MADRID, MIERCOLES 11 DE SEPTIEMBRE DE 1974 NUM. 21.357 OCHO PESETAS
ABC
DIRECTOR: TORCUATO LUCA DE TENA DEPOSITO LEGAL: M 13 1958 136 PAGS.
ARIAS NAVARRO ENJUICIA LOS RECIENTES ACONTECIMIENTOS
EL PUEBLO ESPAÑOL DISPONE DE UN ESTADO MODERNO, CAPAZ DE AFRONTAR
EL RETO DEL FUTURO
ARIAS NAVARRO: LOS SACRIFICIOS ECONÓMICOS DE LOS PRÓXIMOS MESES NO SERÁN
BALDÍOS
El Gobierno procurará con energía reducir estas etapas de indispensables desajustes al menor tiempo
posible y procurará que sean quienes más pueden los que soporten principalmente el peso de esta
situación
• El Gobierno defenderá el orden y las previsiones institucionales, el normal desarrollo de la vida
política, poniéndolos a recaudo de las ambiciones personales
• Seria manifiestamente regresivo restringir el derecho de sufragio o introducir para la elección de
alcaldes elementos extraños a los específicamente municipales
• Espero que el Estatuto del derecho de Asociación se encuentre preparado antes de fin de año
• Nada de cuanto dije en Barcelona debe ser interpretado como corrección o limitación del
compromiso político asumido por el Gobierno ante las Cortes
• La organización del Movimiento, históricamente variable, no puede ni debe ser confundida con las
Asociaciones
• La incorporación de la juventud a las tareas nacionales será un hecho real si resulta cierto el propósito
de darle juego
• La marcha de los asuntos que competen al Gobierno ha seguido la más absoluta normalidad
durante la forzada ausencia de Franco.
• Sólo moderando en los próximos meses sus comportamientos económicos, los españoles podrán
asegurar una continuidad firme y un proceso de mejoras.
• La Prensa ha estado a la altura de las circunstancias y ha reflejado el mes pasado los sentimientos
dominantes del pueblo español.
Para todo el Gobierno ha sido una enorme satisfacción haber servido a las órdenes del Príncipe de España
estas últimas semanas
Al reanudarse la vida política y reasumir sus poderes el Caudillo, el presidente del Gobierno, don Carlos
Arias Navarro, ha concedido al director de la agencia Efe unas declaraciones en las que aborda una serie
de temas de actualidad nacional: He aquí el texto íntegro de las declaraciones del señor Arias Navarro:
—Señor presidente, el país parece acuciado por una notable expectación política.
—Es natural. Estamos en la antesala del curso político y la época es propicia para la expectación. Por otra
parte, la vida pública española ha atravesado por una circunstancia excepcional, como ha sido la
Delegación interina de funciones por parte del Caudillo. Por fortuna, han desaparecido las causas que
produjeron tal situación y la experiencia ha ampliado el crédito político del Régimen, ha puesto a prueba
con éxito las previsiones institucionales y, sobre todo, ha permitido al pueblo español confirmar que
dispone de un Estado moderno, de un Estado en forma, capaz de afrontar el reto del futuro
LAS TENSIONES POLÍTICAS
—Sin embargo, señor presidente, algún observador ha creído detectar reuniones, nerviosismos, tomas
apresuradas de posición
—Bueno, bueno. Si sirve como respuesta le diré que el Gobierno no se ha visto alterado por esos
fenómenos a que usted alude. Quizá debiera preguntar a sus supuestos protagonistas. De la política
forman parte las tensiones competitivas, las disputas en pos del poder. Probablemente esos
«nerviosismos» a que usted se refiere se moverán en esa estera del concepto «política». Si alguien ha
creído encontrar en la enfermedad del Jefe del Estado —o en su recuperación— ocasión propicia para
movilizar sus ambiciones personales, ese, como comprenderá, no es un tema de Gobierno.
Pero la política es, sobre todo, la tarea de conformar la realidad social a una idea previa de mayor justicia
y de mayor bienestar. Esa es la dimensión, la perspectiva de la política en la que tiene que trabajar el
Gobierno Y en ella se ha trabajado este verano, con el sacrificio casi total del descanso. Lo que si es tema
de Gobierno es defender el orden y las previsiones institucionales, el normal desarrollo de la vida política,
poniéndolas a recaudo de aquellas ambiciones personales que, como es lógico, siempre tenderán a
revestirse de coartadas ideológicas o a fundamentarse en reales o supuestos fallos del Gobierno.
