2-III-1979
EDITORIALES Y COLABORADORES
DESPUES DE LAS ELECCIONES
ESCRIBIMOS el presente comentario cuando acaban de cerrarse ios colegios electorales, Aunque quizás
este ejemplar del periódico alcance a facilitar a ustedes los primeros dalos fiables que permitan hacerse
una ¡dea del resultado. Sin embargo, hay algunas consideraciones fundamentales que se pueden y ss
deban hacer, cualquiera que sea ese resultado.
A primera se refiere a la satisfacción que debemos sentir los españoles porque, salvadas las excepciones
que todos tenemos presentes, haya sido posible esta confrontación pacífica en al marco de una
Constitución aceptada prácticamente por todas las fuerzas políticas. Quien tenga esto en poco, pregúntese
si hace tres años y pica se habría atrevido n soñarlo. No ha habido revolución, ni ruptura, ni reacción
dictatorial; se ha montado un sistema civilizado de convivencia. Na es poco. A nosotros nos parece
mucha.
T A segunda consideración 59 refiere precisamente a! marco constitucional. Repetidas veces hemos dicho
que, dada la naturaleza de las fuerzas políticas en presencia, no podía ser muy diferente del actual.
Sus defectos evidentes, sus generalidades, sus ambigüedades, han sido el precio de su aceptación.
Por primera vez ati nuestro historia tenemos una Constitución que no ha sido ¡es imposición cíe un
partido, sino obra de todos y para todos.
í A tercera consideración se relaciona yn con el resultado de las elecciones. Sea éste el que fuere, el
Gobierno que se forme deberé respetar escrupulosamente el marco constitucional, como garantía de una
convivencia pacífica. Esto no excluye, en su caso, la posibilidad de que eI partido qus forme Gobierno, si
éste es monocolor, haga su política; precisamente la Constitución es genérica, y en tontos puntos
ambigua, para permitir eso; pero también contiene los suficientes puntos de referencia para que ningún
partido pueda tirar de ella hasta el extremo de volverla imposible para los demás partidos.
El cauce .constitucional es muy ancho, pero al fin y al cabo es un cauce y nadie tiene derecho a salirse de
él.
Lo dicho se debe entender especialmente aplicable a las leyes de desarrollo ¿e la Constitución, que son
tantas y tan importantes que casi representan una segunda Constitución complementaria; malo sería que el
partido vencedor las convirtiese en grito de triunfo sobre los partidos vencidos, provocando
automáticamente en éstos el afán de revancha. El ejemplo citado de fa Constitución, elaborada mediante
el consenso genera!, debe ser seguido por iodos, incluida, naturalmente, la propia UCD,
A cuarta consideración—aunque por su importancia podría ser ¡a primera—, tanto, el Gobierno como la
oposición deben adquirir conciencia de que ei país tiene pendiente una serie de gravísimos problemas
inaplazables. Su solución debe ser prioritaria y ponerse por encima de cualquier interés de partido.
Unos gobernantes y una oposición que antepusieran sus miras políticas a la indispensable colaboración en
torno a esos problemas cometerían un auténtico crimen contra e) país y contribuirían decisivamente cr
que el pueblo .acabase da perder la fe en la democracia; una fe que ya está bastante quebrantada por !>t
relegación de esos problemas a un lugar secundario ante Jas exigencias políticas de la transición.
A m luz de los resultados electorales, algunos de las consideraciones anteriores podrán matizarse; la
última, no. Hoy tiene España una necesidad primordial, y es que, sea cual fuere ei Gobierno que resulte
de Icts elecciones, ese Gobierno gobierne.