DE ALCALDES
* EL DESARROLLO DE LA VIDA POLITICA, A RECAUDO DE LAS AMBICIONES PERSONALES
* ES RESPONSABILIDAD DEL PRESIDENTE ASEGURAR LA SOLIDARIDAD INTERNA DEL GOBIERNO
El espíritu del 12 de febrero, que supone la democratización del Régimen desde sus propias posibilidades
institucionales, seguirá adelante. El Gobierno defenderá el orden, las previsiones institucionales y el
normal desarrollo de la vida política, poniéndolos a recaudo de las ambiciones personales. Para todo el
Gobierno ha sido una enorme satisfacción haber servido a las órdenes del Príncipe de España estas
últimas semanas. Sería regresivo restringir el derecho de sufragio o introducir para la elección de alcaldes
elementos extraños a los específicamente municipales. El estatuto del derecho de asociación estará
preparado antes de fin de año. Las asociaciones políticas estarán fuera del Movimiento-Organización. La
solidaridad interna del Gobierno es requisito previo de cualquier tarea de gobierno, y es responsabilidad
personal del presidente asegurarla a todo trance. Las actitudes de intento monopolizador ni interfieren ni
pueden interferir la acción del Gobierno. Si echamos una ojeada a nuestro mundo se advierten de
inmediato la gravedad y hondura de las mutaciones políticas que se están produciendo; es un signo
inexorable del tiempo. Nuestra responsabilidad es encauzar esos procesos necesarios de evolución. El
Sahara dejará de ser de inmediato materia reservada.
Estas son algunas de las principales ideas de las importantes declaraciones del presidente Arias al director
de la agencia Efe. Con ellas, el presidente del Gobierno parece salir al paso de cualquier tentación de
inmovilismo promovido por algunos sectores del país. Al mismo tiempo, reafirma el protagonismo y la
firmeza del Gobierno que preside contra cualquier posible «zarpazo» exterior.
He aquí, íntegras, las declaraciones de don Carlos Arias.
MADRID, 11 (CIFRA.) - Al reanudarse la vida política y reasumir sus poderes el Caudillo, hemos
estimado de interés para el país entrevistar al presidente del Gobierno, señor Arias Navarro, sobre
aquellas temas que consideramos de más palpitante actualidad.
El presidente, que no ha eludido ninguna de las preguntas, ha respondido a todas ellas con el talante
abierto y cordial que le caracteriza, haciendo las siguientes importantes precisiones sobre el acontecer
político español al director de la agencia Efe.
- Señor presidente, el país parece acuciado por una notable expectación política.
- Es natural. Estamos en la antesala del curso político y la época es propicia para la expectación. Por otra
parte, la vida pública española ha atravesado por una circunstancia excepcional, como ha sido la
delegación interina de funciones por parte del Caudillo. Por fortuna, han desaparecido las causas que
produjeron tal situación y la experiencia ha ampliado el crédito político del Régimen, ha puesto a prueba
con éxito las previsiones institucionales y, sobre todo, ha permitido al pueblo español confirmar que
dispone de un Estado moderno, de un Estado en forma, capaz de afrontar el reto del futuro.
EL GOBIERNO NO SE HA VISTO ALTERADO POR EL NERVIOSISMO
- Sin embargo, señor presidente, algún observador ha creído detectar reuniones, nerviosismos, tomas
apresuradas de posición.
- Bueno, bueno. Si sirve como respuesta, le diré que el Gobierno no se ha visto alterado por esos
fenómenos a que usted alude. Quizá debiera preguntar a sus supuestos protagonistas. De la política
forman parte las tensiones competitivas, las disputas en pos del poder. Probablemente, esos
«nerviosismos» a que usted se refiere se moverán en esa espera del concepto «política». Si alguien ha
creído encontrar en la enfermedad del Jefe del Estado - o en su recuperación - ocasión propicia para
movilizar sus ambiciones personales, ese, como comprenderá, no es un tema de gobierno. Pero la política
es, sobre todo, la tarea de conformar la realidad social a una idea previa de mayor justicia y de mayor
bienestar. Esa es la dimensión, la perspectiva de la política en la que tiene que trabajar el Gobierno. Y en
ella se ha trabajado este verano, con el sacrificio casi total del descanso. Lo que sí es tema de gobierno es
defender el orden y las previsiones institucionales, el normal desarrollo de la vida política, poniéndolas a
recaudo de aquellas ambiciones personales que, como es lógico, siempre tenderán a revestirse de cortada
ideológicas o a fundamentarse en reales o supuestos gallos del Gobierno.