DE CARA AL OTOÑO
__¿Y cuáles son, señor presidente, los propósitos políticos del Gobierno de cara al otoño?
__He de remitirme al discurso ante las Cortes del 12 de febrero. Porque aquel texto, más allá de sus
concretos enunciados programáticos, suponía el afrontamiento de un programa político de alcance:
continuar la democratización del Régimen, desde sus propias posibilidades constitucionales, con vistas a
ensanchar la base social de participación, y de cara al enraizamiento de la Monarquía. Semejante
propósito no se agota en el plazo de siete meses, que son los transcurridos desde nuestra presentación a
las Corles. Mi responsabilidad como presidente es dirigir la acción político - gubernamental de manera
solidaria y coherente para la realización del espíritu y la letra de lo que allí se mantuvo. La solidaridad
interna es requisito previo de cualquier tarea de Gobierno, y es responsabilidad personal del presidente
asegurarla a lodo trance.
Como sabe, en esta línea, el Gobierno remitió a las Cortes, en los plazos anunciados, los proyectos de
Régimen Local e Incompatibilidades. Ahora, en estos temas, la palabra la tienen las Cortes. El Gobierno
no puede interferir ni prejuzgar la tarea de la Cámara legislativa. Pero, naturalmente, nuestro deseo sería
que los debates parlamentarios respetaran la filosofía y sentido de esos proyectos y que los
perfeccionamientos, que sin duda se introducirán, no supongan una desviación de aquel propósito que,
como le dije, anima estas innovaciones normativas. Por ceñirme al caso de Régimen Local, seria
manifiestamente regresivo, por ejemplo, restringir el derecho de sufragio o introducir para la elección de
alcaldes elementos extraños a los específicamente municipales, a los propios miembros del
Ayuntamiento. En conclusión, éstos son los propósitos del Gobierno.
ANTES DE FIN DE AÑO, ASOCIACIONES
Señor presidente: dentro de esas promesas formuladas entonces está también el Estatuto de! Derecho de
Asociación. Algunos sectores han opinado que al no haberse fijado fecha para la elaboración de este
Estatuto la comparecencia de las Asociaciones en la vida pública va a sufrir un considerable retraso. Ese
retraso, según esas mismas opiniones, sería debido a resistencias surgidas en la realización de este punto
concreto del programa del Gobierno y en general con ciertos aspectos del llamado espíritu del 12 de
febrero.
—No creo que ese planteamiento sea exacto. No se puede desconocer que el programa del Gobierno —
pienso que muy favorablemente acogido por la opinión pública del país— dispersó también la
incomprensión y reticencia en algunos sectores, proclives a anclarse en la tremendamente cambiante de
nuestra realidad social. Con esto hay que contar. Tales posiciones, tal manera de pensar son, sin duda,
legítimas en el ancho espectro del deseable pluralismo político que pretendemos reconocer y encauzar.
Pero tales posiciones son, en lo que puedan tener de intento monopolizador, incompatibles con las
responsabilidades públicas asumidas por el Gobierno que me honro en presidir. Y, en consecuencia, esas
actitudes ni interfieren ni pueden interferir su acción.
—Entonces, respecto a las Asociaciones...
—El Gobierno dispone del documento - marco aprobado por el Consejo Nacional, en el que se contienen
muchas sugestiones fértiles para nuestra tarea. Espero que la correspondiente disposición se encuentre
preparada antes de fin de año.
NO HUBO RECTIFICACIÓN EN BARCELONA
—En relación con este proyecto de Estatuto se ha especulado mucho sobre cual había de ser el ámbito en
que se moverían las asociaciones políticas. Concretamente a raíz del discurso del mes de junio ante los
Consejos del Movimiento de Cataluña se ha querido ver una restricción en el planteamiento que habían de
tener las asociaciones políticas.