CONTINUAR LA DEMOCRATIZACIÓN DEL RÉGIMEN
- ¿Y cuáles son, señor presidente, los propósitos políticos del Gobierno de cara al otoño?
- He de remitirme al discurso ante las Cortes del 12 de febrero. Porque aquel texto, más allá de sus
concretos enunciados programáticos, suponía el afrontamiento de un programa político de alcance:
continuar la democratización del Régimen, desde sus propias posibilidades constitucionales, con vistas a,
ensanchar la base social de participación y de cara al enraizamiento de la monarquía.
Semejante propósito no se agota en el plazo de siete meses, que son los transcurridos desde nuestra
presentación a las Cortes. Mi responsabilidad como presidente es dirigir la acción político-gubernamental
de manera solidaria y coherente para la realización del espíritu y la letra de lo que allí se mantuvo. La
solidaridad interna es requisito previo de cualquier tarea de gobierno, y es responsabilidad personal del
presidente asegurarla a todo trance. Como sabe, en esta línea el Gobierno remitió a las Cortes, en los
plazos anunciados, los proyectos de Régimen Local e Incompatibilidades. Ahora, en estos temas la
palabra la tiene las Cortes. El Gobierno no puede interferir ni prejuzgar la tarea de la Cámara legislativa.
Pero, naturalmente, nuestro deseo sería que los debates parlamentarios respetaran la filosofía y sentido de
esos proyectos y que los perfeccionamientos, que sin duda se introducirán, no supongan una desviación
de aquel propósito, que, como le dije, anima estáis innovaciones normativas. Por ceñirme al caso de
Régimen Local, sería manifiestamente regresivo, por ejemplo, restringir el derecho de sufragio o
introducir para la elección de alcaldes elementos extraños a los específicamente municipales, a los
propios miembros del Ayuntamiento. En conclusión, estos son los propósitos del Gobierno.
EL ESTATUTO DEL DERECHO DE ASOCIACIÓN
- Señor presidente: dentro de esas promesas formuladas entonces está también el Estatuto del Derecho de
Asociación; algunos sectores han opinado que al no haberse fijado fecha para la elaboración de este
Estatuto, la comparecencia de las asociaciones en la vida pública va a sufrir un considerable retraso.
Ese retraso, según esas mismas opiniones, sería debido a resistencias surgidas en la realización de este
punto concreto del programa del Gobierno y en general con ciertos aspectos del llamado espíritu del 12 de
febrero.
- No creo que ese planteamiento sea exacto. No se puede desconocer que el programa del Gobierno -
pienso que muy favorablemente acogido por la opinión pública del país - despertó también la
incomprensión y reticencia en algunos sectores, proclives a anclarse en la nostalgia a espaldas de la
naturaleza tremendamente cambiante de nuestra realidad social. Con esta, hay que contar. Tales
posiciones, tal manera de pensar son, sin duda, legitimas en el ancho espectro del deseable pluralismo
político que pretendemos reconocer y encauzar. Pero tales posiciones son, en lo que puedan tener de
intento monopolizador, incompatibles con las responsabilidades públicas asumidas por el Gobierno que
me honro en presidir. Y, en consecuencia, esas actitudes ni interfieren ni pueden interferir su acción. —
Entonces, respecto a las asociaciones...
- El Gobierno dispone del documento-marco aprobado por el Consejo Nacional en el que se contienen
muchas sugestiones fértiles para nuestra tarea. Espero que la correspondiente disposición se
encuentre preparada antes de fin de año.
- En relación con este proyecto de Estatuto se ha especulado mucho sobre cuál había de ser el ámbito
en que se moverían las asociaciones políticas. Concretamente, a raíz del discurso del mes de junio, ante
los Consejos del Movimiento de Cataluña, se ha querido ver una restricción en el planteamiento que
habían de tener las asociaciones políticas.