—Nada de cuanto dije en Barcelona debe ser interpretado como corrección o limitación del compromiso
político asumido por el Gobierno ante las Cortes. Dije entonces que no íbamos a excluir sino aquellos que
se autoexcluyeron en maximalismos de uno u otro signo; que el afán del Gobierno es sumar y no restar;
de aunar voluntades y no excluir. Consiguientemente el Estatuto que se apruebe habría de permitir el
ejercicio del derecho de Asociación a todos los que se muevan en un amplío ámbito de respeto a los
principios y normas de nuestras Leyes Fundamentales. Como dije en Barcelona en la ocasión que usted ha
recordado, el Movimiento es justamente la comunión de todos los españoles en las ideas que forman el
patrimonio doctrinal de tales leyes. Por tanto las futuras Asociaciones al respetar, como habrán de
respetar, la legalidad vigente, se moverán por definición en el seno de esa comunión que es el
Movimiento.
EL MOVIMIENTO Y LAS ASOCIACIONES
Pero, señor presidente, echando mano de la distinción acuñada por los periódicos, se quiso interpretar —
después de Barcelona— que las Asociaciones se moverían no sólo en el gran marco del Movimiento -
comunión, sino en el más limitado del Movimiento - organización.
—Aunque cito de memoria me parece recordar que precisamente en Barcelona señalé que el Movimiento,
entendido como antes decía, no se identifica con su estructura organizativa. Es claro que esta
organización, históricamente variable, no pueda ni debe ser confundida con las Asociaciones. Por
supuesto, al Consejo Nacional, como representación colegiada del Movimiento, corresponden, en este
punto, las funciones básicas que establece la Ley Orgánica del Estado.
INCORPORACIÓN DE LA JUVENTUD
—Y respecto a la juventud ¿qué hace el Gobierno?
—No creo que la incorporación de la juventud a las tareas nacionales se pueda realizar según fórmulas
apriorísticas, ni con equivocas atribuciones de representatividad a un sector más o menos controlado o
dirigido. La incorporación será un hecho real si resulta cierto el propósito de darle juego, El joven tiene
un especial olfato para la sinceridad y para detectar si en nuestro comportamiento como políticos hay una
realidad de resultados coherente con lo que hemos proclamado. El joven se incorporará si el clima
competitivo existe y ofrecerá entonces, al mundo político la generosidad, el ardor y la capacidad polémica
que son sus atributos.
FUNCIONAMIENTO DE LAS INSTITUCIONES
—Señor presidente: Los acontecimientos excepcionales de este verano derivados de la enfermedad de Su
Excelencia el Jefe del estado ¿en qué medida han afectado a la marcha de los asuntos políticos?
—La forzada ausencia de Franco en el ejercicio de sus funciones nos ha privado —afortunadamente por
breve plazo— del respaldo y seguridad que supone para el Gobierno la presencia de un estadista de talla
tan excepcional y experiencia tan dilatada como el Caudillo. Pero desde un principio ha sido propósito
manifiesto del Gobierno no continuar transfiriendo sobre la Jefatura del Estado preocupaciones y
responsabilidades que a nosotros mismos nos incumben. Por otro lado el funcionamiento exacto de las
leyes nos ha deparada la oportunidad de apreciar hasta qué punto el país puede mirar hacia delante con
plena confianza en sus instituciones. Dentro de ese contexto la marcha de los asuntos públicos que
competen al Gobierno ha seguido la más absoluta normalidad. Conviene no olvidar, además, que Franco
conservó las funciones de Jefe Nacional del Movimiento que le corresponden con carácter vitalicio.
EL PRINCIPE, GARANTÍA DEL FUTURO
—El mes y medio de asunción de la Jefatura del Estado por parte del Príncipe de España, ¿ha supuesto
alguna novedad o cambio sensible en el funcionamiento institucional?
—Institucionalmente no hemos notado la más mínima variación. El Príncipe de España ha desempeñado
las funciones de Jefe de Estado con la prudencia, dignidad y espíritu de servicio que se corresponden con
tan alta magistratura, y ha puesto de manifiesto que nuestro sistema político institucional tiene en él la
mejor garantía de su futuro. Para todo el Gobierno ha sido una enorme satisfacción haber servido a sus
órdenes durante estas últimas semanas.
LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS
—Saliéndonos del terreno estrictamente político en que se ha desarrollado la conversación, ¿podría
decirnos algo, señor presidente, de la vida económica?
—Pues que los próximos meses se presentan cargados de problemas. Afortunadamente, nuestro país
dispone en estos momentos de una salud económica que muchos otros países envidiarían, pero también es
cierto que no podremos sustraernos a la delicada coyuntura económica internacional en la que cada vez
estamos más inmersos. Las etapas próximas van a poner a prueba la responsabilidad y madurez de muy
diversos sectores. Mi confianza reside en la solidez, universalmente reconocida, de nuestro punto de
partida y en la condición de que los españoles saben que sólo moderando en los próximos meses sus
comportamientos económicos podrán asegurar una continuidad firme y un proceso de mejoras. Al hablar
de sacrificios lo hago con la convicción de que no serán baldíos. Espero que en los meses próximos se
mantengan niveles satisfactorios de empleo y de actividad económica, y ofrezco, desde luego, la
seguridad de que el Gobierno procurará con energía reducir estas etapas de indispensables desajustes al
menor tiempo posible, y sobre todo adoptará las medidas de todo orden que sean necesarias para que sean
quienes más pueden los que soporten principalmente el peso de esta situación.
Tengo de igual manera confianza plena en las grandes expectativas que se ofrecen en
el futuro a la economía española, y por consiguiente la certidumbre de perseverar en nuestra política
de inversión. Sólo nos hace falta saber actuar con solidaridad, prudencia y realismo. Reconocer la
existencia de los problemas de la economía española y eliminar toda tentación de insolidaridad,
especulación o de ventaja. Si así ocurre, tengo por seguro que España seguirá confiando en el porvenir su
capacidad de progreso económico y que sobre estas bases podrá construirse una sociedad, no sólo más
rica, sino más Justa en la distribución de las rentas, más solidaria, con más vigor en el quehacer público y
con más igualdad en las oportunidades socíales.
UNA PRENSA A LA ALTURA DE LAS CIRCUNSTANCIAS
—Y la Prensa, señor presidente, ¿ha estado a la altura de las circunstancias?
—Francamente, si. Y fijar la atención en las excepciones que hayan podido advertirse por resonantes que
fueran, sería generalizar un juicio injusto. Yo creo que la Prensa ha reflejado el mes pasado los
sentimientos dominantes del pueblo español; inquietud efectiva por la salud de Franco y serenidad ante el
curso de las previsiones institucionales.
Ahora, ya en septiembre, la Prensa vuelve a fijar la atención en la marcha ordinaria de la vida política. Y
se dejan sentir requerimientos y apremios. El gobernante encuentra en el concurso de la crítica solvente
un contraste, fiel y desinteresado de su propio quehacer.
—A propósito, señor presidente, si la Prensa, como usted acaba de afirmar, se ha mostrado a la altura de
las circunstancias y con alto sentido de la responsabilidad, ¿por qué no se ha levantado el secreto oficial
sobre el Sahara?
—Puedo anunciarle ya el propósito del Gobierno de levantar de inmediato la declaración de materia
reservada que pesa sobre el tema. Dar ahora mayores precisiones supondría, todavía, otorgarle un
privilegio con respecto a sus compañeros. Puedo anticiparle sin embargo, que las notas emanadas de Ia
Oficina de Información Diplomática y de Ia Dirección General de Promoción del Sahara ilustran
suficientemente sobre la posición española y que no ha ocurrido en el territorio nada distinto o más grave
de lo que de las propias notas se infiere.
RESPONSABILIDAD, TRABAJO Y CON FIANZA
—Para terminar, ante los próximos meses ¿Cabría hablar —políticamente— de tranquilidad?
—Pues no; quizá no sea el de tranquilidad el término más adecuado. Ponga usted responsabilidad, trabajo
y confianza. Si echamos una ojeada a nuestro mundo se advierten de inmediato la gravedad y hondura de
las mutaciones políticas que se están producíendo. Es un signo inexorable del tiempo. Hablar, en
semejantes circunstancias, de tranquilidad sería inadecuado. Nuestra responsabilidad es encauzar esos
procesos necesarios de evolución sin negarlos ni entorpecerlos y, a la vez, sin dejarnos arrollar por ellos.
Esa pretensión supone trabajo, coraje, imaginación e invocación al protagonismo popular. Creo, con la
más firme y honesta de las convicciones, que los españoles podemos asomarnos al nuevo horizonte
histórico con confianza. Porque el capital de paz civil acumulado por Franco, porque la flexible
resistencia de nuestros materiales constitucionales y porque la cabal idoneidad —institucional y
personal— de la solución sucesoria nos suministran un terreno firme para poder lanzar muy altas nuestras
esperanzas.
Muchas gracias, señor presidente.