- Nada de cuanto dije en Barcelona debe ser interpretado como corrección u limitación del compromiso
político asumido por el Gobierno ante las Cortes. Dije entonces que no íbamos a excluir sino a aquellos
que se autoexcluyeron en maximalismos de uno u otro signo; que el afán del Gobierno es sumar y no
restar; de aunar voluntades y no excluir. Consiguientemente, el Estatuto que se apruebe habría de permitir
el ejercicio del derecho de asociación a todos los que se muevan en un amplio ámbito de respeto a los
principios y normas de nuestras Leyes Fundamentales. Como dije en Barcelona en la ocasión que usted ha
recordado, el Movimiento es, justamente, la comunión de todos los españoles en las ideas que
forman el patrimonio doctrinal de tales leyes. Por tanto, las futuras asociaciones, al respetar, como
habrán de respetar, la legalidad vigente, se moverán por definición en el seno de esa comunión que es
el Movimiento.
- Pero, señor presidente, echando mano de la distinción acuñada por los periódicos, se quiso
interpretar - después de Barcelona - que las asociaciones se moverían no sólo en el gran marco del
Movimiento-comunión, sino en el más limitado del Movimiento-organización.
- Aunque cito de memoria, me parece recordar que precisamente en Barcelona señalé que el Movimiento,
entendido como antes decía, no se identifica con su estructura organizativa. Es claro que esta
organización, históricamente variable, no puede ni debe ser confundida con las asociaciones. Por
supuesto, al Consejo Nacional, como representación colegiada del Movimiento, corresponden en este
punto las funciones básicas que establece la ley Orgánica del Estado.
LA INCORPORACION DE LA JUVENTUD A LAS TAREAS POLÍTICAS
- Y respecto a la juventud, ¿qué hace el Gobierno?
- No creo que la incorporación de la juventud a las tareas nacionales se pueda realizar según fórmulas
apriorísticas ni con equívocas atribuciones de representatividad a un sector más o menos
controlado o dirigido. La incorporación será un hecho real si resulta cierto el propósito de darle
juego. El joven tiene un especial olfato para la sinceridad y para detectar si en nuestro
comportamiento como políticos hay una realidad de resultados coherente con lo que hemos proclamado.
El joven se incorporará sí el clima competitivo existe y ofrecerá entonces al mundo político la
generosidad, el ardor y la capacidad polémica que son sus atributos.
- Señor presidente: Los acontecimientos excepcionales de este verano, derivados de la enfermedad de
Su Excelencia el Jefe del Estado, ¿en qué medida han afectado a la marcha de los asuntos políticos?
- La forzada ausencia de Franco en el ejercicio de sus funciones nos ha privado - afortunadamente por
breve plazo - del respaldo y seguridad que supone para el Gobierno la presencia de un estadista de talla
tan excepcional y experiencia tan dilatada como el Caudillo. Pero desde un principio ha sido propósito
manifiesto del Gobierno no continuar transfiriendo sobre la Jefatura del Estado preocupaciones y
responsabilidades que a nosotros mismos nos incumben. Por otro lado, el funcionamiento exacto de las
leyes nos ha deparado la oportunidad de apreciar hasta qué punto el país puede mirar hacia adelante, con
plena confianza en sus instituciones. Dentro de ese contexto, la marcha de los asuntos públicos que
competen al Gobierno ha seguido la más absoluta normalidad. Conviene no olvidar además que Franco
conservó las funciones de Jefe Nacional del Movimiento que le corresponde con carácter vitalicio.
PRUDENCIA Y DIGNIDAD DEL PRINCIPE
- El mes y medio de asunción de la Jefatura del Estado por parte del Príncipe de España, ¿ha supuesto
alguna novedad o cambio sensible en el funcionamiento institucional?
- Institucionalmente no hemos notado la más mínima variación. El Príncipe de España ha
desempeñado las funciones de Jefe de Estado con la prudencia, dignidad y espíritu de servicio
que se corresponden con tan alta magistratura, y ha puesto de manifiesto que nuestro sistema
político institucional tiene en él la mejor garantía de su futuro. Para todo el Gobierno ha sido una
enorme satisfacción haber servida a sus órdenes durante estas últimas semanas.
- Saliéndonos del terreno estrictamente político en que se ha desarrollado la conversación, ¿podría
decirnos algo, señor presidente, de la Vida económica ?
- Pues que los próximos meses se presentan cargados de problemas. Afortunadamente, nuestro país
dispone en estos momentos de una salud económica que muchos otros países envidiarían, pero también es
cierto que no podremos sustraernos a la delicada coyuntura económica internacional, en la que cada vez
estamos más inmersos. Las etapas próximas van a poner a prueba la responsabilidad y madurez de muy
diversos sectores. Mi confianza reside en la solidez, universalmente reconocida, de nuestro punto de
partida y en la condición de que los españoles saben que sólo moderando en los próximos meses sus
comportamientos económicos podrán asegurar una continuidad firme y un proceso de mejoras. Al hablar
de sacrificios lo hago con la convicción de que no serán baldíos. Espero que en los meses próximos se
mantengan niveles satisfactorios de empleo y de actividad económica, y ofrezco, desde luego, la
seguridad de que el Gobierno procurará con energía reducir estas etapas de indispensable desajuste al
menor tiempo posible, y sobre todo adoptará las medidas de todo orden que sean necesarias para que sean
quienes más pueden los que soporten principalmente el peso de esta situación.
Tengo de igual manera confianza plena en las grandes expectativas que se ofrecen en el futuro a la
economía española, y por consiguiente la certidumbre de perseverar en nuestra política de inversión. Sólo
nos hace falta saber actuar con solidaridad, prudencia y realismo. Reconocer la existencia de los
problemas de la economía española y eliminar toda tentación de insolidaridad, especulación o de ventaja.
Si así ocurre, tengo por seguro que España seguirá confiada en el porvenir su capacidad de progreso
económico, y que sobre estas bases podrá construirse una sociedad no sólo más rica, sino más justa en la
distribución de las rentas, más solidaria, con más vigor en el quehacer público, y con más igualdad en
las oportunidades sociales.
EL COMPORTAMIENTO DE LA PRENSA
- Y la Prensa, señor presidente, ¿ha estado a la altura de las circunstancias?
- Francamente, sí. Y fijar la atención en las excepciones que hayan podido advertirse, por resonantes que
fueran, sería generalizar un juicio injusto. Yo creo que la prensa ha reflejado el mes pasado los
sentimientos dominantes del pueblo españo1: inquietud afectiva por la salud de Franco y serenidad ante el
curso de las previsiones institucionales.
Ahora, ya en septiembre, la Prensa vuelve a fijar la atención en la marcha ordinaria de la vida política. Y
se dejan sentir requerimientos y apremios. El gobierno se encuentra en el concurso de la crítica solvente
un contraste fiel y desinteresado de su propio quehacer.
- A propósito, señor presidente. Si la Prensa, como usted acaba de afirmar, se ha mostrado a la altura de
las circunstancias y con alto sentido de la responsabilidad, ¿por qué no se ha levantado el secreto
oficial sobre el Sahara?
- Puedo anunciarle ya el propósito del Gobierno de levantar de inmediato la declaración de materia
reservada que pesa sobre el tema. Dar ahora mayores precisiones supondría todavía otorgarle un
privilegio con respecto a sus compañeros. Puedo anticiparle, sin embargo, que las notas emanadas de la
Oficina de Información Diplomática y de la Dirección General de Promoción del Sahara ilustran
suficientemente sobre la posición española y que no ha ocurrido en el territorio nada distinto o más grave
de lo que de las propias notas se infiere.
TRANQUILIDAD, NO; RESPONSABILIDAD, SI
- Para terminar. ante los próximos meses, ¿cabría hablar políticamente de tranquilidad?
- Pues no. Quizá no sea el de tranquilidad el término más adecuado. Ponga usted responsabilidad,
trabajo y confianza. Si echamos una ojeada a nuestro mundo, se advierten de inmediato la gravedad y
hondura de las mutaciones políticas que se están produciendo. Es un signo inexorable del tiempo.
Hablar en semejantes circunstancias de tranquilidad sería inadecuado. Nuestra responsabilidad es
encauzar esos procesos necesarios de evolución sin negarlos ni entorpecerlos, y a la vez sin dejarnos
arrollar por ellos. Esa pretensión supone trabajo, coraje, imaginación e invocación al protagonismo
popular. Creo, con la más firme y honesta de las convicciones, que los españoles podemos asomarnos
al nuevo horizonte histórico con confianza. Porque el capital de paz civil acumulado por Franco;
porque la flexible resistencia de nuestros materiales constitucionales y porque la cabal idoneidad
(institucional y personal) de la solución sucesoria nos suministran un terreno firme para poder lanzar,
muy altas, nuestras esperanzas.
- Muchas gracias, señor presidente.
11 de septiembre de 1974
INFORMACIONES